Modernidad y tradición vernácula
Un viaje, a través de espléndidas fotografías en color, por treinta edificios de Alvar Aalto construidos en Finlandia
Fotografías de la obra finlandesa de Alvar Aalto.
Colegio de Arquitectos de Málaga. Paseo de las Palmeras del Limonar, s/n. Hasta el 8 de mayo de 1998.
En conmemoración del centenario de su nacimiento, el Colegio de Arquitectos de Málaga ha programado esta nada pretenciosa pero sugestiva exposición sobre la incomparable obra finlandesa de Alvar Aalto (1898-1976), producida por el Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña e integrada por excelentes fotografías en color realizadas por Jordi G. Vilaplana durante un reciente viaje a Finlandia, circunstancia poco habitual que, si bien ofrece la posibilidad de hacerse una idea bastante precisa del actual estado de conservación y de las alteraciones que hayan podido sufrir los edificios, algunos de ellos construidos hace más de setenta años, no resulta suficiente para disculpar el único aspecto flojo de la muestra: la escasa calidad de las reproducciones de las plantas de los edificios que acompañan las fotografías y el haber desaprovechado la oportunidad de editar un sencillo catálogo con las plantas y alzados de las obras junto a un breve texto explicativo.
Después de haber sintetizado al principio de su carrera tradiciones tan dispares como el nacional-romanticismo finlandés (Sonck), el clasicismo nórdico (Asplund) y la tradición vernácula, caracterizada esta última por el uso de materiales naturales, especialmente la madera, muy abundante en Finlandia, compendio cuyos mejores logros son un club de trabajadores en Jyväskylä (1924) y dos casas para los servicios de vigilancia civil en la citada ciudad y en Seinäjoki (1927), Aalto, que con sólo 29 años había proyectado su primera obra maestra, la Biblioteca de Viipuri, influida por Asplund, irrumpe con firmeza en el escenario del Estilo Internacional con la sede del periódico Turun Sanomat (Turku, 1928), de influencia constructivista, y, sobre todo, con el sanatorio antituberculoso de Paimio (1929-33), en palabras de B. Zevi de un «racional funcionamiento mecánico» y donde el bienestar de los enfermos está cuidado hasta el mínimo detalle. Entre 1937-39 concluye Sunila, un gran complejo industrial con zonas residenciales adyacentes perfectamente integrado en el paisaje, y entre 1938-39 realiza la enseguida mítica Villa Mairea, una casa veraniega para su protectora Marie Ahlström, exquisito y deslumbrante «vínculo conceptual, como ha señalado Frampton, entre la tradición constructivista racional y el legado nacional-romántico», con inequívocas referencias al bosque y los lagos de Finlandia y a la tradición japonesa. Como ocurriera desde los tiempos de Viipuri y Paimio, todo el mobiliario de este «espacio articulado de modo fluido e ininterrumpido» (Giedion) fue diseñado por el autor, en colaboración con su primera esposa, Aino Marsio, arquitecto como él y fallecida en 1949. De este año es su primera forma definitiva de la segunda fase de su carrera, el Ayuntamiento de Säynätsalo, con evocaciones de la plaza medieval circunscrita, espaciados ritmos de las ventanas y contundencia volumétrica y sutil modelación de la obra de ladrillo. De los años postreros son, entre otras, la Universidad de Jyväskylä (1953-56), la Politécnica de Otaniemi (1961-64), el Ayuntamiento de Seinäjoki (1963-65) y, sobre todo, el Instituto de Pensiones de Helsinki (1952-56), prodigioso epítome de su postracionalismo humanizado.
©Enrique Castaños Alés
Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 25 de abril de 1998