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Paisaje y figuración hedonista en Rollo Paterson Pintura. Rollo Paterson. Realismo neoimpresionista en la Málaga del siglo XX. Edificio del Rectorado de la Universidad de Málaga. Avda. Cervantes, s/nº. Sala del Archivo Municipal de Málaga. C/ Alameda Principal, 23. Hasta el 23 de junio de 2011. El título y el subtítulo de esta pequeña aunque encantadora doble muestra homenaje dedicada al pintor británico-escocés Reginald Maurice Rollo Paterson (Sydney, 1892 - Harefield, Uxbridge, Inglaterra, 1978), pueden prestarse a cierta confusión, pues ni su pintura es malagueña, ni tampoco es realista, sino figurativa, y mucho menos neoimpresionista, término hace ya mucho tiempo que se adjudica a la técnica puntillista o divisionista de Seurat y de Signac, en absoluto compartida por nuestro artista. Pero salvo esas leves aclaraciones taxonómicas, la exposición es un merecido recordatorio, una vez más, de quien eligió Málaga para vivir desde 1954 hasta poco antes de su muerte, ocurrida en un hospital cerca de Londres. Hombre de vida aventurera y bohemia, deambuló por numerosos países y lugares hasta establecerse definitivamente entre nosotros, en el Sur, atraído por un clima, un paisaje y unas gentes que sedujeron a otros notorios anglosajones como el historiador Gerald Brenan, el pintor Robert Harvey o la economista Marjorie Grice-Hutchinson. Ya el historiador del arte Agustín Clavijo le dedicó una retrospectiva de unas cincuenta obras en el antiguo Museo Diocesano de Arte Sacro en 1983, con un breve pero sustancioso texto. La comisaria de la muestra actual, Rosario Ramos Fernández, ha escrito la que posiblemente sea la mejor y más documentada biografía del pintor, aún inédita, pero todavía está pendiente una completa y amplia retrospectiva, en la que se lleven a cabo estudios científicos pormenorizados de la producción de este notable artista y se efectúe una cuidada selección de su obra, teniendo en cuenta que en la provincia de Málaga, en la costa, hay dos o tres coleccionistas que guardan un número muy considerable y de gran calidad de su abundante trabajo. La obra de Rollo Paterson, que desde 1925 emplea generosamente la técnica del pastel, con barras elaboradas por él mismo según la fórmula que le enseñara por entonces un pintor norteamericano, se nutre fundamentalmente de la estética impresionista y postimpresionista, sobre todo de Renoir y de Degas en el primer caso, y de algunas contribuciones de Cézanne, Gauguin y Van Gogh en el segundo. Por ejemplo, de este último se nota la influencia en algunas composiciones que recogen esa pincelada corta, vibrante y exultante de color que advertimos en el breve periodo parisino del holandés en 1886. Del pintor de Aix aprende especialmente la estructura compositiva en la ordenación del paisaje, con volúmenes rotundos y equilibrados, aunque siempre hay en Rollo Paterson un alejamiento intencionado del frío racionalismo francés, pues él opta por una estética mediterraneísta, de la que tampoco está ausente Maillol. La influencia de Matisse, especialmente el Matisse que viaja por Andalucía y el Norte de África, tampoco puede descartarse, aunque es sobre todo en los desnudos femeninos en interiores donde se nos muestra el Rollo Paterson más auténtico, más verdadero, fresco y espontáneo. Es muy posible que esto se lo deba a esas muchachas desnudas de Renoir en las que la luz que se filtra a través de las hojas de los árboles encienden sensualmente sus cuerpos, de manera luminosa y alegre como una mañana primaveral, con pinceladas azuladas y violáceas para representar las sombras, pero sobre todo que sea una deuda contraída con las mujeres aseándose de Degas, aunque Rollo Paterson no se interesa por esos encuadres fotográficos y esas perspectivas anticonvencionales de Degas. En otros casos, las actitudes de las modelos tumbadas en el lecho nos recuerda algunos cuadros de Gauguin pintados en Tahití. En cualquier caso, Rollo Paterson es un espléndido artista, seducido por la percepción de los sentidos, por la luz mediterránea y por la sensualidad de los cuerpos femeninos, es decir, un pintor que supo amar la vida y extraer lo mejor de ella. © Enrique Castaños Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 18 de junio de 2011
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