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La poética primordial de Salvador Haro Pintura y escultura. Salvador Haro. Galería Cartel. Málaga. C/ Cortina del Muelle, 5. Hasta el 13 de marzo de 2006. Licenciado y doctor en Bellas Artes por la Universidad de Granada en 1990 y en 2003 respectivamente, Salvador Haro (Dílar, Granada, 1968) comparte la docencia universitaria y en enseñanza media con la creación artística y con la investigación, siendo en este último campo uno de sus principales focos de atención en los años más recientes la obra gráfica y la cerámica de Picasso. Salvador Haro entiende el acto creativo, en comunión con la visión de Albert Camus, como un acto de rebeldía contra las contradicciones del mundo y la amenaza de la muerte. Si Camus, en El mito de Sísifo, nos ofrecía una aproximación hacia lo que puede significar espiritualmente el absurdo como estado del alma, esto es, el ansia infinita de respuestas por parte del hombre en su constante interrogar a la naturaleza y al mundo y el silencio opresivo que obtiene como respuesta, Salvador Haro retoma esta postura moral y espiritual en la que Camus descarta el suicidio y nos recuerda aquella sentencia de Nietzsche según la cual el mundo sólo se justifica estéticamente. Dividida en dos tipos diferentes de trabajos, la obra de Salvador Haro está compuesta por una parte de pequeñas esculturas y por otra de pinturas también de reducido formato. Las esculturas, hechas de gres esmaltado, engobe y base de haya, constituyen una evocación de los antiguos ídolos religiosos de carácter familiar, figurillas de cuerpos simples y esquemáticos o modelados con una referencia a un demiurgo que modelase estatuillas con sus propias manos en un remoto pasado primordial. Son figurillas ancestrales, míticas, herederas de las viejas culturas mediterráneas, depositarias de una fuerza «simpática» de entendimiento y conexión con la naturaleza. En cuanto a las pinturas, están hechas sobre latón, cobre, hierro, papel y madera, y uno de sus principales objetivos es reflejar la imagen distorsionada de un hipotético espectador que se ve así relacionado con la distorsión intencionada de fotografías y pinturas famosas que constituyen el tema de estas obras. Una de las más representativas es la titulada Vánitas, l’amour est assis sur le crâne de l’humanité, en cuya parte superior se ha recreado el famoso cuadro de la Escuela de Fontainebleau conservado en el Louvre y fechado a finales del siglo XVI que representa a Gabrielle d’Estrées, amante y favorita de Enrique IV de Francia, desnuda en compañía de su hermana, una obra que Salvador Haro deforma, simplifica y dota de gestualidad pictórica que lo mismo procede del informalismo que del concepto pictórico del último Picasso o de la recuperación de la pintura que se dio en los ochenta. Nuestro autor tampoco oculta otras referencias, especialmente el arte primitivo, el arte de los niños y el «arte bruto» de Dubuffet. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 24 de febrero de 2006
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