Fotografía y pintura en la obra de Juan del Junco

Fotografía. Juan del Junco. Haciéndome el sueco II (lejos del paraíso).

Galería Alfredo Viñas. Málaga. C/ José Denis Belgrano, 19. Hasta el 28 de octubre de 2007.

Esta muestra de Juan del Junco (Jerez de la Frontera, 1972) ahonda, como viene siendo habitual en sus últimos trabajos, en la siempre compleja y fructífera relación entre pintura y fotografía. La fotografía, nacida en el ambiente de una estética naturalista, parecía haber superado a la pintura en Juan del Junco. "El hijo del entomólogo". 2007. Lightjet print. 110 x 135 cm.cuanto que ya no se trataba de una mera imitación de la realidad, sino de su reproducción fidedigna. Muy pronto se supo también del substrato ideológico y de la visión del mundo interesada que solía esconder la fotografía. También ella constituía una visión subjetiva de la realidad, incluso en casos como la fotografía documental.

A Juan del Junco le interesan, especialmente, las estrechas interdependencias entre pintura y fotografía de la segunda mitad del XIX, y en su trabajo, aunque no muestre parecido estético, sí late la preocupación científica e innovadora de un Fox Talbot o la puramente narrativa de un Rejlander. Pero su estilo descriptivo, narrativo, literario, es muy contemporáneo, lo que significa que, junto a los elementos de detalle, nítidamente diferenciados, con una variedad cromática pictoricista, hay también una pizca de ironía, de guiños al presente. La presencia de las curiosidades propias de un entomólogo o de un ornitólogo no son casuales en sus obras: arranca de una actividad clasificatoria respecto de los animales que se remonta a su infancia, cuando su padre le hacía participar de sus aficiones naturalistas.

Pero junto a esa pulcritud, a esa tersura cromática de sus fotografías, cálidas, de sabor académico y culto, como en «El hijo del entomólogo», hay, asimismo, una especie de metáfora ilustrada: la lente que amplía el único ojo que aparece del personaje, puede simbolizar muy bien la búsqueda del conocimiento, la curiosidad siempre insatisfecha del científico que indaga en el mundo de la naturaleza. Otro de los aspectos más señalados de estas fotografías es la presencia que suele haber en ellas de algo inquietante, misterioso o extraño, de algo que altera la existencia cotidiana, aunque la actividad de los personajes parezca transcurrir normalmente; por ejemplo, esa rama de árbol que invade la habitación. Referencias al cine, en concreto a Dreyer, lo que tampoco es casual, a Linneo, es decir, al padre de la nomenclatura binómica de las plantas y animales, estas fotografías incluyen a veces alusiones muy directas a la pintura, como esa en la que la chica que pinta la hoja del ficus del mismo color azul de su pelo, está junto a una figura imposible de Yturralde de la época de su experiencia en el Centro de Cálculo madrileño.

© Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 12 de octubre de 2007