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Las múltiples referencias lingüísticas de Monica Bonvicini Instalación. Monica Bonvicini. A black hole of needs, hopes and ambitions. Centro de Arte Contemporáneo. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 13 de noviembre de 2011.
La estructura arquitectónica realizada con andamios típicamente tubulares, delante de la cual está colocada con enormes letras de aluminio la palabra Satisfy Me (Satisfáceme), que Monica Bonvicini (Venecia, 1965) ha insertado dentro de una de las salas del CAC Málaga, aunque ya fue expuesta a cielo abierto en un lugar de Alemania, es su primera muestra en nuestro país, y en ella deja muy claro cuáles son sus principales preocupaciones estéticas y sus referencias lingüísticas, muy variadas pero adaptadas muy personalmente por la autora. Nos encontramos, pues, para resumir, ante un interés por las estructuras arquitectónicas y su inserción en un espacio determinado, por el minimalismo, el conceptualismo e incluso el discurso feminista. El minimalismo fue en su momento el lenguaje de las estructuras primarias, y supuso un avance muy importante en la conceptualización de la escultura, pues aunque sus objetos solían tener una evidente contundencia física y material, se le estaba dando una primacía a la idea, a la racionalización del objeto, a la forma geométrica abstracta y pura frente a cualquier aditamento innecesario. Es decir, que el minimalismo, y esto lo advertimos en el andamiaje propuesto por la autora italiana, optaba por el esencialismo, la elementalidad, la claridad de factura y la producción industrial, pues el autor no «hace» la obra, sino que la «idea», la concibe. Bonvicini, en el caso que nos ocupa, investiga sobre el espacio arquitectónico, un espacio concreto, que ella previamente conoce, y al que acomoda su obra, cual reflejo del propio contenedor de la misma. El efecto es radicalmente distinto al producido cuando la obra está ubicada en campo abierto, reflejándose el cielo y las nubles en las letras de aluminio. No olvidemos tampoco una sutil referencia pop, en alusión a los carteles publicitarios de las carreteras, aunque esta dimensión se amortigua notablemente en el caso de Málaga. El otro aspecto más interesante es la conexión con ciertas propuestas feministas, como las de Barbara Kruger y Jenny Holzer. Es decir, que Bonvicini opta por el discurso que empezó a surgir a mediados de los setenta entre algunas autoras, quienes, sin renunciar a la crítica de la posición de la mujer en la sociedad patriarcal, rechazan posturas radicales, tales como las de Judy Chicago o Laura Mulvey, y optan por una crítica de las imágenes dentro del arte elevado y de la cultura de masas. Kruger ha trabajado con material fotográfico procedente del lenguaje publicitario y de la cultura de masas, y su investigación se centraba en la distinción entre la mirada masculina y la femenina, incluyendo títulos alusivos a la emancipación de la mujer, mientras que Holzer ha empleado más la tecnología electrónica y ha desarrollado un discurso feminista-conceptual algo más críptico. Bonvicini opta en esta ocasión por las alusiones eróticas o sexuales, y quizá su obra esconda una velada crítica al dominio de una moral de bajísima estatura, en la que priman los instintos, los deseos puramente sexuales o las apetencias materiales de una sociedad rabiosamente consumista.
© Enrique Castaños Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 22 de octubre de 2011
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