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Kounellis y el arte «povera» Escultura, objetos y grabado. Jannis Kounellis. Gacma. Málaga. C/ Fidias, 48-50. Hasta el 26 de marzo de 2007. La significación de Jannis Kounellis (El Pireo, Grecia, 1936) en el desarrollo del arte «povera» no es necesario que sea ponderada a estas alturas de la evolución de los lenguajes de la neovanguardia. Su pionera contribución ha resultado decisiva en la configuración del vocabulario y la sintaxis de uno de los lenguajes más conspicuos de la posvanguardia. Un lenguaje que tiene unos inequívocos orígenes italianos, hacia 1968-1969, y que se consagra internacionalmente como tendencia en la exposición del Museo Cívico de Turín en 1971, cuyo catálogo fue redactado por el crítico Germano Celant, padre intelectual de la tendencia y que ha estado en Málaga con motivo de la inauguración de la muestra de Kounellis, aunque en circunstancias un tanto equívocas. De manera prácticamente simultánea a las primeras exposiciones en Italia se producían las primeras estadounidenses en Nueva York, en concreto en la Galería Mel Gibson y en la Galería Dwan en 1968. El título de esta segunda muestra Earthwork, esto es, literalmente «arte terrestre», define también con gran exactitud las intenciones teóricas. Lo mismo ocurre con el término povera, que significa que lo que estos artistas proponen, en primer lugar, es rescatar y reivindicar materiales sencillos, «pobres», no tecnológicos, que no han sufrido un proceso de manufacturación industrial. Hay, por tanto, un rechazo de la sofisticación del objeto manufacturado en esta tendencia que, en última instancia, deriva del llamado «arte del objeto», desde Kurt Schwitters al assemblage y el neodadaísmo, y que a su vez desembocará en el arte conceptual, pues fueron precisamente destacados exponentes del povera algunos de los iniciadores del land art, y, a partir de él, del conceptual. La pieza central de Kounellis expuesta en esta ocasión, de más de dos metros, potente y llena de energía, hecha con metal y lona, nos proporciona las claves de la tendencia: rechazo de la representación del mundo real; marcada distancia con el arte matérico, pues en vez, como hacía éste, de integrar artísticamente los materiales en la obra, se incide ahora sobre su capacidad transformadora y energética. Kounellis dio un gran golpe de efecto con la introducción de doce caballos, en 1969, en la Galería L’Attico de Roma, convirtiéndola en un establo. Él ha sido, de hecho, uno de los creadores más fructíferos en el uso de animales vivos y personas en sus instalaciones. Salvo aquella gran pieza, los trabajos presentados en Málaga son básicamente cajas adosadas a la pared con objetos y materiales, producidas en forma seriada, como múltiples. Entre ellos vemos un hacha pintada con los colores de la bandera italiana, alambre de espinos, un cuchillo, plomo, sacos y tijeras, en este último caso en lo que se asemeja ya al concepto de «acumulación» de Arman. © Enrique Castaños Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 23 de marzo de 2007
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