La práctica de la mesura

Diversas técnicas. Colectiva.

Colegio de Arquitectos de Málaga. Paseo de las Palmeras del Limonar, s/n. Hasta el 17 de junio de 1998.

Concebida por sus organizadores, Jaime y Javier García, como un homenaje al Metro Patrón, al estar próximo el bicentenario de la presentación, el 22 de junio de 1799, a la Asamblea de la República Francesa de los patrones del Metro y el Kilogramo como unidades del nuevo Sistema Métrico Decimal, previamente adoptado por la ley de 7 de abril de 1795, esta exposición reúne a un heterogéneo conjunto de artistas   —Ángeles Agrela, Sancho Arnal, Emilio García, José María Giro, Antonio Jiménez Torrecillas, Joaquín Ivars, Julio Juste, Francisco Montañés, Carmen Sigler, Gustavo Torner, Ana Trillo—   que reflexionan de manera desigual sobre lo que la comisión de la Academia de Ciencias Francesa encargada de establecer el nuevo sistema, y de la que formaban parte, entre otros, Condorcet, Lagrange y Laplace, definió entonces, en 1790, durante el periodo de la Asamblea Nacional Constituyente, como la diezmillonésima parte del cuadrante de meridiano terrestre, con lo que se demuestra que ya desde sus orígenes la longitud del metro se vinculó con las dimensiones de la Tierra, aunque su principal cualidad fue ya entonces y continúa siendo ahora la decimalidad correspondiente a la numeración, esto es, que para una misma clase de magnitud todas las unidades se deducen de una de ellas.

Ajenos, sin embargo, a los aspectos más estrictamente técnicos de la cuestión, los artistas seleccionados dan libre curso a su imaginación y optan, al menos en las piezas más logradas y sugerentes, por relacionar aquella unidad de medida con la geografía y dimensiones del propio cuerpo, con la construcción de un orden estético a partir del caos que es el mundo y con el territorio que sirve de escenario a la creación. En este último sentido, por ejemplo, Joaquín Ivars, quien curiosamente lleva algún tiempo usando el término «decimalidad» como sinónimo de incompletud del ser y de la vida, nos propone en Escondite de 1 m3  un lúcido homenaje a los llamados filósofos de la différence, G. Deleuze y F. Guattari, tomando como punto de partida el encendido elogio que ambos hacen del scenopoiëtes dentirostris, ese pájaro de los bosques lluviosos de Australia que construye un escenario a modo de ready-made y se pone a cantar justo encima, compartiendo sus notas con las de otros pájaros: cada uno de nosotros, concluye Ivars, habría de reconfigurar cada mañana la escena para adecuarla a los nuevos personajes que somos cada día, reconfigurar nuestro canto para adecuarlo a los nuevos compositores que se nos incorporan.

Los otros dos trabajos dignos de mencionarse son el de Carmen Sigler y uno de los que presentan en colaboración Ana Trillo y Emilio García. En el primero, una instalación titulada Des-medidas, una cámara proyecta sobre una pantalla imágenes de muchachas que van diciendo en voz alta las medidas de su pecho, cintura, caderas y altura. La enorme muñeca de trapo que cuelga del techo a un lado del ángulo de visión nos proporciona uno de los posibles significados: la instrumentalización del cuerpo femenino como objeto de consumo; en el segundo, un collar de cuentas de plomo encerrado en una urna, directa alusión al estado actual de conservación del metro patrón en París, quiere ser una metáfora del inmenso peso que tienen los recuerdos.

©Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 16 de junio de 1998