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La forma abierta Pintura. Eduardo Barco. Galería Alfredo Viñas. Málaga. C/ José Denis Belgrano, 19. Hasta el 3 de noviembre de 2003. Desde la segunda mitad de los
noventa, la obra de Eduardo Barco (Ciudad Real, 1970) se ha centrado en la
investigación plástica del plano y en el análisis geométrico de la forma,
reduciendo los elementos del cuadro a lo estrictamente esencial y sacrificando
la brillantez cromática a la pura indagación sobre la forma. En tal sentido,
por ejemplo, son ampliamente significativos los cuadros realizados hacia
1996-97, dominados por la tensión barroca de la diagonal, en un posible
homenaje al célebre dibujo Acróbatas en la cuerda de José de Ribera.
Pero en estos cuadros, todavía mostraba Eduardo Barco una dependencia del
informalismo y una preocupación por la textura, como lo revela el soporte de
arpillera generalmente usado. A esta misma etapa, también corresponden los acrílicos
sobre yute que exhibió en su ciudad natal en 1999. Prolongación en
cierto modo de ese período, aunque ofreciendo una mayor estructuración lineal
de la forma, son los acrílicos sobre lona de 2000-2001, asimismo muy contenidos
de color y donde le interesa resaltar la aspereza de la gruesa tela, con sus
costuras y rugosidades. Algunos de estos cuadros, como aquellos en los que el
gris o el blanco manchado del fondo, cálido, matérico,
informal, gestual, convive con bandas horizontales y verticales o con gruesas líneas
negras o rojas que representan letras esquematizadas, son obras de una indudable
belleza que podrían remitir a Barnett Newmann o a Robert Ryman, pero también a
los interiores de la casa japonesa clásica. La gran novedad de las obras que presenta ahora en esta exposición es, de un lado, el soporte, que ha pasado a ser lona plástica, y, de otro, la pintura, que es esmalte. En tal sentido, el efecto del esmalte sobre la lona plástica es mucho más frío, menos táctil, más neutro visualmente. Esto se observa muy bien en las dos piezas más representativas de la muestra, BBJ y CKR, obras rectangulares de gran formato pintadas en naranja, negro y gris, completamente geométricas y muy estructuradas, pero en las que, sin embargo, todavía asoma un ligerísimo recuerdo de aquel pasado reciente, en concreto la emulsión dispersa sobre las amplias superficies color butano de la pintura oscura que se ha aplicado debajo, suficiente dato que corrobora la vinculación de Eduardo Barco a eso que podría llamarse huella antropológica.
© Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 25 de octubre de 2003
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