Tres espléndidos dibujantes de cómic

Dibujo. Jesús Barony, Jesús Merino y Juanjo Ryp.

Sala de arte de la Universidad de Málaga. Edificio del Rectorado. Avda. de Cervantes, 2. Hasta el 18 de marzo de 2005.

A la vista del panorama artístico actual, en España y en otros lugares del mundo, no sería ningún despropósito afirmar que una buena parte del mejor dibujo que se hace hoy en día se encuentra refugiado entre los dibujantes de historietas. Esta infrecuente como necesaria exposición ofrece una Ilustración de Juanjo Rypapretada selección de los trabajos de tres de los mejores dibujantes de cómic andaluces, los gaditanos Jesús Barony, Jesús Merino y Juanjo Ryp, cuyas excelentes viñetas han logrado traspasar nuestras fronteras y triunfar en mercados tan exigentes como el estadounidense. El principal vínculo que los une es la calidad y exigencia de sus dibujos, diferenciándose tanto en el método de trabajo como, sobre todo, en el estilo.

Jesús Barony, con un estilo de dibujo absolutamente personal e inconfundible, se caracteriza por el pictoricismo de sus viñetas y la importancia concedida a los efectos de textura del papel, denotando influencias de Richard Corben y de Simon Bisley, el primero una leyenda viva por las revolucionarias técnicas que introdujo en el tratamiento del color y de las sombras, y el segundo conocido sobre todo por el célebre comic-book llamado Slaine. Mientras que el hacer de Merino y Ryp se encamina desde el principio a un resultado óptimo en blanco y negro listo para ser coloreado, Barony trabaja desde el comienzo con la mente puesta en el resultado final en color. Así se explica que parta de una base de papel tintado gris o sepia, procediendo primero a dar con grafito, conté y carboncillo las zonas de oscuridad más intensas y después el efecto «aire», una suerte de perspectiva aérea, donde combina la representación de la atmósfera con la perspectiva renacentista. Después de colocar las zonas de luz, para las que se vale de pasteles, escanea la plancha de papel y aplica el color ayudándose de un programa informático, procediendo a ulteriores retoques de su propia mano en los que hace hasta efectos de transparencias coloreadas parecidas a las veladuras en pintura, una técnica en conjunto muy laboriosa que requiere de dos a cuatro días por página.

Jesús Merino ha trabajado como entintador de Carlos Pacheco, pero sus dibujos originales han conseguido acreditarle entre los aficionados, tanto por su extraordinario dominio de la anatomía humana y del claroscuro, por su atención al detalle y por la fluidez narrativa de sus páginas ilustradas. Él se encarga personalmente de usar los pinceles para colorear sus viñetas de inspiración clásica, caracterizadas asimismo por la perfección de los encuadres, el rigor compositivo, el uso de las diagonales como elemento de tensión dramática, el sentido de la profundidad espacial y el empleo magistral de los diferentes tipos de planos, alternándolos con un ritmo trepidante entre sí.

Juanjo Ryp es el único de los tres que no colorea sus propios dibujos, cuya principal característica es el «horror vacui», un barroquismo denso, apretado y delirante soportado en un magnífico dibujo, especialmente de la figura femenina, obsesionado por el detalle y el más escondido pormenor. Como él mismo se ocupa del entintado, los acabados a lápiz, con lápices de mucha dureza y de diferentes colores, no suelen estar muy terminados, pues es en el proceso de aplicar la tinta, el más delicado y en el que emplea pincel, estilógrafo y rotuladores calibrados, donde se ocupa de cargar el dibujo de detalles que antes sólo estaban esbozados o ligeramente entrevistos. El suave erotismo de sus composiciones y la capacidad para recrear interiores y decoraciones del pasado, así como calles y escenarios urbanos futuristas, están entre sus mejores logros.

 

© Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 11 de marzo de 2005