Paisajes íntimos de la memoria

Pintura y collage. Fernando de la Rosa.

Sala de arte de la Universidad de Málaga. Edificio del Rectorado. Avda. de Cervantes, 2. Hasta el 22 de enero de 2006.

Los verdaderos protagonistas de la obra actual de Fernando de la Rosa (Archidona, Málaga, 1964) son el motivo y el color. Pero Fernando de la Rosa. "Presagio del dibujante", 2005. Temple de cola, alquitrán y óleo sobre lienzo. 190 x 190 cm.también hay otros componentes que merecen ser resaltados. En primer lugar, está la técnica, que se ha vuelto muy elaborada y experimental, aplicando sobre el lienzo una precisa combinación de temple de cola, alquitrán y óleo que ofrece unos resultados llenos de vistosidad e incluso de suntuosidad en algunas zonas. A veces, en vez de óleo usa acrílico, aunque el efecto es similar. En segundo lugar está uno de los mayores logros de los cuadros realizados en el último año, que es el empleo del collage, hecho generalmente a base de telas estampadas y de trozos de piel de diferentes colores. Lo más destacado es la suavidad con la que el collage se integra armoniosamente en el conjunto del cuadro, estableciendo sutiles correspondencias entre los motivos florales estampados de las telas o entre los colores de las pieles y los tonos predominantes en la composición. Esta última también constituye un acierto, pues el pintor sabe perfectamente dotar de cohesión y de estructura a las diferentes parcelas o áreas en que parece estar dividida la superficie, indicando a veces gruesas líneas de separación entre unas y otras, o bien dejándolas fluir sin solución de continuidad, aunque en verdad lo que permite esa trabazón es, normalmente, una firme y gruesa línea negra que vincula determinadas partes.

El color, efectivamente, es el auténtico protagonista de estas composiciones, un color en el que parecen preponderar los tonos fríos, unos espléndidos celestes y turquesas, pero donde encontramos desde una tenue variación de grises y azules hasta rosas, marrones y naranjas conviviendo en una auténtica fiesta cromática. El artista gusta de motear con manchas de negro y de negro, en otras ocasiones de gris, el lienzo, o bien de pintar unas líneas paralelas o bien de dibujar una silueta. Todos ellos son elementos que identifican el motivo de estos cuadros, el cual no es otro que el paisaje, pero un paisaje no visto en perspectiva sino como si se viese desde todo lo alto del cielo, paisajes íntimos de la memoria que evocan desde recuerdos infantiles hasta preferencias de lugares y de cosas. El paisaje como un jardín espiritual y secreto en el que los setos, los árboles, las vallas, las casas y las parcelas con flores o arbustos ocupan un lugar que no se somete a las coordenadas físicas habituales, sino a los parámetros y a la experiencia de la conciencia.

 

© Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 30 de diciembre de 2006