Geometrismo ilusorio

Pintura. Eduardo Arbós.

Galería Alfredo Viñas. Málaga. C/ José Denis Belgrano, 19. Hasta el 16 de mayo de 2004.

 

La posición de Eduardo Arbós (Barcelona, 1959) en el panorama de la pintura española actual desde mediados de los noventa, es ciertamente singular. Por un lado, es un artista interesado en la lógica de la geometría y en el predominio de lo abstracto puro, en la síntesis entre la línea recta y los trazados ortogonales y los planos inmaculados de color. En este sentido, Arbós entronca con el arte normativo y con la tradición de la abstracción geométrica del siglo pasado, así como incluso con el constructivismo y el suprematismo rusos. Pero tampoco puede descartarse su inclinación hacia la abstracción postpictórica, no tanto por lo que se refiere a aquella identificación entre forma y tema que observamos en la shaped canvas de Frank Stella o de Kenneth Nolland, cuanto por la importancia concedida a la visualidad pura, por la proximidad hacia lo que en las obras de aquéllos había de «pintura contemplativa» y por la función otorgada a los colores de separación entre las formas. Por otro lado, y este es el rasgo que más lo separa de la «nueva abstracción» estadounidense, las nítidas y límpidas superficies de los cuadros de Obra de Eduardo Arbós. 2003.Arbós, en cierto modo del tipo hard edge (contorno neto), están como construidas a base de planos que parecen superponerse, es decir, donde unas levísimas sombras dan la sensación de configuración ilusoria del espacio.

Los acrílicos sobre lino que presenta en esta ocasión, abundan en los presupuestos estéticos mencionados. Algunas de sus piezas parecen visiones desde arriba de abstractos proyectos arquitectónicos, en la línea más radical de un El Lissitzky, por ejemplo. Los colores planos empleados, rojo, amarillo, blanco, naranja, azul, gris y negro, están combinados generalmente en grupos de tres, de una sorprendente y equilibrada armonía. Para esta exposición, además, el artista ha pintado en la propia pared de la galería un gran mural de más de seis metros de largo en negro, rojo y blanco, toda una síntesis programática de su devoción por la línea recta, los planos de color y la definición precisa del espacio pictórico, sin referencias a la realidad visible. Quizás todo consista, como dice el propio autor en un poético texto escrito para el catálogo, en el diálogo entre revelar y velar, entre mostrar y ocultar. El pintor, por paradójico que parezca, muestra a través de sucesivos ocultamientos.

© Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 10 de mayo de 2004