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La fotografía como idea Las fotografías de Candida Höfer, Ian Wallace y Per Barclay reflexionan sobre la noción de espacio arquitectónico Fotografía. Colectiva. Arquitecturas del silencio (Per Barclay, Candida Höfer, Ian Wallace). Museo Municipal. Málaga. Paseo de Reding, 1. Hasta el 6 de mayo de 2001. Programada como actividad complementaria de las IX Jornadas de Arte Contemporáneo de Málaga, esta nada convencional exposición reúne a tres de los más conspicuos representantes actuales de la fotografía entendida como reflexión y medio de conocimiento de la realidad: la alemana Candida Höfer (Eberswalde, 1944), el canadiense de origen británico Ian Wallace (Shoreham, 1943) y el noruego Per Barclay (Oslo, 1955), quienes en este caso dirigen su trabajo hacia la conceptualización del espacio arquitectónico, una de las vías más fecundas exploradas por la fotografía vinculada a la estética conceptual y minimalista. Entre los rasgos en mayor o menor medida compartidos por todos ellos, Mariano Navarro ha destacado en un enjundioso texto la relación con la investigación llevada a cabo por la vanguardia histórica, no sólo plástica, sino también arquitectónica; la distancia respecto de la fotografía documental y del reportaje; el interés, no por el «instante decisivo», sino por lo que ya de por sí está inmóvil y fijo, como la arquitectura; la ausencia de la figura humana; la regularidad, fragmentación y secuencialización de las imágenes; la ambigüedad de las escalas y la falta de ornamentación. Sin
embargo, más allá de estas características comunes, existen profundas
diferencias y peculiaridades que resaltan la indudable originalidad de cada uno
de estos autores. Candida Höfer, por ejemplo, dirige una aparente mirada neutra
sobre espacios públicos relacionados con el poder económico y la alta cultura
(bancos, bibliotecas, museos), pero que, quizás por la ausencia en ellos de
vida humana, termina cuestionando nuestros habituales conceptos acerca de la
producción y transmisión de la cultura. Algunas de estas fotografías, al
decir de Freda Freiberg, documentan «la muerte de la historia y el
encarcelamiento de su cadáver en el museo». Per Barclay, por su parte, usa en
su serie Oil Rooms diferentes líquidos (agua, aceite, sangre) que
extiende sobre el suelo de los ámbitos que fotografía (habitaciones iluminadas
y vacías, sórdidos paritorios, viejos mataderos municipales), consiguiendo, de
un lado, una imagen invertida de la realidad, lo cual podría interpretarse como
la ilusión que muchas veces adopta nuestro conocimiento del mundo, y, de otro
lado, ofreciendo inquietantes metáforas de la soledad y de la muerte. Ian
Wallace, por último, expone unas obras en las que juega con la impresión
visual del espectador, provocando sensaciones ilusorias del plano fotográfico,
como ocurre en algunas de sus fotografías de fachadas de edificios de viviendas
en Valencia, aunque en otras, en las que investiga con procedimientos
fronterizos entre la pintura y la fotografía, alienta de una manera más
evidente la vida, como en su serie de fotografías sobre la famosa Piscina Las
Arenas, también en Valencia, una obra de Luis Gutiérrez Soto de 1939 en la
que, al igual que en la desaparecida Piscina La Isla (Madrid), las formas arquitectónicas
se nos muestran funcionales, dinámicas y divertidas, escenario ambiental
perfectamente recogido por Barclay, en cuyas imágenes parece sentirse la
inmediata irrupción de la bulliciosa multitud. ©Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 30 de abril de 2001
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