|
Un proceso de intensificación Pintura. Manuel Salinas. Galería Alfredo Viñas. Málaga. C/ José Denis Belgrano, 19. Hasta el 23 de enero de 2004.
Las
palabras pronunciadas en febrero de 1951 por Robert Motherwell en una
conferencia en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, podrían muy bien servir
para aproximarse al clima espiritual y al contenido expresivo de la obra
reciente de Manuel Salinas (Sevilla, 1940). El pintor expresionista abstracto
estadounidense decía en aquella ocasión que el arte abstracto es específicamente
moderno, no en el sentido de un progreso respecto al arte del pasado, sino en el
sentido de que el arte abstracto representa las particulares aceptaciones y
negaciones de quienes viven en las condiciones de los tiempos modernos. Al mismo
tiempo, afirmaba también que se trataba de una respuesta fundamentalmente romántica
a la vida moderna: rebelde e individualista, nada convencional, sensible,
irritable. Salvo
este último adjetivo, aunque quizás también, ya que a algunos puede
producirles irritación este lenguaje plástico, la reflexión de Motherwell
enmarca perfectamente el sentimiento artístico de este exquisito pintor
sevillano, un auténtico corredor de fondo en el panorama plástico de nuestro
país, autor de una de las obras más hermosas de la abstracción española
contemporánea. Sin negar acercamientos estéticos con la obra de pintores como
Esteban Vicente, y José Guerrero, la pintura de Manuel Salinas revela un
profundo conocimiento no sólo del expresionismo abstracto, sino de toda la
pintura del siglo pasado, desde el sensualismo cromático de Matisse hasta la
organización racional y analítica del arte constructivo. Porque una de las cosas que más llaman la atención de este pintor, junto a su extraordinaria sensibilidad, su cálida y acogedora temperatura cromática, su capacidad para no perder nunca la armonía de los colores empleados, su sutileza y su lirismo expresivo, es esa particular elegancia que se desprende de las composiciones bien equilibradas, organizadas de un modo aparentemente imperceptible, pero que revela una gran sabiduría plástica, especialmente en lo que se refiere a la ordenación del espacio y a la distribución de las masas. Manuel Salinas, en suma, es un pintor experimentado y sensible al que podrían asimismo aplicársele las palabras del pensador norteamericano A. N. Whitehead recordadas por Motherwell, esto es, que la abstracción es un proceso de intensificación y que ésta vivifica la vida.
© Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 19 de enero de 2004
|