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La fotografía como documento social Fotografía. Manny Rocca. Un observador social. Centro de Exposiciones de Benalmádena. Avenida Antonio Machado, 33. Hasta el 4 de marzo de 2007. Prácticamente todas las fotografías de esta estupenda exposición corresponden a los mejores años de Manny Rocca (Sevilla, 1957) como fotoperiodista, aquellos en los que trabajó como freelance en Washington, primero para The Washington Post, durante el periodo 1980-86, y después para The New York Times, entre 1986-1992, es decir las Presidencias completas de Ronald Reagan y George Bush padre. Una época marcadamente conservadora, pero en la que el balance final supone un incuestionable triunfo de la sociedad democrática y de la libertad en las sociedades occidentales, a pesar de las también indiscutibles zonas de sombra en el haber de ambas Presidencias. Los dos acontecimientos decisivos, indirectamente recogidos por Manny Rocca en los centros y pasillos del poder en Washington, fueron la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, con lo que significó de fracaso histórico del modelo comunista, un lastre extraordinariamente pesado que Rusia no ha podido quitarse ni mucho menos de encima, como demuestran los gestos y actitudes marcadamente autoritarios del actual Presidente Putin, y la primera guerra de Irak, país que había vulnerado claramente el derecho internacional invadiendo otro mucho más pequeño e indefenso militarmente, y para la que Estados Unidos sí contó con el beneplácito y entusiasta colaboración de la OTAN y de las potencias occidentales, entre ellas España. Precisamente dos de las fotografías más reveladoras de la muestra son el caluroso abrazo de Felipe González al vicepresidente Bush, así como su animada conversación con Reagan. Pero junto a esa objetiva documentación en blanco y negro de la intensa actividad política y diplomática que ininterrumpidamente se desarrolla en el corazón del poder mundial, también Manny Rocca deja sitio para otro tipo de imágenes, no menos documentales y expresivas de toda una época, pero al mismo tiempo de una marcada emotividad, o al menos en las que aflora lo mejor de los seres humanos, bien es verdad que a través de figuras públicas e incluso llenas de glamur. Es lo que desprenden las fotografías de Audrey Hepburn, de 1988, cuando ya estaba señalada por la enfermedad, pero cuando su entrega a la causa de la infancia desvalida en el mundo la convirtió en un icono inigualable de bondad y generosidad, remarcando aún más si cabe la belleza de unos rasgos únicos, y la de la Princesa de Gales, Lady Diana Spencer, en 1990, teniendo entre sus brazos con una ternura y desenvoltura difíciles de superar a una niña negra enferma de sida. Junto a ambas, una hermosa foto de una pareja de enamorados abrazados a la orilla del mar en Maryland, en 1980, testimonio más que suficiente de que Manny Rocca, además de saber captar con fidelidad los entresijos históricos de su tiempo, posee una gran sensibilidad para el mundo de los sentimientos. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 2 de febrero de 2007
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