Coderch y la cámara oscura

Fotografía. José Antonio Coderch.

Colegio de Arquitectos de Málaga. Paseo de las Palmeras del Limonar, s/n. Hasta el 16 de marzo de 2002.

Relativamente desconocida incluso entre algunos de los más entusiastas admiradores de su obra arquitectónica, la actividad fotográfica de José Antonio Coderch de Sentmenat (Barcelona, 1913-1984) se remonta a principios del decenio de 1940, creciendo desde entonces de manera progresiva hasta convertirse, después de la arquitectura, en su otra gran pasión y en el receptáculo donde verter su poderosa, inagotable y personalísima creatividad.

Una fuerza creadora que, por lo que se refiere a la arquitectura, logró un delicado equilibrio entre el funcionalismo racionalista y el organicismo humanista, además de un respeto continuado por la tradición vernácula y la arquitectura popular mediterránea. Especialmente dotado para resolver problemas espaciales relacionados con la vivienda doméstica, y de los que el Edificio de viviendas en la Barceloneta, de 1951-55, o el Edificio Girasol de Madrid, de 1965-67, constituyen sin duda ejemplos insuperables (entre otras razones fundamentales por el prodigioso empleo de la José Antonio Coderch. Retrato del arquitecto Richard Neutra. 1965-1970. 39 x 29 cms. línea oblicua y de las diagonales para el mejor aprovechamiento del solar disponible), Coderch nunca descuidó aspectos tan esenciales como la luz, la orientación, la preservación de la intimidad, los materiales y el diseño interior, pudiéndose afirmar de muchas de sus casas unifamiliares, con sus muros encalados blancos, o de sus edificios de viviendas, con sus diferentes texturas, que ofrecen una exquisita plasticidad exterior, pero sin olvidar que lo verdaderamente importante es la distribución del espacio interior, pues gracias sobre todo a él una vivienda es agradable y confortable.

Pero esta profunda pasión por la arquitectura, quizás por entregarse a ella con extraordinaria honestidad profesional, rigor y precisión, coexistía simultáneamente con cierto sufrimiento y una honda tensión intelectual. En cambio, la fotografía, aun cuando también procuraba realizarla cuidando al máximo el encuadre y la ejecución técnica, parecía reportarle un visible gozo y contento, según ha recordado en un precioso texto su hija Elvira. De igual modo que la mayor parte de su producción arquitectónica la hizo en colaboración con otro compañero de profesión, Manuel Valls, en muchas de sus fotografías, entre otras las muy conocidas de las corridas de toros, intervino Luis Gardeta en la tarea de laboratorio. Entre los temas, casi no hay fotografías de edificios, aunque cuando repara en ellos lo hace con una penetrante mirada de observador presto a capturar el detalle. Hizo espléndidos retratos de su mujer y sus hijas, de algunas de las personas que formaban parte de su restringido círculo de amistades y de otros colegas arquitectos con los que mantuvo amistad y una coincidencia estética en determinadas cuestiones, caso de José Luis Sert y Richard Neutra. Entre sus rasgos característicos, de nuevo la preocupación por la luz, la sinceridad, la sobriedad, el sentido del ritmo y del movimiento, la armonía compositiva y la unidad del conjunto.

©Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 14 de marzo de 2002