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La realidad interminable Pintura. José María Cruz Novillo. Colegio de Arquitectos de Málaga. Paseo de las Palmeras del Limonar, s/n. Hasta el 19 de octubre de 2001.
Desde su primera exposición individual en 1972, la obra pictórica y escultórica de José María Cruz Novillo (Cuenca, 1936), asimismo autor muy prestigioso en el campo del diseño, se ha caracterizado principalmente por su solidez y coherencia: la primera, como consecuencia del fundamento teórico y matemático que la sustenta, esto es, por la atención prestada a las leyes numéricas, al equilibrio de las proporciones, a la división compositiva del espacio y a la armonía de los colores; la segunda, tanto por el apartamiento de las volubles oscilaciones del gusto y los caprichosos vaivenes de las modas artísticas, como por el decidido alejamiento de los discursos narrativos y descriptivos. Heredera de los presupuestos formales del constructivismo, la Bauhaus y el minimal, la producción plástica de Cruz Novillo se distingue en general por su sobriedad, concisión, precisión matemático-geométrica y exquisita elegancia. Las obras que exhibe en esta ocasión en el Colegio de Arquitectos de Málaga, pertenecientes todas ellas al ciclo Diafragma Rainbow (1999-2001) y consistentes en cuadros de formato rectangular realizados con colores tintados sobre lienzo, se hallan en íntima relación con un concierto para teclado y ordenador, Diafragma Rainbow opus 3, que consta de siete movimientos, designados cada uno con el nombre de un color y también cada uno de 54 minutos de duración. Debido precisamente a que en cada uno de esos movimientos musicales el artista ha asignado un color a cada una de las siete notas de la escala diatónica, la permutación de estas notas musicales se traduce y corresponde con la permutación de los colores en los cuadros. Pintura geométrica, normativa, sistemática, el ciclo de obras de Cruz Novillo, del que aquí sólo se expone una ínfima parte de los cientos de miles que podrían realizarse a partir de aquel programa ejecutable en la computadora, está transido de la idea de infinito, resulta formalmente muy simple y al mismo tiempo conceptualmente muy complejo, mantiene la idea tradicional de autoría, aunque permite que otros continúen el ciclo parcialmente sin riesgo de falsificar la idea original, ofrece la oportunidad de liberar al creador siempre que lo desee de la dificultosa y agotadora inspiración y está dotado de inmensas posibilidades para su ejecución en Internet (en palabras suyas, nos encontraríamos así ante lo «plástico simultáneo»). Junto a la relación entre las matemáticas y la música, la obra de Cruz Novillo introduce el factor determinante de la dimensión temporal, rompiendo así con el mundo convencionalmente admitido de la percepción visual. Como él mismo ha señalado con clarividencia, la obra no es solamente la música y su transformación en colores, sino también el proceso inverso, es decir, cómo sonaría una obra visual, con lo que de nuevo aparece el tiempo. . ©Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 8 de octubre de 2001
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