Los espacios naturales de Carmen Pinteño

Pintura. Carmen Pinteño. Cabo de Gata, otra mirada.

Sala Italcable. Málaga. C/ Calvo, s/n. Hasta el 15 de octubre de 2006.

 

Toda la serie de óleos sobre lienzo de formato cuadrado que Carmen Pinteño (Huércal-Overa, Almería, 1937) ha dedicado recientemente al espacio natural protegido del Parque Natural de Carmen Pinteño. "Cabo de Gata, otra mirada", 2005-2006. Óleo / lienzo. 163 x 163 cm.Cabo de Gata-Níjar, en su provincia natal, constituye un luminoso canto cromático a uno de los paisajes más bellos de la costa mediterránea, escenario de una luz cegadora que se derrocha a raudales entre las montañas del interior y la costa, pero que también está llena de matices diversos y sutilísimos. Carmen Pinteño es una enamorada del género del paisaje, al que aborda con inteligencia y con sentimiento. Con inteligencia y buen hacer pictórico, porque conoce perfectamente las reglas de la composición, porque estructura y equilibra admirablemente las masas, porque sabe combinar diferentes modos de aplicar el color y la pincelada, con gruesas capas de materia unas veces, con restregones y empleo de la espátula otras, porque, en fin, dota de una armónica y uniforme sinfonía cromática el asunto que pinta. Con sentimiento, porque su obra produce una emoción placentera en el espectador, que percibe la proximidad de la belleza estética.

Carmen Pinteño es una artista que no oculta su pasión por la pintura, por la larga tradición de una actividad que parece consustancial al hombre. Sus referentes son múltiples, nunca se acerca a ellos con actitud de imitación, sino que desarrolla ante el lienzo una poética personal en la que sabe, al mismo tiempo, fundir con elegante distancia lecciones ajenas. Piénsese, por ejemplo, en el Benjamín Palencia de después de la guerra, o en Agustín Redondela y Cirilo Martínez Novillo, o en otros pintores de la llamada Escuela de Madrid. La fuerza de los paisajes de esta excelente pintora almeriense radica, además de en su solidez estructural, en la gradación cromática, tanto cuando predominan colores exaltados y cálidos, como cuando predominan los tonos fríos, los grises y los colores terrosos. En uno de los más hermosos, con las violáceas montañas al fondo, pitas y palmeras salpican terrenos bañados por luces mezcladas, hasta que los tonos se hacen amarillentos en el primer plano. Una delectación para nuestra mirada.

© Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 6 de octubre de 2006