Explorar los límites del espacio

El artista estadounidense Perry Oliver expone sus últimos grabados, realizados entre 1995-97.

Grabado. Perry Oliver.

Museo del Grabado Español Contemporáneo. C/ Hospital Bazán, s/n. Marbella. Hasta el 17 de enero de 1998.

Superado en la mayoría de los casos el imponderable de la perspectiva temporal, cada vez se hace más necesario un estudio crítico riguroso             —bien sea en calidad de texto autónomo o acompañando el catálogo de una amplia y exigente muestra retrospectiva—   de la exacta contribución y alcance de la influencia que haya tenido entre nosotros el pausado, pero persistente establecimiento en la provincia de Málaga, durante la segunda mitad del siglo que declina, de un considerable número de artistas extranjeros, algunos tan conocidos, aunque insuficientemente valorados e investigados, como el dominicano Frank Rebajes, el estadounidense Robert Harvey, el mejicano Felipe Orlando y los alemanes Stefan von Reiswitz y Gustavo Thörlichen, a los que también habría que añadir los nombres menos difundidos del danés Sørensen, los británicos Margaret Harris y Robert Harding y el asimismo norteamericano Perry Oliver.

Precisamente de este último, nacido en Filadelfia en 1941 y asentado en Nerja desde 1968, donde creó en 1971 un taller de grabado que es hoy de los más activos e importantes de toda la provincia, nos ofrece ahora una espléndida individual, constituida por una selección de obra gráfica producida en el bienio 1995-97, el Museo del Grabado Español Contemporáneo de Marbella, sin duda la más completa exposición hasta el momento, junto a la que le dedicaron las salas de la Sociedad Económica de Málaga en la primavera de 1991, de Perry Oliver en España.

La validez estética de estos recientes trabajos, donde predomina la punta seca y la aguatinta, técnicas en las que Oliver ha demostrado desde hace bastantes años una infrecuente maestría, visible no sólo en la seguridad del trazo, de gesto contenido, sobre la plancha, sino en la instintiva sabiduría con que son usados los materiales y los soportes y en la refinada pulcritud y calidad de la estampación, no reside tanto, a pesar de la extraordinaria sugerencia que provoca en el espectador, en el tema tratado   —la mujer y el toro, si se quiere el encuentro erótico de dos identidades, femenina y masculina, transidas de fuertes resonancias simbólicas y mitológicas—   como en la exploración que advertimos en ellos de los límites, definidos y nítidos, del espacio de la representación, en la búsqueda del equilibrio entre los planos y las masas de color (negro-azul, negro-naranja, negro-rojo), incluso en el equilibrio que se persigue en un mismo plano, traducida en sutilísimos cambios de matices (por ejemplo, en la gama de grises, de sosegado misterio, que conviven al lado de las compactas masas principales) y simplificación de los planos hasta rozar una estilización casi abstracta, en la que gruesas líneas negras, como en dos aguatintas de 1997, definen con rotundidad los volúmenes y las formas, disociadas ya del motivo que originariamente las inspiraba y cobrando existencia propia como geometría pura.

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Exploring the limits of space

The American artist Perry Oliver shows his latest prints, made between 1995 – 1997

Having overcome, in the majority of cases, the imponderable element of temporal perspective, it is increasingly necessary to undertake a rigorous critical study – either as an autonomous text or as part of the catalogue of a broad and demanding retrospective exhibit – of the precise contribution and reach of the influence that had among us the unhurried, but persistent settlement in the province of Malaga, during the second half of the 20th Century, of a considerable number of foreign artists, some as well-known, but insufficiently valued and researched, as the Dominican Frank Rebajes, the American Robert Harvey, the Mexican Felipe Orlando, and the Germans Stefan von Reiswitz and Gustavo Thörlichen, to which we should add the less widespread names of Danish artist Arne Sørensen, the British artists Margaret Harris and Robert Harding, and the artist Perry Oliver, also an American.

The latter, born in Philadelphia and a Nerja resident since 1968, where he created a print-making studio that nowadays is one of the most active and important in the entire province, is now offering us a     splendid individual exhibit of selective graphic works produced in  1995-97 in Marbella’s Museo del Grabado Español Contemporáneo. This exhibit, together with a prior exhibition in the Sociedad Económica de Málaga in the spring of 1991, is the most complete exhibition of Perry   Oliver’s work in Spain to date.

Dry point and aquatint predominate in these later works, techniques that Oliver employs with a seldom seen mastery. The aesthetic value of the compositions not only is visible in the confidence of the stroke on the plate, but also in the instinctive wisdom with which he employs the materials and accessories in the refined meticulousness and quality of the printing. However, that aesthetic value does not reside as much in the theme of the work -- woman and bull, the erotic encounter of the female and masculine identities, drenched in strong symbolic and mythological influences -- as in the noticeable exploration of the edges, sharp and well-defined in the composition.  There is a search of a balance between the planes and the masses of colour (black-blue, black-orange, black-red), perceived in the subtle changes of shadings (for example, in the shades of greys, of quiet mystery) that coexist with the compact main masses, and in the simplification of the planes to the point of brushing an almost abstract stylisation in which heavy black lines, such as in the two 1997 aquatints, emphatically define the volumes and the shapes, already disassociated form the motive that originally inspired them, and acquiring their own existence as pure geometry.

 
     [Translation by Laura Eastment]

©Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 20 de diciembre de 1997