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Hacia una «lectura» de dibujos Dibujo. Raymond Pettibon. Centro de Arte Contemporáneo. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 3 de diciembre de 2006. Esta exhaustiva retrospectiva de los últimos diez años de producción del creador estadounidense Raymond Pettibon (Tucson, Arizona, 1957), nos enfrenta, ante todo, a un discurso artístico incómodo para la ideología dominante de lo políticamente correcto, un discurso en cierto modo antisistema, proveniente de la cultura underground, que, además de rechazar los presupuestos teóricos del conceptual lingüístico-tautológico a lo Kosuth, también impugna el formalismo sublime de la pintura californiana inmersa en la cultura «new wave» (nueva onda) opuesta a lo punk y la integración en el sistema, por su falta de compromiso, de las propuestas tipo Wesselmann, Oldenburg o Lichtenstein. Vinculado a una generación de artistas de la costa oeste norteamericana que ha estudiado en la Universidad de Los Ángeles y que se encuentra ahora en su plenitud de facultades, entre los que pueden citarse a Paul McCarthy, Mike Kelley, Jeffrey Wallance o el recientemente desaparecido Jason Rhoades, Pettibon realiza un trabajo híbrido que, contra lo que pudiera pensarse, no se dirige tanto al consumidor de imágenes habitual en las galerías o en los museos, es decir, al visitante ávido de cultura visual y efectos puramente plásticos, como al lector de textos, pues en estos dibujos, realizados con lápiz, rotulador, acuarela y gouache principalmente, la confluencia entre texto e imagen es absoluta. Con ellos, Pettibon trata de superar una doble limitación: la de la imagen aislada, independiente, que no le interesa en absoluto, y la del texto como escueto producto informativo. Pero no vaya tampoco a creerse que Pettibon trata de ser respetuoso con el origen de los textos e imágenes que emplea. En más de un aspecto, como han señalado reiteradamente los estudiosos de su obra, Pettibon es un «manipulador de la información», de una información que él extrae del exterior, sobre todo de los mass-media, pues deliberadamente rechaza una propuesta basada en una «inventio» personal. Él mismo lo ha señalado: «A propósito de algunas de mis obras es erróneo asumir que se trata de mi propia voz». Pettibon, que es un profundo admirador de Goya, de William Blake y de Daumier, y que también ha recibido influencias de Félicien Rops, Jan Toorop y Alfred Kubin, hace de intermediario entre diferentes aspectos de la cultura contemporánea, releyendo, reinterpretando y evaluando múltiples parcelas del imaginario colectivo y haciendo una lectura crítica e incluso cínica de muchas de las fracturas abiertas durante los sesenta y setenta, en la época de la contracultura, de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos y de la guerra de Vietnam. Pettibon huye del subjetivismo romántico, y se decanta en estos dibujos por la paráfrasis, el comentario, la yuxtaposición y la descontextualización de imágenes, no importándole el carácter fragmentario o ilógico de los textos o las contradicciones entre textos e imágenes en ciertos casos. En este sentido, puede decirse que su obra es claramente polisémica. Contrario a aquellas propuestas del arte pop, como las de Warhol, que usaban lo popular como coartada para productos de alta cultura, Pettibon ironiza sobre lo popular, un medio cultural del que directamente procede. Los personajes de los dibujos de Pettibon son en muchas ocasiones seres perversos y malvados, sin valores morales. En esto no hace más que mostrar buena parte de la sociedad en que vivimos. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 3 de noviembre de 2006
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