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El deslumbrante conjunto del Museo Picasso Málaga
Escultura, pintura, dibujo y cerámica. Pablo Picasso. Museo Picasso Málaga. C/ San Agustín, 8. Colección permanente. Exposición temporal hasta el 29-2-2004.
La reciente inauguración del
Museo Picasso Málaga, fruto indiscutible de la admirable generosidad de
Christine y de Bernard Ruiz-Picasso, del decidido empeño de la Junta de Andalucía
en culminar tan ambicioso proyecto y de la firme voluntad y profesionalidad de
su directora, Carmen Giménez, ha permitido por lo pronto reunir en la ciudad
natal del artista el más importante conjunto de obra picassiana que se ha
exhibido hasta ahora en España. Este es el dato verdaderamente significativo
para el aficionado y el especialista en arte contemporáneo. Y además se reúne
en un complejo museístico de primer orden, tanto desde el punto de vista de la
rehabilitación del palacio renacentista donde se cuelga la colección
permanente, de la limpia y funcional arquitectura de los nuevos espacios que se
han construido y del riguroso acondicionamiento técnico de las distintas salas
expositivas, como desde la perspectiva de la modélica recuperación de algunas
casas del barrio de la judería y de la sorprendente integración de los restos
arqueológicos de la parte noble del Museo. Las salas de
Buenavista albergan una parte sustancial de las 206 obras que componen la
colección permanente, a saber, tanto las donadas por Christine como las cedidas
en préstamo a diez años prorrogable
—una donación de hecho— por
la propia Christine y su hijo Bernard, y una proporción muy considerable de las
40 piezas que Bernard ha cedido por un año. La selección de ambos fondos que
ha hecho Carmen Giménez para este primer periodo de arranque del Museo, está
constituida por ciento diez obras entre pintura, escultura, dibujo y cerámica,
y aunque se han reservado para una renovación de los fondos permanentes
expuestos piezas muy importantes, no obstante, puede decirse que tanto por las técnicas
elegidas como por la calidad de lo exhibido se ha realizado una magnífica
selección. En cuanto a las salas de exposiciones temporales, las 87 piezas que
componen la muestra El Picasso de los Picasso, procedentes de los
herederos del artista y de los distintos museos dedicados monográficamente a
Picasso, sobre todo el de París y el de Barcelona, forman muy probablemente la
más completa exposición del pintor malagueño realizada hasta hoy en España. Hacer hoy, por tanto,
una visita al Museo Picasso Málaga y contemplar las casi doscientas obras que
se exhiben, constituye un auténtico privilegio, sobre todo por una razón:
porque se puede seguir la evolución completa del genio, esto es, recorrer todos
sus periodos creativos, y, menos la obra gráfica, acercarse a prácticamente
todas las técnicas artísticas que utilizó. Desde las épocas azul y rosa, el
periodo negro, el cubismo analítico y sintético, el cubismo cristal, el
periodo clásico o ingresco, la época de aproximación al surrealismo y el pathos
dramático de la segunda mitad de los años treinta y primeros cuarenta, hasta
el Picasso que dialoga con los grandes maestros de la pintura universal y el que
continúa creando con una fecundidad inagotable, sólo comparable con Miguel Ángel,
hasta el último día de su vida. Porque, en última instancia, si algo puede concluirse de este fascinante recorrido por este Museo extraordinario, es, en primer lugar, el carácter proteico de la obra de Picasso, la inextinguible capacidad de este extraño minotauro-artista para metamorfosearse, para cambiar de rostro aun siendo siempre el mismo, lo que también podría expresarse afirmando que, de algún modo, el estilo de Picasso es el estilo del no estilo, o, para decirlo a la manera eleática, que el ser es uno, aunque se dice de muchas maneras. En segundo lugar, el carácter prometeico de una producción que no tiene equivalente en la historia del arte, su confianza en el hombre y su infinita libertad creadora. En tercer término, su asimismo infinita capacidad de asombro ante el mundo, la parte de niño que había en su personalidad. Y, por supuesto, su ojo, la insondable agudeza de su mirada artística, junto con la de Velázquez la más penetrante de toda la historia humana.
© Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 9 de noviembre de 2003
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