Presencias próximas en el espacio

Escultura. Perry Oliver.

Sala Italcable. C/ Calvo, s/n. Málaga. Hasta el 15 de junio de 2002

Esta es la primera exposición del artista estadounidense Perry Oliver (Filadelfia, 1941), afincado en Nerja desde 1968, dedicada íntegramente a la escultura, una actividad cuyos aurorales trabajos datan del bienio 1996-1997 y que no puede ser entendida de modo pleno, al menos hasta el momento actual de su evolución, si no es relacionándola con la producción gráfica del autor, de la que precisamente se exhibe una selección de recientes creaciones estos mismos días en las cercanas salas de la Sociedad Económica.

El parentesco más inmediato entre ambas ocupaciones viene determinado por la directa participación del artista en el proceso de elaboración y la perfección técnica de los acabados finales de las distintas piezas. En efecto, de igual manera que Perry Oliver es un consumado maestro grabador, cuidando siempre con el máximo rigor los aspectos estrictamente técnicos de la estampación, también es una rara especie de escultor-artesano, preocupado en conocer con exactitud las propiedades de la materia, doblegándola, otorgándole forma y suavizando sus asperezas. Realizadas en su mayoría en hierro, aunque las hay asimismo en bronce, las esculturas de Oliver nacen en sus rasgos esenciales en el cuaderno de dibujo del artista, y, salvo la operación de cortar los diferentes planos de que se compone cada una de las obras, así como, en caso necesario, cimbrar con la maquinaria adecuada algunos lados de la figura, el resto del proceso, desde la soldadura de las distintas caras hasta la textura más o menos oxidada de las superficies, lo lleva a cabo el escultor en su propio taller, puliendo concienzudamente las uniones e investigando con el efecto corrosivo del ácido.

También la pureza geométrica y la desnuda forma abstracta de estas esculturas tienen su origen en la depuración y síntesis lineal alcanzada en los grabados, en los que la concepción espacial era ya por entonces, a finales de los noventa, el principal desvelo del artista. Secuencias rítmicas y meditadas proximidades espaciales de los planos caracterizadas por la tensión poética entre la línea recta y la curva, o, para decirlo con las palabras empleadas por Oliver, entre las incorpóreas presencias de lo masculino y de lo femenino. Sin embargo, desde hace aproximadamente un par de años, las esculturas han ido cobrando cada vez mayor libertad formal y haciéndose más autónomas respecto al grabado, lo que se ha traducido, de un lado, en un más acentuado interés en resolver problemas relacionados con el equilibrio y la estabilidad del objeto, como puede observarse en la espléndida pieza titulada Vínculo, y, de otro lado, en una sutil dialéctica entre el rectángulo y el círculo, entre la forma cerrada y la forma abierta, entre la materia y el espíritu.

.

©Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 10 de junio de 2002

 

 

 

 

Presences Close in Space

 

This is the first exhibit of the American artist Perry Oliver (Philadelphia, 1941), a Nerja resident since 1969, dedicated entirely to sculpture.  To be fully understood, Perry Oliver’s sculpture, whose   earliest works date from 1996-1997, has to be linked to his graphic work, that is contemporaneously exhibited nearby, at the Sociedad Economica’s gallery. 

The most immediate link between the artist’s graphic and sculptural work is determined by his direct participation in the process of making the pieces, as well as in the technical perfection of their finish. In the same way that Perry Oliver is a consummate master printmaker, rigorous in the strictly technical aspects of the printing, he is also a rare species of sculptor-artisan, concerned with the precise understanding of his materials, taming them, shaping them, and softening their roughness. While his main medium is iron, some of the pieces are made in bronze.

Aside from the operation of cutting the different planes that form the pieces, as well as, when necessary, bending some of the parts with machinery, the rest of the process, from the welding of the different parts, up to the more or less rusted texture of the surfaces, is done by the sculptor in his own studio, painstakingly polishing the joints and researching the corrosive effect of acid.

The geometrical purity and the naked abstract form of these sculptures also has its origin in the refinement and lineal synthesis attained on the prints, in which the understanding of the space has been, since the early nineties, the main concern of the artist. The rhythmic sequences and thought-out special proximities of the planes are characterized by the poetic tension between the straight line and the curve or, to state it in Oliver’s own words, between the disembodied presence of the masculine and the feminine. Nevertheless, for approximately the past two years, the sculptures have increasingly acquired a greater degree of formal freedom, and have become more autonomous from the print. This has translated, on one hand, in a more pronounced interest in solving problems related to the equilibrium and stability of the object, as can be seen in the magnificent piece called Vinculo and, on the other hand, in the subtle dialectic between the rectangle and the circle, between the closed form and the open form, between matter and spirit.

[translation by Laura Eastment]