Sensaciones íntimas

Pintura. Borja Fernández.

Galería Nova. Málaga. Paseo de Sancha, 6. Hasta el 15 de noviembre de 2006.

La obra de la pintora Borja Fernández (Palma de Mallorca, 1944), de una delicada intensidad poética en la que se percibe una sutil evocación del pasado, una tenue nostalgia del pretérito, transida por la fugacidad del tiempo, que no es más que la plasmación de una Borja Fernández. "Mezquita de Córdoba", 2005. Óleo sobre madera. 100 x 100 cm.sensación íntima, la traducción cromática, con abundancia de reflejos dorados y de límpidas aguas azul plata, de ese mundo de sensaciones experimentadas delante del motivo. Porque el modo de trabajar de la autora es mediante notas de acuarela ante el asunto, anotaciones previas que, después, en la serenidad del estudio, lleva al lienzo. Sus óleos, caracterizados por veladuras muy finas de color, capas que transparentan las inmediatamente anteriores, ofrecen débiles luces y una misteriosa fascinación por los días nublados. La paleta de Borja Fernández es en general sobria y poco colorista, plena de transiciones tonales y de apagadas iridiscencias. Le gusta trabajar con series, bien sean ciudades históricas, como Florencia, Sevilla, Granada o Venecia, en las que permanece meses enteros, o bien paisajes y reservas de la biosfera, como el Coto de Doñana o La Patagonia argentina, donde capta la impenetrable densidad de los bosques, el tranquilo discurrir de las caudalosas corrientes fluviales o los amaneceres y atardeceres en los que una luz intermedia se extiende desde la lejanía.

Borja Fernández está sin duda influida por los pintores de la escuela de Barbizon y por Corot, pues en sus lienzos advertimos una permanente predilección por el paisaje realista decimonónico, pero atenuada por la subterránea presencia de dos pintores fundamentales de aquel siglo, distanciados en el tiempo: William Turner y James Whistler. De Turner admira Borja Fernández sobre todo los cuadros de la última época, aquellos en los que las formas se disolvían en vapor de agua, destellos luminosos y velocidad, unos «instantes de luz» que anunciaban la abstracción en plena época romántica. Borja es mucho más concreta que Turner, pero recoge algunas de sus soluciones. De Whistler, «la continuidad sonora del color en disoluciones armónicas sobre las que destacan los timbres de unas pocas notas más intensas», que es la manera a que se refiere Giulio Carlo Argan sobre el modo que tiene Whistler de traducir en «correspondencias» la «poesía pura» de Mallarmé.

 

© Enrique Castaños Alés