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Ron Mueck y la exaltación de la vida Escultura. Ron Mueck. Centro de Arte Contemporáneo. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 17 de junio de 2007. Los precedentes más inmediatos de A Girl, la escultura de cinco metros de longitud de Ron Mueck (Melbourne, 1958) que exhibe el CAC Málaga, probablemente sean las esculturas hiperrealistas de Duane Hanson de la primera mitad de los setenta, un artista relacionado con los «ambientes», esto es, con el environmental art, que primero se interesó por situaciones extremas como la guerra, el hambre y la muerte, y posteriormente comenzó a crear arquetipos de su propio entorno social, como jubilados y turistas. Las esculturas de Hanson, hechas con fibra de vidrio y resina de poliéster, asombran por su hiperrealismo extremo, y en ellas puede advertirse una irónica y aparentemente neutra crítica a la banalidad de las sociedades del capitalismo tardío. También habría que referirse aquí a las esculturas de un hombre y una mujer de Antonio López García, aunque su minucioso detallismo y laboriosa y lenta ejecución, unos treinta años, no las aparta de un ideal que se remonta a la época clásica griega. Precisamente va a ser toda la historia de la escultura, especialmente la grecolatina, renacentista, barroca y neoclásica, el otro gran referente de Ron Mueck, que nos ofrece comportamientos y actitudes en su trabajo directamente procedentes de los grandes escultores clásicos, como por ejemplo el que sean los ojos lo último en hacer de toda la pieza escultórica, es decir, lo mismo que hacía Miguel Ángel, y, sobre todo, Bernini, cuyo mejor argumento a favor de lo que decimos, por lo bien documentado que está, es el busto de Luis XIV que hizo en Versalles en 1665. Como afirma Wittkower, de todas las partes del cuerpo humano, sólo el ojo presenta una composición expresada únicamente en términos de color y no de volumen: el iris y la pupila. Este problema ya está presente, y resuelto, en la escultura egipcia del interior de las tumbas y en El auriga de Delfos. Toda la obra de Ron Mueck desde 1996 es una ampliación a escala de la realidad, interesándose en plasmar en sus obras procesos y sentimientos como la maternidad, el amor, la amistad, el compañerismo, la soledad o la timidez. Sus esculturas causan un profundo impacto en el espectador, no sólo por el aumento de tamaño, sino por el extremo detallismo y la fidelidad en la representación de los miembros del cuerpo, aunque especialmente por la profundidad psicológica de la mayoría de sus realizaciones. En el caso de A Girl, una obra de complicada ejecución en cuyo proceso emplea fundamentalmente arcilla, silicona, resina de poliéster y fibra de vidrio, el espectador se enfrenta a la honda ternura que emana de una recién nacida, todavía con manchas de sangre en su cuerpo y con un muñón de cordón umbilical. El extraordinario verismo, sobre todo el color sonrosado de la carne, se debe al minucioso proceso de elaboración, cuando Mueck mezcla las tonalidades de la carne en las primeras capas de resina de poliéster que pinta en el molde. En gran medida A Girl es una obra en defensa de la vida, del inexplicable misterio de la vida humana. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 18 de mayo de 2007
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