|
La imagen como doble Pintura. Chema Cobo. Galería Alfredo Viñas. Málaga. C/ José Denis Belgrano, 19. Hasta el 9 de enero de 2008.
Los últimos trabajos de Chema Cobo (Tarifa, Cádiz, 1952) constituyen una aguda reflexión acerca de las relaciones entre realidad, representación e imagen, entendiendo ésta como un doble, una máscara de algo, en palabras del pintor, de tal modo que sin ella esa parcela de la realidad no se hace visible, pero, paradójicamente, las imágenes que nos ofrece Cobo en esta exposición pretenden desligarse de la realidad que supuestamente representan, esto es, en el fondo vuelve a plantear con otros materiales el tema que le ha venido obsesionando en los últimos tiempos, el de la autorreferencialidad de la imagen. Pero también le preocupa a Chema Cobo esa contradicción entre verosimilitud e imitación de las apariencias que para David Hockney era una de las grandes aportaciones de Picasso. El problema, decía el pintor pop británico, no es que el naturalismo sea demasiado real, sino que no es suficientemente real. En otras palabras, que lo único que de verdad existe es la abstracción, la «visión interior». El punto de partida en esta ocasión, el pretexto iconográfico, es la paradoja que presenta el pintor surrealista belga René Magritte en su conocido cuadro El falso espejo, de 1928. Un ojo, en primer plano, ocupa toda la composición, como un falso espejo que refleja las nubes y el azul del cielo, algo que en principio no es del todo imposible, pues el iris refleja precisamente la realidad, pero la nitidez y el cromatismo de la imagen la convierten en algo misterioso. Chema Cobo, en primer lugar, convierte toda la muestra en un predominio de grises, con las imágenes ligeramente desenfocadas, como desvaídas, rodeadas de una atmósfera neblinosa que acentúa su intemporalidad, su romántica presencia crepuscular, el olvido y la desmemoria. En lo más profundo, las imágenes son retazos de la memoria personal, restos del naufragio en que muchas veces se convierte nuestro intento de comprender el mundo, alusiones secretas a nuestra más recóndita intimidad. Chema Cobo parece decir lo que en realidad no dice. Uno de los cuadros más enigmáticos se titula NU, un título que junto al tema del cuadro, una escalera vacía, nos hace rememorar el famoso desnudo de Duchamp, pero ese juego intelectual no es el que probablemente le interesa a Chema Cobo, que muestra aquí una representación de la soledad y de la melancolía. La figura femenina alada de In between, tan gélidamente sola y remota, en realidad podría interpretarse como una alusión al paso del tiempo, a su infinitud. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 23 de noviembre de 2007
|