La transfiguración de la noche

Pintura. Gregorio Mariscal.

Galería Marín Galy. Málaga. C/ Duquesa de Parcent, 12. Hasta el 20 de abril de 1999.

Perteneciente a la joven hornada de plásticos gaditanos que se dan a conocer a principios de los noventa, el pintor Gregorio Mariscal (Jerez de la Frontera, 1970), aunque ha participado desde entonces en numerosas exposiciones  Gregorio Mariscal. " Semilla blanca, jaula negra", 1999. Acrílico y tela de gasa sobre tabla. 100 x 75 cms.colectivas por toda la geografía andaluza, sólo había realizado hasta la fecha una individual en 1993, pero si tenemos en cuenta que en ella su lenguaje aún se encontraba poco definido e inconexo, muy bien podríase considerar ésta que ahora presenta en Málaga, con una obra cuyo original vocabulario y equilibrada articulación sintáctica son positivo reflejo de una incipiente madurez, su primera exhibición en solitario.

Su obra actual, de la que tuvimos aquí un primer y cabal avance en los dos cuadros seleccionados en la Muestra Andaluza de Arte Joven 1998, ofrece como característica más destacada la disposición de una finísima gasa, tan sutil que resulta imperceptible a cierta distancia, que cubre por entero el plano del cuadro, a modo de velo a través del cual se transparenta la pintura. Por un lado, esta delicada pantalla genera una dualidad dialéctica entre el espacio real del fondo de la representación y el que el espectador ve, que no es otro que la filtración más o menos nítida de aquél; de otra parte, las imágenes representadas en el plano del fondo, por lo general figuras geométricas o siluetas arquitectónicas en armónica convivencia con manchas informes o austeras superficies planas de color pintadas de blancos, negros y grises, parecen proyectarse o hallan su complemento en unas a modo de esquemáticas figuras realizadas con hilo cosido a la gasa, evocadoras quizá de la fragilidad que amenaza al mundo de la razón. Ese casi silencioso pero fructífero diálogo entre lo informal y lo geométrico, entre el afán de expresión y la construcción lógica de la forma, constituye la muestra más inequívoca del espíritu conciliador y de la voluntad de síntesis que preside toda la obra reciente de Gregorio Mariscal, volcada tanto en la experimentación de los materiales como seducida por el poder evocador del sueño y los poéticos acordes que emanan de la propia subjetividad interior.

©Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 7 de abril de 1999