Los demonios interiores de Francisco Peinado

Pintura. Francisco Peinado.

Galería Nova. Málaga. Paseo de Sancha, 6. Hasta el 7 de marzo de 2007.

Tiene toda la razón del mundo el crítico Bernardo Palomo al afirmar en el texto del catálogo de esta exposición que en ella Francisco Peinado (Málaga, 1941) se muestra en estado puro. Pocas veces hemos visto reunidos cuadros tan representativos del personal estilo del Francisco Peinado. "La modelo", 2005. Óleo sobre lienzo. 150 x 150 cm.pintor, inconfundible e inclasificable, aun a pesar de las múltiples influencias recibidas, especialmente del surrealismo y del dadaísmo, aunque cada vez se hace más perceptible un lejano eco, del que posiblemente el autor no sea del todo consciente, de algunos visionarios, sobre todo de Fuseli. Lo que ocurre es que el mundo de pesadilla nocturna del pintor suizo, lleno de súcubos, de íncubos y de alusiones a una sexualidad estremecedora y llena de inquietud, en Peinado adquiere tintes de ironía y de humor negro, sin dejar de aflorar a las diferentes escenas las obsesiones que le persiguen desde hace muchos años.

Otra característica que se acentúa con el tiempo en su pintura es la heterogénea convivencia de distintos lenguajes, como puede observarse en Terraza exterior, un cuadro en el que junto al desquiciamiento del espacio, por completo subjetivo, los planos geométrico y los colores más o menos planos, están junto a una silla construida entera mediante pinceladas en forma de remolino, al modo de algunos autorretratos de Van Gogh. Obras como La casa roja, magnífico, deudor del expresionismo centroeuropeo, y quizás también del mencionado pintor holandés. No deja de producir intermitentemente cuadros como más experimentales, en los que se entrega a una elaboración minuciosa y abstracta que se aparta por completo de esa temática absurda o surreal, a veces literaria, que es la más abundante en sus obras. El lenguaje y estilo que lo hacen tan singular está muy bien representado en La modelo, empezando por la arbitrariedad en el uso de las proporciones, en el gesto desconcertante de la figura, y concluyendo en la intensidad cromática, de un rojo lleno de simbolismo.

Pero tampoco debe olvidarse que muchas veces son los objetos cotidianos, las vulgares situaciones de la vida diaria, las que Peinado lleva a sus lienzos, bien es cierto que descontextualizándolos y arrancándolos de esa existencia prosaica e indiferente. En otras ocasiones, como se puede ver aquí con varios ejemplos, son situaciones límite, su pasada enfermedad, las que afloran, en forma de apariencia onírica, contraria a las leyes de la lógica. Pero siempre es él, un pintor que se ha hecho a sí mismo, que ha logrado crear un vocabulario auténticamente personal, sin duda algo muy difícil de conseguir a estas alturas de la modernidad.

 

© Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 2 de marzo de 2007.