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Vínculos complejos Pintura y escultura. Paz de la Calzada. Galería Marín Galy. Málaga. C/ Duquesa de Parcent, 12. Hasta el 29 de junio de 2002. Formalmente densa y
espacialmente barroca, la obra pictórica del último bienio de los noventa de
Paz de la Calzada (Madrid, 1967) incorporaba palabras y se presentaba con una
variedad cromática que sólo ha vuelto a aparecer en las esculturas más
recientes del año en curso. Poco después, en el otoño de 2000 y en 2001,
realizó dos series que resultan esenciales para comprender su actual propuesta.
La primera fue la titulada Recorridos, caracterizada por una marcada
sobriedad tonal en la que predominaba una contenida gama de grises y donde se
yuxtaponían dos planos, más que contrapuestos, complementarios: uno
solucionado a base de manchas y otro ocupado en su totalidad por una tela
estampada con motivos florales pegada a la superficie del lienzo. El efecto
general era de un exquisito lirismo. La otra serie, Liar x liar,
amplificaba el motivo del ovillo de lana que ya aparecía en la serie anterior,
convirtiéndolo ahora en protagonista de la representación, permutando el
ovillo en madeja y entrelazamiento e introduciendo unos significados de orden
simbólico desconocidos hasta entonces. La plasticidad de estas últimas obras
quedaba garantizada con el empleo de trozos de tejido estampado adheridos al
lienzo de tal modo que venían a sustituir segmentos de la madeja principal. Con estos presupuestos se adentra Paz de la Calzada en las tres series que ofrece en la presente individual, Entretejidos, Entrometidos y Des-nudos. Si la primera de las series enfatiza el aspecto de anudamiento, algunas obras de la segunda serie contienen una mayor pluralidad espacial y riqueza formal que su inmediato precedente (Recorridos), mientras que los restantes objetos tridimensionales de esa misma segunda serie y de la siguiente ofrecen una poderosa sensación táctil y subrayan a través de la realización de las manos que hay en sus extremidades el contenido antropomórfico. Sin embargo, lo que termina adquiriendo en ellas una notable dimensión conceptual es su capacidad de evocación simbólica. En este sentido, al margen de la mayor o menor ambivalencia del nudo como símbolo, en estas obras parecen remarcarse los significados asociados, de un lado, a la noción de complejidad, y, de otro lado, a la idea de unión entre dos o más seres o la más enriquecedora de vínculo social (en la pieza central de la muestra, una escultura hecha de tela y gomaespuma que cuelga del techo, los diferentes trozos de tejido proceden de camisas de los amigos de la artista). Complejidad tanto de la experiencia humana personal como de los lazos que la vinculan a la realidad social. Al mismo tiempo, los retales de los que hemos hablado parecen hacer una directa alusión a la fragmentación espiritual de la época posmoderna. Pero también está rememorado en estas obras el hilo de Ariadna, que, como muy bien sugirió Giorgio Colli, es el símbolo que salva al hombre, esto es, el hilo del «logos», de la necesidad racional.
©Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 24 de junio de 2002
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