Prestidigitación y detallismo

Fotografía. Abelardo Morell.

Sala Alameda. Málaga. C/ Alameda Principal, 19. Hasta el 27 de agosto de 2006.

Emigrado con catorce años a los Estados Unidos, Abelardo Morell (La Habana, 1948) se licenció en 1977 en Religión Comparada en Abelardo Morell. "Europa Dimly Lit", Gardner Museum, 1998.Maine, en 1981 obtuvo un master en Bellas Artes en la Universidad de Yale y desde 1983 es profesor de Fotografía en la Universidad Massachusetts College of Art de Boston. En Yale se impregnó del listado de normas no escritas que aceptaban sus estudiantes de fotografía: imprimir el fotograma completo del negativo, no ilustrar fotográficamente ninguna idea, huir de los temas románticos y emplear el color con una finalidad no decorativa.

Después de algunos trabajos a mediados de los setenta en los que afloran sus raíces cubanas, la influencia de la estética aprendida en Yale se hace notar ya desde 1979, como se pone de manifiesto en Two men behind glass. Para entonces había abandonado ya ese incipiente surrealismo experimental con mezcla de Alfred Hitchcock y Giorgio de Chirico de un año antes. El nacimiento de su hijo lo introduce en una atmósfera doméstica sosegada e intimista en la que no tiene ningún reparo en mostrar una cálida ternura, con escenas que seguramente hubieran sido percibidas con recelo en Yale. Junto a esta sutil elegancia en el tema de la maternidad y después de hacer algunas fotografías de interiores domésticos centrándose en interiores de escala, Morell realiza en 1991 Light bulb, su fotografía quizás más conocida y emblemática, una auténtica pieza de prestidigitación y de magia fotográfica en la que, a pesar de su naturalidad y ausencia de trucos, hay una evidente manipulación visual por parte del artista. Con ella se explica visualmente como posiblemente no se había hecho nunca el principio de la cámara oscura.

De aquí salta Morell a su famosa serie de imágenes llamadas precisamente de «cámara oscura», pues lo que hace es convertir una habitación, de un hotel o de una casa, en una auténtica cámara oscura por la que penetra la luz a través de un orificio de 1 cm, de tal modo que, gracias a un tiempo de exposición de ocho horas, se reflejan invertidas en la pared de enfrente a la ventana por la que entra la luz las arquitecturas del exterior, produciendo un clima onírico y fantasmal de innegable belleza. La otra gran serie de su trabajo hasta la fecha es la dedicada a los libros, incidiendo en la textura del papel, en el carácter artesanal del libro como objeto y en un simbolismo que juega con las formas de los volúmenes de letra impresa.

© Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 7 de julio de 2006