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La tentación abstracta Pintura. Jorge Lindell. Galería Alfredo Viñas. Málaga. C/ José Denis Belgrano, 19. Hasta el 13 de abril de 2004. Los
últimos años de la producción artística de Jorge Lindell (Málaga, 1930) son
en cierto modo una perfecta síntesis de su trayectoria como pintor, mejor aún,
de uno de los aspectos que mejor definen ese comprometido itinerario, a saber,
la tensión formal entre la realidad y la abstracción, entre el mundo externo y
la propia interioridad, entre el vislumbre de los objetos y el informalismo
subjetivo. Lindell fue en su juventud, al comienzo de su carrera, un
informalista convencido, tendencia que no ha terminado de borrarse completamente
de su obra desde entonces, sino que aparece o desaparece de manera más o menos
nítida, se embosca o bien asoma en determinados rasgos de su técnica. De
la casi veintena de cuadros que constituyen esta muestra, todos ellos realizados
en 2003, hay un grupo, casi la mitad, que rozan claramente la abstracción, que
ofrecen muy pocos datos concretos acerca de lo real, aunque intuimos interiores
de habitaciones, mesas u objetos parecidos en espacios cerrados, ventanas,
paisajes y jardines abiertos al cielo. Las líneas de la composición nos
orientan, así como los colores, pues Lindell siempre ha sido un pintor que le
ha dado importancia a la forma, mejor dicho, que ha querido concederle una
estructura sólida y estable a la forma en el espacio, y para ello también se
ha valido del color, oscureciendo unas zonas e iluminando otras, o bien pintando
en tonos marrones lo que se supone es una forma compacta, quizás una tabla de
madera, y rellenando de azul los intersticios, los huecos espaciales. El resto de los lienzos no es que sean exactamente figurativos, pero sí percibimos con mucha mayor claridad los objetos representados, que parecen ser bodegones. Los tonos habituales en Lindell, los azules, verdeazulados, marrones y ocres, se amplían y se abren a los rojos, a los amarillos, a los verdes, ofreciéndonos frutas maduras y gozosas a los sentidos. La pincelada es ancha y segura, orientada en varias direcciones y en muchas composiciones percibimos como un velo, una indefinición de los contornos y de las formas que evoca a Pancho Cossío.
© Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 22 de marzo de 2004
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