Influencias italianas

 

Pintura. Fernando Robles.

Casa Fuerte de Bezmiliana. Rincón de la Victoria (Málaga). Hasta el 6 de mayo de 1998.

 

A pesar de la cercanía temporal, algo menos de diez meses, entre su postrera individual en Málaga, en las salas de la Sociedad Económica, y la que es objeto del presente comentario, Fernando Robles (Madrid, 1963) logra suscitar con estos recientísimos cuadros una impresión inequívoca doblemente favorable, derivada tanto de la honestidad y esfuerzo con que ha acometido la preparación de una muestra programada quizá con demasiada premura, según confirma el que toda la obra expuesta lo sea por vez primera, como de la todavía moderada pero indudable depuración de su lenguaje respecto a la producción inmediatamente anterior.

Fernando Robles. "Bañistas" (1996)Establecido en Málaga desde 1978 y licenciado en 1987 en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, Fernando Robles dejó clara constancia desde sus años de joven estudiante en la capital hispalense de su inclinación por las técnicas y soportes tradicionales de la pintura y de su íntima preferencia por el tema de la figura humana, precisamente en una coyuntura en la que muchos de sus compañeros se escoraban hacia propuestas abiertamente neoconceptuales y relacionadas con la práctica de la instalación. Pintor de hondas raíces mediterráneas, Robles intuyó con lucidez desde entonces que era necesario reflexionar en profundidad sobre el inmenso legado grecolatino, pero sin olvidar y teniendo siempre como referencia las conquistas de la vanguardia histórica. La figura humana, desde este punto de vista, constituyó para él una fuente inagotable de inspiración, bien sea como arquetipo del mundo de las formas requerido de permanente reinterpretación, bien sea como instrumento de conocimiento de lo real. De ahí el carácter de modelo inmarcesible en el conjunto de su obra de la producción del periodo clásico de Picasso, aunque naturalmente también de otras épocas, en especial de los años treinta. Sin embargo, mientras que en precedentes etapas ya mostró su predilección por las soluciones más avanzadas de los creadores del Quattrocento, ahora vuelve asimismo con particular interés su atención hacia el De Chirico del primer decenio del siglo y hacia los pintores italianos del periodo de entreguerras, Carrá, Casorati, Campigli y, principalmente, Mario Sironi, desprovisto éste, claro está, de cualquier connotación ideológico-política. Los lienzos actuales, de los que el que lleva por título Personaje con templo y alma es un ejemplo representativo, tenderían, por tanto, a conjugar tradición y modernidad; dicho más exactamente: en ellos advertimos el creciente modelado, casi escultórico, de las partes del cuerpo, la progresiva síntesis de la forma, la condición estructural del dibujo, la preocupación por la técnica, la sobriedad cromática y la severidad volumétrica, en cuanto elemento puramente compositivo, de la arquitectura clásica. El arduo itinerario que aún deberá recorrer no ha hecho más que empezar.

©Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 5 de mayo de 1998