La persecución de un ideal

Pintura. María Gómez.

Galería Alfredo Viñas. Málaga. C/ José Denis Belgrano, 19. Hasta el 14 de julio de 2002.

 

La carrera artística de María Gómez (Salamanca, 1953), iniciada a principios de los ochenta, hace mucho tiempo que la confirmó no sólo como una excelente conocedora de los aspectos técnicos de su oficio, sino como una pintora culta y refinada, con múltiples intereses en la filosofía, las religiones antiguas, la literatura, y, sobre todo, la historia del arte, en la que, siempre María Gómez. " Tabla sanadora ", 2002. Óleo sobre lienzo. 100 x 81 cms. que ha sido posible, ha preferido la directa visión de las obras, estudiándolas y analizándolas con rigor pero también con humildad, dejándose penetrar de sus insondables secretos y asimilando con incuestionable personalidad determinadas influencias especialmente dilectas a su sensibilidad     —los retratos de El Fayum, Giotto, Piero della Francesca, Böcklin, Odilon Redon, los desnudos paisajes de las pinturas negras de Goya, los pintores metafísicos italianos, Picasso y Balthus—. Su exquisita técnica se caracteriza por el contraste entre densos empastes en algunas zonas y pigmentos más diluidos en otras, así como por el empleo de delicados matices de grises, ocres, azules y sienas.

En la actual muestra su elaborado discurso gira en torno a tres variantes de un mismo texto de inspiración órfica inscrito en platos y láminas de oro encontrados en tumbas de otras tantas ciudades griegas de la Antigüedad: Hipona, en el norte de África, Petelia, en la Magna Grecia, y Farsalia, en Tesalia. Religión mistérica surgida hacia el siglo VI a. C. y cuyo fundador mítico, Orfeo, es una suavización de Dioniso, el orfismo cree en la naturaleza dual del hombre, divina y humana, y en la metempsicosis, siendo precisamente su principal objetivo liberar al alma de las sucesivas reencarnaciones hasta alcanzar el completo descanso, anhelo que sólo era posible mediante la purificación. Como ha sabido interpretar muy bien Giorgio Colli, con evidentes ecos nietzscheanos, sólo Dioniso existe: el mundo es una visión del dios; de ahí que para poder vivir eternamente el difunto que llega al reino de Hades necesite sumergirse en el pasado divino, esto es, beber de la fuente de Mnemosine, que concede la memoria y evita al alma caer de nuevo en la trampa del existir. María Gómez también alude en otro cuadro al agua de la que no hay que beber, la que fluye del Leteo, y que al procurarnos el olvido nos encadena de nuevo a la rueda de la vida terrenal, a la apariencia. Magnífico es el lienzo titulado Tabla sanadora, con unas texturas en las que se concentran buena parte de los enigmas del arte de la pintura, así como el también parecido Aziza, probable referencia a los fragmentos órficos en los que se cita a los juguetes como atributos de Dioniso.

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©Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 1 de julio de 2002