El desenfado pop de Yoshitomo Nara

Instalación y pintura. Yoshitomo Nara. Torre de Málaga.

Centro de Arte Contemporáneo. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 6 de enero de 2008.

Considerado un creador de culto en su país natal, Yoshitomo Nara (Hirosaki, Japón, 1959) ha decidido que su primera intervención en España sea una metafórica instalación concebida in situ para el CAC Málaga. Su título, Torre de Málaga, quiere equipararse con la Yoshitomo Nara. "Sprout de Ambassador", 2005. Cortesía Galería Zink, Munich, Berlín. © Lepkowski Studio, Berlín.torre de la Catedral, quiere sobresalir en el paisaje urbano, aunque la haya encerrado en un edificio racionalista de principios de la autarquía. Su lenguaje básicamente pop, tampoco desdeña los guiños al barroco, como ese artificio de la obra dentro de otra. La instalación está realizada con materiales de desecho, tablones de madera, puertas desvencijadas, cristales rotos, tratando de reconstruir una metáfora de la necesidad de reciclar que tiene, según Nara, la opulenta sociedad postindustrial del capitalismo tardío. Pero la Torre de Málaga es manifiestamente inhabitable; su función es puramente intelectual, pues lo que quiere es provocar en el espectador una reflexión sobre la condición alienada del sujeto contemporáneo. En su interior no sólo hay margen para el humor y la ironía, sino también para lo inquietante y perturbador. Es lo que consigue colgando en el interior, en una zona alta, un pájaro disecado, un guiño quizás a Rauschenberg y las combine paintings, como la célebre Canyon.

El universo de Nara parece intencionadamente infantil, ingenuo, poblado de niñas ejecutadas con una linealidad pop propia de pequeños dibujantes. Pero, a poco que observemos con detalle sus figuras, nos daremos cuenta inmediatamente que esas niñas suelen estar heridas, nos miran con desconfianza, son incluso perversas o maliciosas. Así lo indica lo sesgado de sus miradas, su ausencia de pureza. Nara está hablándonos de un mundo desquiciado, roto, fragmentado, dolorido, a través de unas imágenes que no tienen nada de inocentes. Sus pequeñas estancias acristaladas, sus escaparates, a través de cuyos cristales Nara desarrolla todo su microcosmos infantil, son en realidad un mundo de adultos, que juegan a la guerra y hacen el mal. En el fondo, Nara tiene una opinión bastante negativa de la época que le ha tocado vivir. Su manera de decirlo es con una propuesta extraordinariamente plástica y matérica.

© Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 26 de octubre de 2007