Entre la realidad y el simulacro

Pintura. Manuel Saro.

Galería Alfredo Viñas. Málaga. C/ José Denis Belgrano, 19. Hasta el 15 de noviembre de 2004.

 

Esta es como mínimo la tercera exposición individual consecutiva de Manuel Saro (Madrid, 1970) en la que el artista concibe la muestra como una reflexión sobre el propio espacio de la galería en la que se presentan las obras. Por supuesto que los intereses de Saro son más amplios. En la primera de las muestras aludidas, hace poco menos de dos años, tomaba como punto de partida una novela de Georges Perec, El gabinete de un aficionado, y los célebres cuadros de Manuel Saro. "Espacio personal av nº1", 2004. Acrílico sobre fotografía. 150 x 120 cm.David Teniers en los que el flamenco pinta la galería de un destacado coleccionista de su tiempo, los llamados «gabinetes de pinturas», y realizaba unas sobrias y estructuradas composiciones en las que homenajeaba la importancia de la geometría en la pintura, la perspectiva caballera, la ilusión de profundidad espacial, la relación de la arquitectura con la pintura y el discurso barroco del cuadro dentro del cuadro, todo ello con unos colores contrastados y saturados que nos recordaba asimismo algunas obras de Mondrian, con lo que el vínculo entre la tradición renacentista y barroca con la modernidad estaba asegurado. Por si fuera poco, la muestra incluía una sutil obra desde el punto de vista conceptual en la que, desde un cierto enclave de la galería, el espectador podía certificar que estaba viendo, «abstraído», el mismo espacio en el que se hallaba, con lo que de paso establecía un complejo vínculo entre pintura, espacio arquitectónico y visualización individualizada.

La exposición de Málaga está muy relacionada con la segunda de las muestras mencionadas, pues también aquí Manuel Saro «construye» un espacio personal, en el sentido de que se trata de unas obras sin duda conectadas con el movimiento constructivista, esto es, unas obras muy pensadas en sus líneas esenciales, perfectamente organizadas estructural y espacialmente, y donde, sin embargo, aflora paradójicamente un concepto también fluido del espacio, elástico, intercambiable, como si los límites entre la realidad y la imaginación, entre el espacio físico y el espacio mental fuesen inciertos, o, en todo caso, comunicables. En efecto, Saro ha concebido la muestra específicamente para el espacio de la galería, fotografiando ésta previamente desde múltiples ángulos y perspectivas, circunstancia que refuerza el aspecto asimismo laberíntico de sus obras, y a continuación ha intervenido sobre esas fotografías con pintura acrílica, obteniendo a veces una extraña sensación ingrávida, inestable, como si los pilares y elementos portantes de la sala emergieran de un mar de color austero y saturado. El propósito de Manuel Saro, en cualquier caso, es involucrar al espectador en el proceso pictórico, hacerle partícipe de la obra que contempla en relación con el espacio en el que se encuentra, desdibujando de paso las fronteras entre los géneros artísticos.

 

© Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 15 de octubre de 2004