|
La existencia como modelo moral Fotografía. Susy Gómez. El timón de mis almas. Centro de Arte Contemporáneo. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 21 de junio de 2009.
Las preocupaciones fundamentales que han caracterizado la obra de Susy Gómez (Pollensa, Mallorca, 1964) en los últimos años tienen que ver con la posición del sujeto individual en el mundo, con problemas relacionados con la identidad y con el perenne conflicto entre el cuerpo y el espíritu. Es ya significativo que esta última exposición, formada por fotografías de mujeres de gran tamaño que han sido colocadas en el suelo como si se tratase de esculturas, lleve por título El timón de mis almas, aludiendo no sólo a esa parte espiritual e incorpórea del sujeto humano, sino también al microcosmos de los recuerdos personales de la artista, pues toda obra para ella es en última instancia autobiográfica. En este sentido, Susy Gómez le hace aquí un cálido homenaje a una de sus tías carnales, admirando en ella la coherencia de la actitud ante la vida, un modelo que está por encima de erudiciones y poses intelectuales. Al final lo que cuenta es la forma de vivir, la actitud moral ante el mundo y los hombres. Pero hay otra dimensión superpuesta a la anterior que no puede ser obviada. Se trata de la densa gestualidad, de la espesa materia de raigambre informalista que borra parcialmente a estas mujeres fotografiadas por Susy Gómez, presencias matéricas que parecen entrar en contradicción irresoluble con el lado psicológico de los diferentes personajes, centrado en el rostro y particularmente en los ojos. Esos borrones, esas manchas cargadas de materia pictórica, que, a su vez, han sido fotografiados y por eso la superficie de estas obras es completamente tersa, indican determinados conflictos del individuo durante su recorrido por la existencia. Viéndolas en conjunto, destrozando como lo hacen el concepto tradicional de pedestal en escultura e incluso la propia noción de escultura, dinamitada desde hace décadas, no puede el espectador por menos de acordarse de uno de los tratados más penetrantes sobre esa porción indeterminada de nuestro ser, el libro Del alma de Aristóteles, una obra no muy extensa pero decisiva en la configuración de la tradición filosófica occidental. Lo que me importa destacar aquí a propósito de la producción de Susy Gómez, es cómo el Estagirita, frente a la dualidad platónica entre alma y cuerpo que distingue su periodo de juventud, en De anima concibe la fusión de alma y cuerpo en una única realidad substancial, aunque nunca desaparecerá por completo su platonismo, pues, frente al alma sensible, inferior, que muere con el cuerpo, Aristóteles considera que el alma espiritual, increada, no desaparece con la muerte del hombre. Luego siempre queda en él un resabio de aquella dualidad platónica. Ese aspecto espiritual, suprasensible, ideal, es el que asoma por estas piezas de Susy Gómez, indicándonos que el ser humano es algo extraordinariamente complejo, en el que cualquier reducción simplificadora está condenada al fracaso.
© Enrique Castaños Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 19 de junio de 2009.
|