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El trazo matérico de Jason Martin Pintura. Jason Martin. Centro de Arte Contemporáneo. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 30 de julio de 2005. De los llamados «Jóvenes Artistas Británicos», dados a conocer en la colectiva Sensation de 1997, cuando se presentó en la Royal Academy de Londres la Saatchi Collection, y de los que el CAC Málaga ha expuesto ya obra de los hermanos Chapman, Jason Martin (Jersey, Islas del Canal, Reino Unido, 1970) es quizás el que menos intención tiene de provocar y de emplear la ironía en sus trabajos, estando presididos como están por una nueva lectura del concepto de pintura, pero sin renunciar al uso de los materiales y de las técnicas tradicionales. Una buena oportunidad de comprobar la calidad y originalidad de su obra es la exhibición de la deslumbrante pieza Aquarius, un gran óleo sobre aluminio de más de 3,5 metros de longitud que el Centro ha dispuesto en un pequeño espacio de la colección permanente destinado precisamente a la contemplación periódica de piezas individuales de artistas crecientemente valorados en el panorama internacional. Si nada más doblar la esquina de aquel espacio no nos acercásemos a la obra de Jason Martin, pintada enteramente de color gris, y nos quedásemos contemplándola desde lejos, durante un buen rato pensaríamos que se trataba de una obra de plástico o de metacrilato: tal es el efecto visual que produce en la retina. Al verla de cerca, en cambio, descubrimos sorprendidos que se trata de una gruesa capa de óleo extendida con la ayuda de algún instrumento como una brocha grande o una espátula de cerdas rígidas sobre un paralelepípedo de aluminio, de tal modo que la materia pictórica está aplicada regularmente y siguiendo un ritmo racional y ordenado. El efecto táctil y la pastosidad del óleo visto de cerca no impide, pues, aquel otro efecto óptico, en cierta manera una trampa sobre los sentidos, lo que tampoco debe interpretarse como si esta fuese la lectura principal del cuadro, que no lo es en absoluto. Una primera referencia sería la de la obra Current de Bridget Riley, de 1964, una pintura en blanco y negro cuyo efecto óptico es tan fuerte que el impacto del dibujo no disminuye ni cuando se reducen sus dimensiones. Es posible que Jason Martin se haya inspirado también, al igual que la pintora inglesa, en las crestas que se ven en la superficie del agua en un torrente, pero Aquarius, evidentemente, no pertenece al arte óptico, sino que su filiación está infinitamente más próxima al expresionismo abstracto, aun con la distancia que le separa asimismo de él. En esta relación influye, sin duda, el empleo intencionado de la textura en la parte superior del cuadro y de la doble larga sombra en sentido vertical que lo atraviesa. En cualquier caso estamos ante una interpretación muy personal de la pintura de la época de la posvanguardia, especialmente de las obras monocromas del informalismo abstracto y de la abstracción postpictórica.
© Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 8 de julio de 2005
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