Tratado de las sensaciones

Guiado por la intuición, el discurso estético de Joaquín Ivars intensifica su exploración del mundo de las sensaciones

Instalación. Joaquín Ivars.

Sala de arte de la Universidad de Málaga. Plaza de la Merced, 21. Hasta el 15 de octubre de 1999.

 

En sus dos últimas exposiciones individuales celebradas en España en el otoño de 1997, Joaquín Ivars (Málaga, 1960) proponía una aproximación a la complejidad de lo real a través de una poética de la fragilidad y de lo fragmentario, de un discurso intermitente y una apuesta proyectual por lo discontinuo cuyo propósito era reclamar la indeterminación como estado existencial frente al pensamiento único y a la completitud asfixiante del discurso cerrado de la razón hegemónica moderna. Servíase para ello, como viene siendo habitual en él desde los comienzos del decenio, de una herramienta extraordinariamente dúctil y versátil, la línea discontinua formada de pequeños segmentos rectangulares de cinta adhesiva negra, con la que acota y construye nuevos espacios y metáfora de los intersticios y de la permeable porosidad de la vida, del carácter cambiante de todo lo que hay y del permanente trasvase del inagotable mundo de los conceptos.

Indicio de ese eterno fluir y transformación de lo real es esta muestra, en la que Ivars, sin renunciar a hacer uso de una razón crítica antiautoritaria y desenmascaradora de los espacios y estados de poder que constriñen y alienan al sujeto de la contemporaneidad, se deja llevar de modo más intenso por la intuición, al fin y al cabo el instrumento básico del conocimiento estético, y presta particular atención a la naturaleza sensitiva del hombre. Bajo el epígrafe de Documentos de una desaparición, la muestra exhibe documentos audiovisuales y gráficos de las instalaciones Espacios para desaparecer y Espacios para el destierro, realizadas respectivamente en Tokio y Kyoto durante su participación en esa segunda ciudad en el programa Artist In Residence, en el otoño de 1998. El progresivo interés que la búsqueda intelectual de Ivars venía ofreciendo desde hace unos años por los conceptos de la mente propios de la cultura y el pensamiento japoneses, no sólo ha encontrado en esta experiencia una oportunidad para profundizar en esa dirección, permitiendo el contraste y el diálogo entre estructuras cognitivas diferenciadas, sino que ha descubierto en la ambigüedad intrínseca de la lengua nipona un inesperado y eficaz aliado para el desarrollo de su proyecto estético. En este sentido, los vocablos uchi-soto (dentro-fuera) que un sistema de audio repite incesantemente en una de las intervenciones de Espacios para el destierro, recuerdan esa distinción fundamental de la psicología japonesa entre omote (pensamientos externos) y ura (pensamientos íntimos). Junto al carácter sagrado de la belleza como sustituto de la belleza de lo sagrado, que es el modo en que muchos japoneses rinden culto a los valores estéticos, en estas instalaciones, de un lado, se enfrentan dialécticamente la disolución sintoísta de lo individual en la comunidad y el llamamiento directo a la conciencia individual propio del budismo, y, de otro, parece reivindicarse, en consonancia con la teología mahayana, la intuición como facultad superior a la razón.

©Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 2 de octubre de 1999