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La acumulación calcinada Instalación. Thomas Hirschhorn. Centro de Arte Contemporáneo. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 16 de noviembre de 2003. La impresionante instalación
que bajo el significativo y paródico título de United Nations Miniature
ha construido Thomas Hirschhorn (Berna, 1957) en el espacio central del CAC Málaga,
ocupando una superficie de más de 250 m2, no sólo no oculta sino
que, en cierto modo, rinde homenaje a la deuda innegable que tiene, al igual que
otras instalaciones del artista suizo, con el dadaísmo de la vanguardia histórica
y con el concepto de «acumulación» de la neovanguardia. Ya el dadaísmo, que
junto con el constructivismo le debía mucho al principio collage,
presentaba como categoría central la idea de montaje. Los dos ejemplos
capitales al respecto quizá sean la gran construcción Grandeza y decadencia
de Alemania, que Johannes Baader presentó en la Primera feria dadá en la
galería Burchard de Berlín en junio de 1920, y el célebre Merzbau o
construcción Merz que Kurt Schwitters hace desde 1923 hasta su muerte en 1948,
una extraña acumulación de objetos encontrados y elementos abstractos
cubo-futuristas que va creciendo de manera orgánica y puede considerarse como
la materialización de una concepción
del mundo que aspira a la obra de arte total y a las infinitas relaciones entre
los elementos físico-materiales. La «acumulación» del decenio de 1960, por
su parte, relacionada con el arte objetual y con el «assemblage», tiene
notables exponentes en Edward Kienholz y en Daniel Spoerri. Asimismo con un espíritu transgresor y con un marcado sentido crítico ante el actual orden internacional, Hirschhorn nos ofrece un espeluznante paisaje calcinado donde se reconocen once fragmentos acotados y delimitados correspondientes a otras tantas zonas en conflicto en el mundo, desde Timor y Afganistán, hasta Sierra Leona y Congo, pasando por Palestina, Chechenia o Líbano. El aspecto general se parece a once maquetas de cartón piedra quemadas y destruidas que en realidad están hechas mediante la acumulación de los más diversos materiales: cartón, madera, papel, papel de aluminio, aerosol, cinta adhesiva, plástico, lámparas, helicópteros y camiones de juguete pintados, plantas artificiales y fragmentos de ladrillos. La idea de fragmento como concepto autónomo está ya en los collages de Picasso y en las primeras obras dadá. Con Hirschhorn asistimos a la fragmentación del mundo y a la multidivisión o suprafragmentación del fragmento mismo, metáfora de un mundo real dividido y polarizado. Si uno se fija con atención, reconoce mezquitas calcinadas en las zonas musulmanas o chozas incendiadas en los países del África negra. Hay aquí una singularización, un deseo a que se atienda individualmente cada conflicto, proponiendo soluciones particulares y específicas. Pero predomina la idea de fracaso, la incapacidad de la comunidad internacional para resolver los enfrentamientos. Más que hacer arte político, Hirschhorn, como él mismo dice, hace arte políticamente. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 14 de noviembre de 2003
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