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El repliegue de la pintura José Piñar hace una personal relectura de las poéticas abstractas de la vanguardia histórica Pintura. José Piñar. Galería Alfredo Viñas. Málaga. C/ José Denis Belgrano, 19. Hasta el 3 de julio de 2000.
Durante toda la segunda mitad de los años noventa la pintura de José Piñar (Granada, 1967) se ha caracterizado por someter a una personal relectura y revisión la tradición geométrica entera de la modernidad, desde las poéticas de la primera vanguardia histórica, principalmente el suprematismo de Malevich y el neoplasticismo de Mondrian y Van Doesburg, hasta la abstracción postpictórica de Frank Stella y Kenneth Noland y la estética de la retracción propia del minimalismo. Sin embargo, la propuesta de Piñar se aleja también consciente y deliberadamente de la frialdad racional y del carácter normativo habituales en aquellas tendencias, orientación en la que quizás tenga mucho que ver el simultáneo interés del pintor granadino en la irracionalidad que distingue al expresionismo abstracto. Entre
los rasgos que singularizan su obra última, claramente observables en los
cuadros que presenta en esta su primera exposición individual en Málaga,
quisiera detenerme en cuatro que me parecen fundamentales. En primer término,
la reducción cromática. Los únicos colores empleados
en estos cuadros son el amarillo, cyan y magenta, de cuya superposición surgen,
con mayor o menor impureza, dependiendo del número de superposiciones, los demás
colores: el rojo, el verde, el naranja, el marrón y el azul oscuro (que en
ocasiones acaba convirtiéndose en negro). En segundo lugar, el modo físico
concreto como se aplica el color, determinante del efecto estético que producen
estas obras. De un lado está el grosor mismo del trazo, determinado por el tipo
de brocha utilizada. Las anchas líneas o bandas de color, así como las formas
circulares en otras composiciones, están trazadas mediante el arrastre de la
brocha sobre el lienzo (la seguridad de estos trazos está sustentada, muy
probablemente, en los bocetos que el pintor realiza con ayuda del ordenador), lo
que, unido al hecho de que la materia pictórica empleada es poco densa,
proporciona un efecto de transparencia y una textura suave muy características,
circunstancias que en algunos casos, sobre todo en aquellos donde hay más
pintura y se ejerce más presión en su aplicación, produce una sensación cálida
y suntuosa, incluso barroca. De otro lado, el deliberado desencuadre o desajuste
de las superposiciones de color, lo que origina un efecto visual parecido al que
producen las fotografías ligeramente desenfocadas, aunque aquí es un signo
evidente de la intención de Piñar por mantenerse próximo a una geometría cálida
y contaminada desde un punto de vista expresivo. En tercer lugar, los motivos
predominantes en la composición, o bien retículas, o bien líneas rectas o
diagonales que se cruzan, o bien formas circulares e incluso trapezoidales, en
cualquier caso temas de un alto contenido abstracto que revelan una sólida idea
de estructura, pero que también pueden ser leídos simbólicamente como una
encrucijada de direcciones potenciales del destino de la pintura. En cuarto y último
lugar, la reflexión de fondo que hay sobre la idea de fragmento: algunos
cuadros podrían tomarse como trozos de otros cuadros, aunque también los hay
que podrían interpretarse como ampliaciones de aquellos supuestos fragmentos. ©Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 10 de junio de 2000
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