El espacio intervenido

Fernando Baena reflexiona sobre el espacio físico de la galería desde una radical subversión de los conceptos

Instalación. Fernando Baena.

Sala de arte municipal. Málaga. C/ Ramos Marín, s/n. Hasta el 15 de octubre de 1999.

Bajo el título de De la economía, se han reunido en esta exposición algunas de las más celebradas instalaciones realizadas en los últimos dos años por Fernando Baena (Fernán Núñez, Córdoba, 1962), un artista crecientemente valorado por un restringido pero prestigioso sector de la crítica y que desde mediados de los noventa viene mostrando sus provocadores trabajos en espacios alternativos o ajenos a las modas impuestas por las galerías plenamente integradas en la institución arte (El Ojo Atómico, ya desaparecido, la Asociación Cultural Cruce y la galería Valle Quintana, todos ellos en Madrid). El temprano abandono de su inicial figuración neoexpresionista y posterior neorromanticismo, le llevan en la segunda mitad de los ochenta a una dispersión estilística y a una variedad de materiales y procedimientos técnicos que desembocarán, por un lado, a pesar de su apariencia desordenada y entrópica, en un uso racional y con intensas connotaciones plásticas de materiales de desecho, en marcada filiación con la estética povera, y, de otro, en un despojamiento muy del gusto de cierta escultura postminimalista y en una deconstrucción genealógica de algunas de las claves lingüísticas del conceptual tautológico.

De la economía quiere ser una llamada de atención sobre los mecanismos de producción y los comportamientos de consumo imperantes en las opulentas y espiritualmente vacías sociedades posindustriales, obsesionadas de manera compulsiva con una indiscriminada manufactura y apropiación de objetos en su inmensa mayoría inservibles, acentuando así la angustiosa imposibilidad del sujeto por encontrarse a sí mismo y la fractura entre él y la naturaleza de la que forma parte indisoluble. En este sentido, 609 metros de cuerda deshecha a mano, es una propuesta que, junto a la reclamación implícita de una estética físico-material prevenida respecto a cualquier tentación hipostática, constituye una metáfora de los oficios artesanos preindustriales, con toda su sosegada elaboración, así como una meditación sobre la inutilidad en términos práctico-productivos del hecho artístico. Por su lado, el mito del éxito profesional aparece irónica y sagazmente diseccionado en 30 metros cuadrados, aproximadamente, de ejecutivos españoles, mientras que en Desaprovechamiento de espacio expositivo de la sala de arte del Ayuntamiento de Málaga, intervención escultórica de frágil consistencia y de raíz estética oriental en la que se utiliza una mampara de madera y papel compuesta de varias hojas dispuestas en diagonal, Baena deja constancia de uno de sus rasgos más inconfundibles, la consideración del espacio en el que interviene como objeto en sí de reflexión y actuación plástica, en este caso estableciendo un sutil y mordaz paralelismo entre el desaprovechamiento a que se ve sometida la rutinaria existencia del hombre y la estéril desocupación del espacio de la galería, contraposición tensional a su vez de determinadas constantes del universo: lo vacío y lo lleno, la razón y el sentimiento, la opacidad y la transparencia.

©Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 9 de octubre de 1999