Contra los falsos ídolos

Vídeo y fotomontaje. María Cañas. Dios se ríe en las alturas.

Galería Isabel Hurley. Málaga. Paseo de Reding, 39. Hasta el 17 de septiembre de 2011.

 

 

 

La producción de María Cañas (Sevilla, 1972) correspondiente a los dos últimos años, se sustenta en un sólido discurso filosófico y en una aguda reflexión acerca de la banalidad y superficialidad de una sociedad consumista que encumbra hasta límites delirantes a falsos ídolos, bien sean estrellas del cine, de la canción, de la televisión, de la política y del deporte. En vez de debates en los que emitan su opinión fundamentada y contrastada expertos y personas que hayan demostrado un acendrado conocimiento de determinadas parcelas María Cañas. VANITAS. 2011. Fotomontaje.del saber a través de libros, artículos y otras publicaciones, hoy, cualquier indocumentado, en las tertulias televisivas y radiofónicas, pontifica sobre lo divino y lo humano emitiendo pura intoxicación ideológica de uno o de otro signo. María Cañas admite la dimensión religiosa del ser humano y su sentido de lo sagrado. Pero al mismo tiempo considera que esa religiosidad es esencialmente interior, fruto de una experiencia íntima e intransferible. En las sociedades consumistas y alienadas del capitalismo tardío menudea el mercadeo de las posiciones ideológicas, especialmente las religiosas, en rigor pseudorreligiosas, que se concretan en forma de sectas, de grupos fanatizados, de seguidores de gurús y de telepredicadores. María Cañas critica con ácida ironía toda esta subasta de la mediocridad espiritual, y de paso reivindica uno de los planteamientos más genuinos y originales del prerromanticismo alemán, la llamada «religión del arte», preconizada por el crítico Wilhelm Wackenroder y el poeta Ludwig Tieck en ese libro maravilloso que se titula Efluvios cordiales de un monje amante del arte, publicado a finales de 1796.

María Cañas, como sevillana que es, tiene una tendencia casi natural al exceso barroco. Ella misma confiesa que tiene que frenar ese impulso. Las técnicas principales de que se vale son la videocreación y el fotomontaje. Respecto a este último, se aprecia perfectamente su conocimiento del fotomontaje dadaísta y del collage surrealista, esto es, de la obra de Hannah Höch, John Heartfield y Max Ernst, por indicar nombres muy conocidos. En este sentido, su pieza más emblemática es un fotomontaje en el que se ha valido de una fotografía antigua de una señora de la alta sociedad, cuya cabeza ha sido sustituida por una calavera, de tal modo que el conjunto es una Vanitas, inspirada naturalmente en las célebres palabras del primer capítulo del Eclesiastés y en la tradición de las Vanitas de la pintura española. Pero lo más interesante es que esa horrenda calavera, uno de cuyos dientes brilla cegadoramente, está compuesta en su interior por imágenes sobreimpresas extraídas de El jardín de las delicias de El Bosco, y si tenemos en cuenta la famosa interpretación moralizante de Ernst  Gombrich sobre este tríptico, basándose sobre todo en el globo terráqueo y en la figura de Dios Padre del ángulo superior izquierdo que se ven cuando el tríptico está cerrado, podremos colegir que María Cañas ha querido también denunciar la estéril vanidad de las ambiciones humanas, al igual que el originalísimo pintor flamenco.

En cuanto a los vídeos, hay uno especialmente logrado que supone una acerba crítica de los pretendidos líderes de los pueblos, como Hitler o Stalin, encarnaciones del mal absoluto y de la negación de la libertad y dignidad del hombre. En el caso de María Cañas, ha elegido a Hitler, seguramente por razones estéticas relacionadas con la parafernalia escenográfica nazi y por la estética del cine expresionista alemán, tal como lo estudia Sigfried Kracauer. La sabia utilización de las imágenes de películas y de documentales antiguos, especialmente la visión de tres dioses en el Olimpo, en realidad en medio del cosmos, contemplando la insignificante Tierra y tratando de otorgar un poder inconmensurable a uno cualquiera de esos hombres al azar, en este caso el dictador alemán, es un magnífico ejemplo de la perspicacia visual de María Cañas y de la extraordinaria calidad de su trabajo.

 

 

 

 

© Enrique Castaños

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 9 de julio de 2011