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Contra la simplicidad acerca de la propia identidad
Fotografía. Roni Horn. Centro de Arte Contemporáneo. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 30 de marzo de 2008. La producción fotográfica de Roni Horn (Nueva York, 1955) de los últimos diez años, que es la que ahora se presenta en el CAC Málaga, en contra de lo que se ha venido sosteniendo de manera esquemática y estereotipada, no tiene nada que ver con el minimalismo, ni siquiera con ese pretendido minimalismo cálido que en realidad es un oxímoron, sino que pertenece de lleno a las propuestas neoconceptuales más originales desde principios de los noventa. A la artista estadounidense no le interesa la estética del ojo, la percepción pura de la imagen que cautivó a Manet y a los impresionistas, así como tampoco le ha preocupado mucho la noción de transcurso del tiempo como duración de las cosas sujetas a transformación, sino que lo que le ha interesado ha sido primordialmente la identidad y la íntima relación del individuo con la naturaleza. Este último aspecto es esencial, y se pone especialmente de relieve en You Are the Weather, pues lo que aquí expresa Horn son las mudanzas del tiempo atmosférico (weather) reflejadas en el rostro de una mujer, mudanzas recogidas en un lugar dilecto para la fotógrafa: Islandia. Lo que pretende en cierto modo Horn es reconstruir la identidad del sujeto, mejor dicho, reconstruir la identidad del sujeto humano con la naturaleza, una escisión que se anuncia trágicamente desde el Romanticismo alemán y tiene en el suicidio de Van Gogh su ejemplo más extremo. Roni Horn quiere reconciliarnos con la naturaleza, con el paisaje; apuesta, pues, por la estabilidad emocional, por la identidad serena, no escindida. Sus retratos son, en este sentido, diametralmente opuestos a aquellos en los que Warhol se trasviste, retratos trágicos donde los haya, emparentados con la muerte. Tampoco tienen que ver con los célebres retratos de las hermanas Brown de Nicholas Nixon, pues éste lo que hace es documentar el paso inexorable del tiempo en la vida de las personas. Asimismo, la obra de Roni Horn está profundamente impregnada de política, porque lo que ella hace es criticar sutilmente el uso manipulador del lenguaje. En este sentido su trabajo entronca con una idea de Baudelaire, la de que todo es política, incluso hacer el amor. Lo que la aleja, en cambio, de Baudelaire, la idea de máscara y de ocultamiento, es lo que la acerca a Emily Dickinson, a saber, la mudanza permanente de la naturaleza, la relación e influjo del cambio del entorno en nuestro propio ser. De ahí también la importancia capital del espectador en la obra de Horn, pues es él el que al fin y al cabo reconstruye mentalmente lo que tiene delante. © Enrique Castaños Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 14 de marzo de 2008
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