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Caligrafías de la naturaleza Pintura. Duck Sung Kang. Casa Fuerte de Bezmiliana. Rincón de la Victoria (Málaga). Hasta el 8 de mayo de 2005.
Ante las purísimas abstracciones de Duck Sung Kang (Corea del Sur, 1954) se acuerda uno casi inevitablemente de aquellos textos de Robert Motherwell, el destacado miembro de la Escuela de Nueva York, en los que afirmaba que «la aparición del arte abstracto es señal de que hay todavía en este mundo gentes capaces de sentir, hombres que saben respetar y seguir sus propios sentimientos», unos sentimientos de raíz profundamente individual y subjetiva, en el fondo rebeldes y románticos, que conectan con el sentir de la naturaleza y con la poesía del mundo, pero no porque se evadan ante lo real, sino porque lo rechazan en los términos en que la realidad social se presenta, negándola, pues, que a la postre es lo mismo que intentar construirla en otros términos, esto es, reinstaurar otra realidad, una realidad misteriosa y espiritual. Los cuadros de Duck Sung Kang, licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, son superficies de intensa armonía cromática, cuyos fondos más o menos uniformes, sirven de soporte a gruesas manchas gestuales de color negro, unas manchas que parecen los signos caligráficos de un alfabeto cósmico y secreto. De un hondo lirismo, esas manchas se extienden y atraviesan el lienzo en sentido oblicuo, horizontal o en acordes paralelos, superponiéndose a veces a otras manchas más redondeadas de amarillo, de rojo, de azul y de violeta. Con muy escasa materia pictórica, aplicando unos pigmentos muy diluidos, a veces el color chorrea por la tela y otras se esparce suavemente, formando diminutas ondulaciones. Él mismo se ha referido al trazo de sus composiciones diciendo que se trata de un movimiento instantáneo, de algo que no se puede repetir, como el tiempo pasado. Pintura de raigambre informalista, está perfectamente ejemplificada en una pieza como Vitalidad 2005-3, una obra pintada en sentido vertical que cabría interpretar tanto como un signo ascensional como una interrogación silenciosa acerca del significado del mundo. También como la huella dejada por anteriores e irrepetibles acontecimientos existenciales. Pintura que requiere de un sujeto estético de la contemplación, los cuadros de Sung Kang permiten reencontrarnos con nuestro errabundo yo interior.
© Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 29 de abril de 2005
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