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El frágil territorio del deseo Pintura, fotografía, instalación y vídeo. Elena Rendeiro. Offline. Galería Isabel Hurley. Málaga. Paseo de Reding, 39. Hasta el 13 de junio de 2009.
Los diversos procedimientos técnicos de los que se sirve Elena Rendeiro (Madrid, 1976) para expresar su concepción acerca del cuerpo, están orientados y empleados en función de las nociones de placer y sufrimiento. Tanto la instalación como el vídeo resultante, pero también las fotografías y las pinturas, exploran el complejísimo territorio del cuerpo femenino desnudo, y lo hacen reflexionando visualmente sobre las dos realidades que más intensamente lo perturban: el dolor físico y el placer erótico. El nexo de unión entre las diversas piezas es el nylon, medias de nylon, que simbolizan aquí la piel humana, una piel que es, naturalmente, frontera entre el impredecible mundo exterior y el mundo orgánico, pero asimismo íntimo, una piel que resguarda y protege de las contingencias exteriores. Las medias están estiradas al máximo, tensas, tirantes, pero al mismo tiempo su tersura se ve interrumpida de vez en cuando por costurones, a modo de heridas, de fracturas, de incidencias en la piel, de huellas de un pasado. En cierto modo la exposición de Elena Rendeiro es una reflexión sobre el paso del tiempo, una noción casi inexplicable, y que nos evoca inmediatamente los soliloquios de San Agustín y de Thomas Mann, tan distanciados a lo largo de los siglos, pero tan profundos en relación a este interrogante. El maestro de Occidente dice en el Libro XI de las Confesiones: «¿Qué es, pues, el tiempo? Sé bien lo que es, si no se me pregunta. Pero cuando quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Pero me atrevo a decir que sé con certeza que si nada pasara no habría tiempo pasado. Y si nada existiera, no habría tiempo presente». El gran escritor alemán, por su parte, después de la más «fisiológica» declaración de amor posible, en La montaña mágica, inicia el siguiente capítulo así: «¿Qué es el Tiempo? Un misterio sin realidad propia y omnipotente. Es una condición del mundo fenomenal, un movimiento mezclado y unido a la existencia de los cuerpos en el espacio y a su movimiento». A Elena Rendeiro no le es indiferente el pasado, pues para ella condiciona el presente. De otro lado, entiende también el tiempo unido al mundo fenoménico. Tiempo, pasado, presente, sufrimiento y placer tejen una red invisible en la que están prendidos los anhelos y los deseos. Pueden sorprendernos las fotografías en las que merodean dos perros, pero con ellas Rendeiro evoca la Historia de Nastagio degli Onesti, de Botticelli, es decir, está evocando una contralectura de la visión idealizada del Renacimiento. El ideal neoplatónico no puede obviar el horror. Un último detalle. En la performance vemos tres mujeres desnudas vueltas de espaldas. Aunque sea inconscientemente, todo desnudo femenino así remite al célebre buril de Durero Las cuatro brujas, de 1497, pues en él se inventa el desnudo de espaldas moderno.
© Enrique Castaños Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 5 de junio de 2009
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