|
Secuencias fotográficas Fotografía. Laura Brinkmann. Volutas. Centro Cultural Provincial. Málaga. C/ Ollerías, s/n. Hasta el 9 de mayo de 2008. El interés primordial de la obra fotográfica reciente de Laura Brinkmann (Málaga, 1977) se centra en el retrato y en las arquitecturas. Ambos temas, sin embargo, son abordados con un lenguaje muy diferente. Pero ofrecen un importante punto de conexión: la secuencia, que puede ser narrativa o simplemente de imágenes que no tienen por qué hilvanar un discurso progresivo. En este sentido la obra de Laura Brinkmann enlaza con algunas pequeñas secuencias narrativas que, en el espíritu del cine, realizó hacia finales de los sesenta Duane Michals. Algo hay también de la estética visual de Imogen Cunningham de principios de ese mismo decenio. En cuanto a los retratos, en las dos secuencias expuestas, el elemento metafórico, de polisémico significado, es el humo. La secuencia dedicada a Antonio Amores está hecha en un espíritu más pop, mientras que en El encanto de un bailarín predomina el claroscuro de la pintura barroca. El humo, en ambos casos, se opone a la pesantez, a la materia, incluso al propio cuerpo: el humo, quintaesencia de la ingravidez, como símbolo de liberación del espíritu. Las secuencias arquitectónicas son mucho más oscuras, están deliberadamente desenfocadas y en ellas se acentúa el carácter de secuencia de fotogramas como en una película. Los edificios, las casas, las viviendas-colmena, son difícilmente identificables, y no sólo porque en muchos casos estén colocadas del revés, sino por la atmósfera de destrucción y de misterio que invade la imagen, como si estuviésemos asistiendo a un lejano y apocalíptico cataclismo. Aquí sí es más evidente la conexión de Laura Brinkmann con la estética neobarroca.
© Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 2 de mayo de 2008
|