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Diversidad de Francisco Peinado Escultura, pintura y objetos. Francisco Peinado. Galería Javier Marín. Málaga. C/ Duquesa de Parcent, 12. Hasta el 11 de mayo de 2002. Si se compara la producción actual de
Francisco Peinado (Málaga, 1941) con la realizada hace aproximadamente un
bienio, que es el tiempo transcurrido desde su última exposición individual en
su ciudad natal, dos aspectos llaman de manera simultánea la atención del
observador. En primer lugar, la resuelta pervivencia del camino ya entonces
emprendido de trabajar al mismo tiempo diferentes técnicas y procedimientos artísticos,
como la pintura, el collage y la escultura, estableciéndose en el fondo entre
todos ellos una relación de interdependencia y complementariedad bastante
acusada (en realidad, más que de escultura habría que hablar de objetos o
incluso de pequeñas instalaciones objetuales, en las que predomina el uso de
maderas, telas y materiales sintéticos). En segundo lugar, la casi completa
desaparición de aquel color negro que se erigía en protagonista de muchas de
las composiciones de su anterior muestra, lo que, junto a la presencia de varios
féretros de madera también pintados del mismo tono oscuro, acentuaba su
apariencia dramática, aunque se detectaban sutiles e inteligentes guiños humorísticos
e irónicos, sin descartar algún que otro elemento conscientemente grotesco.
Ahora, en cambio, aun quedando residuos importantes de negro, destaca una fiesta
y explosión de color en algunas obras, siendo precisamente esta intensa vibración
cromática el factor que más y mejor unifica las distintas piezas de la
exhibición. Entre las obras más representativas de su exaltada pasión cromática, sobresale Elemento way, un espléndido papel realizado con óleo, acrílico, acuarela y grafito en el que los chorreones de intenso azul constituyen un auténtico espectáculo visual. El uso del negro es particularmente imperioso y acertado en La huida y Petróleo, el primero un enorme lienzo pintado con esmalte donde se produce un violento contraste entre el negro y el amarillo, incrementado por la interminable línea sinuosa del personaje que atraviesa la superficie, y el segundo una candorosa fábula ecológica, en un estilo infantil, casi primitivo. En cuanto a los cuadros-objetos y a las esculturas, deben mencionarse The somier of Peinado, quizás la obra más potente de la muestra, realizada con materiales reales que acentúan el verismo de la pieza y que podría perfectamente interpretarse como el escenario de un crimen truculento (por no hablar del autopsicoanálisis que encierra), y Mamá, ¿por qué?, una escultura-montaje de concepción muy barroca que parece mezclar recurrentes obsesiones sexuales con el tema de los malos tratos a la mujer, con las terribles secuelas que produce en los niños y adolescentes. ©Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 6 de mayo de 2002
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