*Pierre Teilhard de Chardin (1881 – 1955). El fenómeno humano. Traducción de Miguel Crusafont Pairó. Madrid, Taurus, 1967. El libro se escribió entre junio de 1938 y junio de 1940, y fue concluido en Pekín. En 1947, Teilhard le añadió un Postfacio, extraordinario resumen del ensayo. El Apéndice, terminado en Roma el 28 de octubre de 1948, se detiene en algunas consideraciones acerca del problema del Mal. La primera edición francesa es de 1955.

 

Aquí nos limitamos a hacer una selección de las frases y párrafos más significativos del libro. Esta selección, las líneas entre corchetes y algunas aclaraciones, así como los Apéndices y el vocabulario básico provisional, son de Enrique Castaños, Doctor en Historia del Arte.

 

*En su prólogo a este libro, el traductor dice que en Teilhard encontramos a la inmanencia sumergida dentro del gigantesco océano de la trascendencia. Asimismo, la materia divinizable y divinizada por Cristo.

*Redactada en París, en marzo de 1947, Teilhard escribe una ADVERTENCIA a los lectores. En ella dice en relación al título: «Sólo el Fenómeno, pero también todo el Fenómeno». En estas páginas ha de buscarse no una explicación, sino sólo «una Introducción a una explicación del Mundo». Se trata de «descubrir entre los elementos del Universo … una ley experimental de recurrencia que precise su aparición sucesiva en el curso del Tiempo». «Tal como sucede con los meridianos a medida que se acercan al polo, la Ciencia, la Filosofía y la Religión convergen necesariamente al aproximarse al Todo». Dos hipótesis de partida: «Significación preeminente del Hombre en la Naturaleza y estructura orgánica de la Humanidad».

*El objeto y el sujeto se mezclan y se transforman mutuamente en el acto de conocimiento.

*El Hombre necesita una serie de «sentidos»:

         - Sentido de la inmensidad espacial.

         - Sentido de la profundidad.

         - Sentido del número.

         - Sentido de la proporción.

         - Sentido de la cualidad o de la novedad.

         - Sentido del movimiento.

         - Sentido de lo orgánico.

*El Hombre como cima momentánea de una Antropogénesis que corona a su vez una Cosmogénesis.

*El Hombre no sería capaz de verse a sí mismo de manera completa fuera de la Humanidad, ni la Humanidad fuera de la Vida, ni la Vida fuera del Universo.

*Plan esencial del libro: la Previda, la Vida y el Pensamiento, tres acontecimientos que dibujan en el Pasado y dirigen para el futuro (¡la Sobrevida!) una sola y única trayectoria: la curva del Fenómeno humano. Mi único fin y mi verdadera fuerza a través de estas páginas es sólo y simplemente el de intentar ver; es decir, el de desarrollar una perspectiva homogénea y coherente de nuestra experiencia general, pero extendida al Hombre.

 

*Primera parte: LA PREVIDA

*Las tres caras de la Materia: pluralidad, unidad y energía.

*La Energía es la medida de lo que pasa de un átomo a otro en el curso de sus transformaciones.

*Considerada en su realidad física y concreta, la Trama del Universo no puede ser desgarrada. 

*El Cosmos en el que el Hombre se halla comprometido constituye un Sistema (por su Multiplicidad), un Totum (por su Unidad) y un Quantum (por su Energía).

*El Sistema: Cada elemento del Cosmos está positivamente entretejido con todos los demás. El Universo se sostiene por su conjunto. Y no existe más que una sola manera realmente posible de considerarlo: es la de considerarlo todo él como un solo bloque.

*El Totum: La Trama del Universo es el Universo mismo. La Trama del Universo corresponde a un solo modelo: constituye estructuralmente un Todo.

*El Quantum: El radio de acción propio de cada elemento cósmico debe ser prolongado en línea recta hasta los confines últimos del Mundo. Toda vez que el átomo es naturalmente coextensivo[1] a todo espacio en el que se lo sitúa, nos es forzoso admitir que es esta inmensidad la que representa el campo de acción común a todos los átomos.

*La inmensidad espacial entera no es más que el fragmento «en el tiempo» de un tronco cuyas raíces se sumergen en el abismo de un Pasado insondable y cuyas ramas ascienden hacia algún lugar dentro de un Porvenir a primera vista ilimitado.

*El descubrimiento fundamental de que todos los cuerpos derivan por ordenación de un solo tipo inicial corpuscular [corpúsculo: porción microscópica de materia] viene a ser como el rayo que ilumina ante nuestros ojos la historia del Universo.

*A partir de sus formulaciones más lejanas, la Materia se nos descubre al estado de génesis, una génesis que permite ver dos de los aspectos que mejor la caracterizan en sus periodos ulteriores. En primer lugar, el de empezar por una fase crítica: la de la granulación, que da lugar bruscamente al nacimiento de los constitutivos del átomo y quizás al átomo[2] mismo. Luego, por lo menos a partir de las moléculas[3], el de continuarse por adición siguiendo un proceso de creciente complejidad.

*Históricamente, la Trama del Universo va concentrándose en formas de Materia cada vez más organizadas.

*Parece existir una indiscutible relación que asocia genéticamente el átomo a la estrella.

*La fabricación de los compuestos materiales elevados no puede realizarse más que en virtud de una concentración previa de la Trama del Universo en nebulosas y en soles.  

*Toda masa es modificada por su velocidad. Todo cuerpo irradia. Todo movimiento, suficientemente puesto «al ralentí» se vela de inmovilidad.

*En el fondo de nosotros mismos, sin discusión posible, se nos presenta, a través de una especie de desgarro, un interior en el corazón mismo de los seres.

*Coextensivo a su Exterior, existe un Interior de las Cosas.

*Bajo la hoja mecánica inicial, nos es necesario concebir, aunque sea llevado hasta su mínima expresión, pero absolutamente indispensable para explicar el estado del Cosmos durante los tiempos subsiguientes, una hoja «biológica».

*Considerado al estado prevital, el Interior de las Cosas, cuya realidad admitimos hasta en las formas nacientes de la Materia, no debe ser imaginado como formando una hoja continua, sino afectado por la misma granulación que la propia Materia. El atomismo es una propiedad común al Interior y al Exterior de las Cosas.

*Los elementos de Consciencia[4], prácticamente homogéneos entre sí en el origen, van complicando y diferenciando poco a poco su naturaleza en el curso de la Duración.

*Una consciencia resulta tanto más acabada cuanto que dobla un edificio material más rico y mejor organizado.

*Perfección espiritual (o «centreidad» consciente) y síntesis material (o complejidad) no son sino las dos caras o mitades entrelazadas de un mismo fenómeno.

*Lo que constituye para nuestra razón la aguzada punta, tan irritante, del problema de la Energía espiritual es el sentido agudo que tenemos de la dependencia y de la independencia simultáneas de nuestra actividad en relación con las fuerzas de la Materia. 

*Sólo una fracción ínfima de Energía «física» es utilizada por los desarrollos más elevados de la Energía espiritual. Y, por otro lado, esta fracción mínima, una vez absorbida, se traduce en el cuadro interior de las oscilaciones más inesperadas. 

*Esencialmente, cualquier energía es de naturaleza psíquica. Sin embargo, en cada elemento particular, esta energía fundamental se divide en dos componentes distintos: una energía tangencial, que hace al elemento solidario de todos los elementos del mismo orden que él en el Universo, y una energía radial, que le atrae, en la dirección de un estado cada vez más complejo y más centrado, hacia adelante.

Existen dos especies de energía tangencial: a) una de radiación (máxima para los valores radiales muy pequeños, caso del átomo); b) otra de ordenación (únicamente sensible para los grandes valores radiales, caso de los seres vivos y del Hombre).

*La Tierra: un pedazo de materia formado de átomos particularmente estables se separó de la superficie del Sol.

*En el Mundo nada podría estallar un día como final a través de los diversos umbrales traspasados sucesivamente por la Evolución, que no haya sido primero oscuramente primordial. Si, desde el primer momento en que fue posible, lo orgánico no hubiera empezado a existir sobre la Tierra, nunca hubiera empezado más tarde.

*Alrededor de nuestro planeta naciente, además de los primeros esbozos de una Barisfera[5] metálica, de una Litosfera[6] silicatada, de una Hidrosfera y de una Atmósfera, hay motivos para considerar la formación de una cobertura especial, una zona templada de la polimerización[7], en la cual el Agua, el Amoníaco y el Ácido carbónico flotaban ya, bañados de rayos solares.

*La Tierra juvenil, ya por su propia composición química inicial, es por ella misma, y en su totalidad, el germen increíblemente complejo que necesitamos. Osaría decir que de manera congénita llevaba la Previda en sí y ésta en una cantidad definida.

*La complejidad química de la Tierra aumenta, en conformidad con las leyes de la Termodinámica, en aquella zona particular, superficial, donde sus elementos se polimerizan.

 

*Segunda parte: LA VIDA 

*Llegó un periodo en que la Tierra estuvo lo suficientemente fría para que pudieran formarse y subsistir en su superficie las cadenas de moléculas carbonadas; la Tierra, probablemente envuelta en una capa acuosa de la que emergían sólo los primeros brotes de los futuros continentes.

*Después de un tiempo lo suficientemente amplio, esas mismas aguas empezaron, en determinados lugares, a agitarse con la presencia de seres minúsculos.

*La Vida propiamente dicha empieza con la célula[8].

*Cualquier distancia espacial, cualquier diferenciación morfológica, supone y expresa una duración. En la constelación de las Especies, cualquier existencia y cualquier posición llevan consigo cierto Pasado, cierta Génesis.

*En el Espacio-Tiempo de los biólogos, la introducción de un término o estadio morfológico suplementario exige inmediatamente traducirse por una prolongación correlativa del eje de las duraciones.

*A la zona Molecular le sigue otra Megamolecular (ver lo que sobre esta zona dice Claude Cuénot[9]), y, después, viene la zona Celular.

*Fue necesaria una duración quizá superior a la de todos los tiempos geológicos desde el Cámbrico (primer periodo de la Era Paleozoica) para la formación de las proteínas sobre la superficie de la Tierra.

*Ningún cambio profundo puede producirse en la Naturaleza sin un largo periodo de maduración.

*La originalidad esencial de la Célula parece ser la de haber hallado un método nuevo para englobar unitariamente una masa mayor de Materia.

*En la base del edificio celular encontramos albuminoides [proteínas] y sustancias orgánicas nitrogenadas[10], con pesos moleculares enormes. Estos albuminoides, asociados a cuerpos grasos, al agua, al fósforo y a toda suerte de sales minerales, constituyen un protoplasma (ver la nota al pie nº 8).

*Teilhard intenta explicar en qué puede realmente consistir la modificación específica de energía interna («radial») que corresponde al establecimiento interno («tangencial») de la unidad celular.

*Se debe explicar psíquicamente la revolución celular no como un inicio absoluto, sino como una metamorfosis. Sin embargo, ¿cómo representarnos el salto de lo preconsciente [consciencia rudimentaria] incluido en la Previda a lo consciente, por elemental que sea, del primer ser viviente verdadero?

*Teilhard hace tres observaciones para fijar la posición del despertar celular en la serie de las transformaciones psíquicas que preparan sobre la Tierra la aparición del Fenómeno humano. Dentro de las perspectivas aceptadas por él, es decir, que una especie de consciencia rudimentaria precede a la eclosión de la Vida, aquel despertar o salto 1) ha podido, o aún mejor, 2) ha debido producirse; y así 3) se explica una renovación tan extraordinaria sobre la faz de la Tierra.

*Es perfectamente concebible que sea posible un salto esencial entre dos estados o formas, incluso inferiores, de consciencia. Ya sea por ordenación de sus partes, ya sea por adquisición de una nueva dimensión, nada impide que el grado de interioridad propio de un elemento cósmico pueda variar hasta el punto de elevarse de manera brusca hasta un peldaño más alto. Lo que precisamente admitimos es que tal mutación psíquica haya debido acompañar al descubrimiento de la combinación celular. Acrecentamiento del estado sintético de la Materia, y con ello, de manera correlativa, aumento de la consciencia para el medio sintetizado. Transformación crítica en la ordenación íntima de los elementos, y por ello, ipso facto, un cambio de naturaleza en el estadio de consciencia de las parcelas del Universo. Es preciso definir de manera razonable el tránsito crítico de la Molécula a la Célula, el Paso de la Vida.

*Los orígenes de todas las cosas tienden a ser materialmente inasequibles.

*Complejidad y expansibilidad en los inicios mismos de la Vida. Desde cualquier lugar por donde se le contemple, el Mundo celular naciente se descubre ya como infinitamente complejo.

*Por fino que haya sido el primer velo de materia orgánica extendido sobre la Tierra, éste no hubiera podido ni establecerse ni mantenerse sin alguna red de influencias y de intercambios que lo convirtiera en un conjunto biológicamente conexo. Desde el origen, la nebulosa celular representó forzosamente, a pesar de su multiplicidad interna, una especie de superorganismo difuso.

*Los innumerables elementos que componían, en sus orígenes, la película viviente de la Tierra, no parecen haber sido reunidos ni conjugados exhaustivamente o al azar.

*Todos los seres vivientes, desde las más humildes Bacterias hasta el Hombre, contienen exactamente los mismos tipos complicados de vitaminas y de fermentos.

*La Vida nació y se propaga sobre la Tierra como una pulsación absolutamente solitaria.

*Las fases iniciales de crecimiento, sean cuales fueren, van desapareciendo, hacia atrás, a nuestra vista.

*El hecho de que todos los Anfibios, Reptiles y Mamíferos tengan cuatro patas y sólo cuatro, podría en rigor aplicarse, por una pura convergencia, hacia un modo particularmente simple de locomoción (los Insectos, no obstante, nunca tienen menos de seis patas).

Cuantitativamente (subrayo), nosotros no somos más que una especie entre tantas, y la más reciente».

*Todos los investigadores están hoy de acuerdo acerca del hecho general de la existencia de una evolución. Por lo que respecta a la cuestión de saber si esta evolución está dirigida, la cosa cambia … Los espíritus dudan en reconocer que existe una orientación precisa y un eje privilegiado de evolución.

*«… creo ver la existencia de un sentido y de una línea de progreso en el seno de la Vida, sentido y línea tan perfectamente marcados, incluso, que su realidad, estoy convencido de ello, será admitida por la Ciencia del mañana».

*La esencia de lo Real podría ser representada por lo que el Universo contiene, en un momento dado, de «interioridad», y la Evolución en este caso no sería otra cosa, en el fondo, que el acrecentamiento continuo de esta Energía «psíquica» o «radial» en el curso de la Duración, bajo la Energía mecánica o «tangencial», prácticamente constante a la escala de nuestra observación. ¿Cuál es, por otra parte, la función particular que entrelaza experimentalmente una a otra, en sus desarrollos respectivos, las dos Energías radial y tangencial del Mundo? Evidentemente, la ordenación: la ordenación a cuyos sucesivos progresos corresponden interiormente, según lo podemos verificar, un crecimiento y una profundización continuos de consciencia.

*Sí, es seguro que existe en los organismos vivientes un engranaje de elección para el juego de la conciencia; y basta que nos contemplemos a nosotros mismos para percibirlo: es el sistema nervioso. De manera positiva no aprehendemos más que una sola interioridad en el Mundo: la nuestra directamente, y, al mismo tiempo, merced a una equivalencia inmediata, gracias al lenguaje, la de los de más hombres.

*La diferenciación de la sustancia nerviosa se desprende, tal como la teoría lo hacía prever, como una transformación significativa. Ella da un sentido, y, por consiguiente, prueba que existe un sentido de la evolución.

*… después de haber discutido el origen de las primeras células, habíamos estimado que si su generación espontánea no se produjo más que una sola vez en el curso de los tiempos es debido aparentemente a que la formación inicial del protoplasma estaba ligada a un estado atravesado, sólo por una vez, por el quimismo general de la Tierra [la presencia del quimismo, esto es, de determinados gases, hace innecesaria, a nuestro modo de ver, la controvertida expresión de «generación espontánea», aun cuando se emplee, como lo hace aquí Teilhard, de un modo libre y poético, sin pretensiones afirmativas radicales].

*De Capa en Capa zoológica algo pasa y crece sin cesar, por sacudidas, en el mismo sentido.

*A la cabeza la Vida, con toda la Física subordinada a ella. Y en el corazón de la Vida, para explicar su progresión, el resorte de una Ascensión de Consciencia.

*Para expresar, en su verdad, la Historia Natural del Mundo, sería necesario seguirlo por dentro: no ya como una sucesión entrelazada de tipos estructurales que se reemplazan, sino como una ascensión de savia interior germinando en un bosque de instintos consolidados. En lo más hondo de sí mismo, el mundo viviente está constituido por consciencia revestida de carne y de hueso. De la Biosfera a la Especie, todo no resulta ser más que una inmensa ramificación de psiquismo que se va buscando por entre las formas.

*La Vida es ascensión de consciencia.

*Los orígenes de los Primates se remontan al Eoceno. En lo alto de los Primates, los Monos, con sus dos grandes ramas geográficas: los verdaderos Monos o Catarrinos, del Viejo Mundo, con 32 dientes, y los Platirrinos de América del Sur, con el hocico ensanchado y todos con 36 dientes.

Por debajo de estas dos grandes ramas de Monos, los Lemúridos, con un hocico generalmente alargado y con incisivos a menudo proclives. Del lado lemúrido, los Társidos o Tarsios, minúsculos animales saltadores de cráneo redondo e hinchado, con ojos inmensos, cuyo único superviviente actual, el Tarsio de Malasia, sugiere de manera curiosa un pequeño Hombre. Lemúridos y Tarsios tuvieron su apogeo hacia el fin del Eoceno.

Del lado Catarrino, los Antropoides o Primates superiores, que son cuatro: Chimpancé, Gorila, Orangután y Gibón, todos ellos Monos sin cola, los mayores y más despiertos de los Monos. Los grandes simios, llamados Monos Antropomorfos o Antropoides, empiezan a discernirse en África a partir del Oligoceno. Llegan a su máximo de diversificación y de talla al final del Plioceno, en África, la India y Europa (España, Francia, Alemania y Austria).

*Lo que constituye el interés y el valor de los Primates, es, ante todo, el hecho de representar un phylum de pura y directa cerebralización[11].

*En los Primates, la ortogénesis particular del phylum coincide exactamente con la Ortogénesis principal de la Vida misma.

*Si en el Árbol de la Vida los Mamíferos constituyen una Rama maestra, la Rama maestra, los Primates, es decir, los cerebromanuales, son la flecha de esta Rama y los Antropoides el mismo brote en que termina esta flecha[12].

 

* Tercera parte: El PENSAMIENTO

*Discontinuidad de continuidad. Tal es como se define y se presenta ante nosotros el nacimiento del Pensamiento.

*Gracias al bipedismo, que liberó a las manos, el cerebro pudo crecer.

*Debemos sentirnos felices de admitir que el nacimiento de la inteligencia corresponda a una inversión sobre sí mismo, no sólo del sistema nervioso, sino del ser entero. Lo que nos espanta, a primera vista, por el contrario, es el tener que darnos cuenta de que este paso, para ejecutarse, tuvo que realizarse de una sola vez.

*Retengamos, por ahora, sin intentar representarnos lo que es inimaginable, que el acceso al Pensamiento representa un umbral, que debió ser franqueado de un solo paso. Intervalo «transexperimental», sobre el que nada podemos decir desde el punto científico, pero más allá del cual nos hallamos transportados sobre otro peldaño biológico enteramente nuevo.

*Y es solamente aquí donde acaba de descubrirse la naturaleza del paso de la reflexión. En primer lugar, cambio de estado. Pero, enseguida, por el hecho mismo, inicio de otra especie de vida, precisamente esta vida interior de la que ya he hablado.

*El centro psíquico reflexivo, una vez encogido sobre sí mismo, no podría subsistir más que por un doble movimiento, que no constituye más que uno: centrarse más allá sobre sí, por penetración en un espacio nuevo; y, al mismo tiempo, centrar el resto del Mundo a su alrededor, merced al establecimiento de una perspectiva cada vez más coherente y mejor organizada en las realidades que la rodean … El «Yo», que no puede sostenerse más que siendo cada vez más él mismo, en la medida en que hace suyo todo lo demás de sí. La Persona en y para la Personalización.

*Con la aparición de lo reflexivo, todo cambia: entonces advertimos que, bajo la realidad más resplandeciente de las transformaciones colectivas, tenía lugar secretamente una marcha paralela en la individualización.

*Hasta el surgimiento de la reflexión era suficiente considerar, en la Naturaleza, una amplia vibración simple: la ascensión de Consciencia. Ahora va a tratarse de definir y de armonizar en sus leyes una ascensión de las conciencias. 

*El Hombre no progresa sino elaborando lentamente, a través de las edades, la esencia y la totalidad de un Universo que se depositó en él.

*A este gran proceso de sublimación conviene aplicar, con toda su fuerza, el término de Hominización. La Hominización, que es, en primer lugar, si así se quiere, el salto individual, instantáneo, del instinto al Pensamiento. Pero una Hominización que es también, en un sentido más amplio, la espiritualización filética, progresiva, en la Civilización humana, de todas las fuerzas contenidas en la Animalidad.

*El cambio de estado biológico conducente al despertar del Pensamiento no corresponde simplemente a un punto crítico traspasado por el individuo o incluso por la Especie. Más amplio que eso, afecta a la vida misma en su totalidad orgánica, y, por consiguiente, marca una transformación que afecta al estado del planeta entero.

*La Geogénesis emigrando hacia una Biogénesis, que no es finalmente otra cosa que una Psicogénesis. 

*La Psicogénesis nos había conducido hasta el Hombre. Y ahora se borra, barrida, absorbida por una función más elevada: en primer lugar, el alumbramiento, y, más tarde, todos los desarrollos del Espíritu, la Noogénesis.

*[La Reflexión] es verdaderamente una nueva capa, la «capa pensante», la cual, después de haber germinado al final del Terciario, se instala, desde entonces, por encima del mundo de las Plantas y de los Animales; fuera y por encima de la Biosfera, una Noosfera.

*El Hombre entró en el mundo sin ruido…

*Por solitario que haya aparecido, el Hombre emergió de un tanteo general de la Tierra. Nació, en línea directa, de un esfuerzo total de la Vida. He aquí la dignidad supraeminente y el valor axial de nuestra Especie. No nos es necesario, en el fondo, saber nada más como satisfacción de nuestra inteligencia y para las exigencias de nuestra acción.

*Por fascinante que sea, el problema de los orígenes no resolvería el problema humano, ni aun cuando aquél quedara resuelto en sus detalles. Tenemos perfectamente derecho a considerar el descubrimiento de los hombres fósiles como una de las vías más iluminadoras y más críticas de la Investigación moderna. No convendría, sin embargo, ilusionarnos en cuanto a esto, acerca de los límites que tiene, en todos los dominios, esta forma de análisis que es la Embriogénesis.

*El Hombre que observamos en la Tierra, al final del Cuaternario, es verdaderamente ya el Hombre moderno, y además en todos los aspectos.

*Cuenta Teilhard de Chardin que, un día, hablando con su gran amigo el prestigioso prehistoriador francés Henri Breuil (1877 – 1961), éste, con su «brusca y acostumbrada intuición», le dijo, en relación a la profunda agitación que agita al hombre contemporáneo del siglo veinte: «Estamos acabando de desprendernos de las últimas amarras que nos retenían todavía en el Neolítico». Fórmula, al pronto, paradójica, pero que Teilhard, cuanto más reflexionaba sobre ella, más la comprendió y más le dio la razón a su amigo. Estamos pasando, dice Teilhard, en este mismo momento, por un cambio de Edad [este cambio no ha concluido, ni mucho menos, en 2022, pero sí parece haberse acentuado y provocar una mayor ansiedad, desconcierto e incertidumbre en el Hombre]. Bajo el cambio de Edad, un cambio de Pensamiento.

*La Duración no es más que el Espacio-Tiempo biológico.

*En realidad, y siguiendo la fuerte expresión del biólogo inglés Julian Huxley[13] (1887 – 1975), nos encontramos al Hombre descubriendo que su propio ser no es otra cosa que la Evolución convertida en consciente de sí misma

*El Fenómeno Social: culminación, que no atenuación, del Fenómeno Biológico.

*El espíritu de búsqueda y de conquista es el alma permanente de la Evolución. 

*El Hombre es la flecha ascendente de la gran síntesis biológica.  

*La ansiedad en el Hombre se produce a partir del surgimiento del Pensamiento y de la confrontación con la inmensidad del Espacio-Tiempo. El Tiempo y el Espacio resultan ser innegablemente espantosos. El Tiempo y el Espacio llegan a humanizarse en cuanto aparece un movimiento definido que les dé una total fisonomía. Ese movimiento no es otro que la Evolución.

*El siglo próximo [el siglo XXI] no se terminará sin una amenaza de huelga en la Noosfera. Los elementos del Mundo, negándose a servir al Mundo por el hecho de pensar. O, más exactamente aún, el Mundo negándose a sí mismo al darse cuenta de sí mismo gracias a la Reflexión. He aquí el peligro. Bajo la inquietud moderna, lo que realmente se está formando y está creciendo no es más que una crisis orgánica de la Evolución.  

*La Conciencia, única entre todas las energías del Universo, posee una magnitud en virtud de la cual resulta inconcebible, e incluso contradictorio, suponer que pueda detenerse o aun enrollarse sobre sí misma … La Muerte total, el Muro infranqueable contra el cual chocaría la Conciencia para desaparecer definitivamente, son incompatibles con el mecanismo de la actividad reflexiva … Cuanto más llegue el Hombre a ser Hombre, tanto menos aceptará moverse en otra dirección que no sea aquella que lleva hacia lo interminablemente o indestructiblemente nuevo. Es así como algún «absoluto» se halla implicado en el juego mismo de sus propias operaciones.

*La respuesta a la inquietud y a la ansiedad del Mundo moderno, a saber, si el Hombre puede detenerse, admite dos direcciones: 

a)     O la Naturaleza está cerrada a nuestras exigencias de futuro, y entonces el Pensamiento, fruto de millones y millones de años de esfuerzo, se ahoga en sí mismo ya recién nacido dentro de un Universo absurdo que aborta sobre sí …

b)    O existe una apertura, una superalma por encima de nuestras almas; pero, entonces, esta salida, para que consintamos en utilizarla, debe abrirse sin restricción alguna hacia unos espacios psíquicos que nada pueda limitar dentro de un Universo del cual podamos fiarnos totalmente.

 

Es decir, optimismo o pesimismo absolutos.

Ninguna evidencia tangible, por otra parte, respecto de la una o de la otra de ambas direcciones. Pero, mientras tanto, y en esta espera, he aquí las invitaciones racionales para un acto de fe[14].  

En el porvenir existe para nosotros, bajo alguna forma, por lo menos colectiva, no ya una sobrevivencia, sino una sobrevida, esto es, una forma superior de existencia.

 

*Cuarta parte: LA SOBREVIDA

Capítulo I. La salida colectiva.

*Un callejón sin salida hay que evitar: el Aislamiento [el Individualismo].

*Aislamiento del individuo o aislamiento de un grupo. Dos formas distintas de una misma táctica. Tanto el individualismo como el racismo son teorías cínicas y brutales. Ambas se engañan y nos engañan en la medida en que al menospreciar un fenómeno tan esencial como es «la confluencia natural de todos los granos del Pensamiento», ocultan y desfiguran ante nuestros propios ojos los perfiles verdaderos de la Noosfera, y hacen biológicamente imposible la formación de un verdadero Espíritu de la Tierra.

*Coalescencia [propiedad de las cosas de unirse o fundirse] forzosa. En unas condiciones de escalonamiento, en las que cualquier otro phylum inicial se hubiera ya desde hace mucho tiempo disociado en especies distintas, el phylum humano se expansiona todo él, completamente, como una hoja gigantesca en la que las nerviaciones, por muy claras que sean, se mantienen siempre unidas dentro de un tejido común … La Humanidad, considerada zoológicamente, presenta el espectáculo único de una «especie» capaz de realizar por sí sola todo cuanto fracasó en cualquier otra especie anterior: ya no sólo un ser cosmopolita, sino algo que cubre a la Tierra, y sin romperse, de una misma membrana organizada.

*En el curso de la filogenia humana surge un movimiento de convergencia mediante el cual las razas, pueblos y naciones se consolidan y se totalizan gracias a una mutua fecundación.

*Megasíntesis. Coalescencia de elementos y de ramas. Esfericidad geométrica de la Tierra y curvatura del Espíritu, armonizándose ambas para compensar en el Mundo las potencias individuales y colectivas de Dispersión y sustituirlas por la Unificación: he aquí finalmente todo el secreto y todo el resorte de la Hominización.

 

Evolución = ascensión de consciencia.

Ascensión de consciencia = efecto de unión.

 

*En primer lugar, las moléculas carbonadas, con sus millares de átomos agrupados simétricamente. Después la célula, en la que millares de moléculas van montándose sobre un sistema de engranajes figurados. Después, el Metazoo, en el que la célula no es más que un elemento infinitesimal. Más allá todavía las multiformes tentativas llevadas a cabo por los Metazoos para entrar en simbiosis y elevarse hacia un estado biológico superior.

*No ve Teilhard otra manera de agrupar esta inmensa sucesión de hechos que la de interpretar en el sentido de una gigantesca operación psicobiológica-como una especie de megasíntesis-esta «superordenación», hacia la que se hallan hoy individual y colectivamente sometidos todos los elementos pensantes de la Tierra. Siempre una mayor Complejidad, y, por tanto, también una mayor Conciencia.

*Humanidad. Sin su asociación con los demás no puede existir, para el Hombre, ninguna clase de porvenir evolutivo. La Humanidad es una realidad colectiva. De una manera última, no puede ser definida más que como un Espíritu. A partir de este punto de vista, podemos intentar de dos maneras imaginar la forma que la Humanidad adoptará en el futuro. Ya sea como un poder o un acto común de conocer y de actuar. Ya sea como una superagregación orgánica de las almas. Ciencia o Unanimidad.

*Ciencia. Ha alcanzado un valor casi religioso a lo largo del último siglo. En lo que atañe al porvenir de la Ciencia … el Mundo no puede totalizarse más que en la medida en que él mismo se expresa a partir de una percepción sistemática y reflexionada. Incluso en las Matemáticas, el hecho de «hallar», ¿no significa hacer surgir un nuevo ser? Desde este punto de vista, el Descubrimiento y la Síntesis intelectuales no son ya sólo especulación, sino creación.

Se podría decir que, por el hecho mismo de la Reflexión humana, a la vez individual y colectiva, la Evolución, desbordando la organización físico-química de los cuerpos, se dobla, inflexionándose sobre sí misma con un nuevo poder de ordenación: la ordenación cognoscitiva del Universo. Pensar el Mundo no es ya sólo archivarlo, sino atribuirle una forma de unidad de la cual, por culpa de no haber sido pensada, había estado privada la Física.

Saber para saber. Pero también, y aún quizás más aún, saber para poder. Poder más para actuar más. Pero, finalmente, y por encima de todo, actuar más para llegar a ser más.  

*Unanimidad. La Trama del Universo, al hacerse pensante, no terminó aún su ciclo evolutivo, y, por consiguiente, estamos avanzando hacia adelante, en la dirección de algún nuevo punto crítico.

Una colectividad armonizada de conciencias, que equivale a una especie de superconciencia. La Tierra cubriéndose no sólo de granos de pensamiento, contándose por miríadas, sino envolviéndose de una sola envoltura pensante hasta no formar precisamente más que un solo y amplio Grano de Pensamiento, a escala sideral. La pluralidad de las reflexiones individuales agrupándose y reforzándose en el acto de una Reflexión unánime.

Un nuevo dominio de expansión psíquica: he aquí lo que nos falta.

Lo que nos espera es una totalización interior del Mundo sobre sí mismo: es decir, la edificación unánime de un Espíritu de la Tierra.

 

Capítulo II. Más allá de lo colectivo: lo hiperpersonal.

*A despecho de toda una serie de apariencias contrarias, la Humanidad puede perfectamente avanzar a nuestro alrededor en estos momentos; pero, si realmente lo está haciendo en estos momentos, no puede ser más que insensiblemente. Este punto es de una importancia capital, y nunca debemos perderlo de vista.

Tanto el Comunismo como el Nacionalsocialismo encaminan a la Humanidad hacia la más espantosa de las agrupaciones encadenadas. El hormiguero [Dostoyevski fue el primero en intuir lo que él llamó «hormiguero social», al que el nihilismo y el ateísmo encaminaban a Rusia], en lugar de la Fraternidad. La gran máquina humana se ha hecho para actuar-y debe realmente actuar-, en el sentido de una sobreabundancia de Espíritu. Si no funciona, o, mejor dicho, si no hace más que engendrar Materia, es que está funcionando mal.

 

*1. La convergencia de lo Personal y el Punto Omega.

*a) El Universo-Personal. El Espacio-Tiempo, por el hecho de contener y de engendrar a la Conciencia, debe ser de naturaleza convergente.

El Tiempo y el Espacio, dentro de las perspectivas de una Noosfera, puede decirse que se humanizan perfectamente, o, mejor aún, se sobrehumanizan. Lejos de excluirse, lo Universal y lo Personal (es decir, lo «Centrado») crecen en el mismo sentido y culminan simultáneamente el uno en el otro.

Lo Universal-Futuro no podría ser otra cosa que lo hiperpersonal en el Punto Omega.

b) El Universo-Personalizante. Por definición, en el Omega se adiciona y se contrae, en su flor misma y en su integridad, la cantidad de conciencia que poco a poco se desarrolló en la Tierra gracias a la Noogénesis.

 

Omega = Centro Personal de convergencia = Polo superior de la Evolución

Omega = misterioso Centro de nuestros Centros

 

Por lo que respecta al interés mismo de la Vida en general, ¿cuál es la labor de las obras humanas sino el establecimiento en cada uno de nosotros de un centro absolutamente original, en el cual se refleja el Universo de una manera única, inimitable; precisamente nuestro Yo, nuestra propia personalidad? El foco mismo de nuestra conciencia: he aquí lo esencial de lo que debe recuperar Omega para ser verdaderamente Omega. Mi Yo, para comunicarse, debe subsistir en el abandono que hace de sí mismo; de otro modo, el don desaparece. La concentración de un Universo consciente sería inimaginable si, simultáneamente a todo lo Consciente, no agrupara en sí todas las consciencias: cada una de ellas haciéndose consciente de sí misma al final de la operación, y cada una llegando a ser ella misma, y, por tanto, más distinta de las demás cuanto más se vaya acercando a Omega.

Sea cual fuere el dominio que consideremos, la Unión diferencia. Las partes se perfeccionan y culminan en un conjunto organizado [descuidar este hecho es lo que conduce, desgraciadamente, al Panteísmo]. Al confluir, siguiendo la línea de sus propios centros, los granos de conciencia no tienden en modo alguno a perder sus contornos y a mezclarse. Cuanto más, en su conjunto total, llegan a ser el Otro, más se hallan ser «ellos mismos».

Bajo la influencia combinada de la inmiscibilidad [que no pueden mezclarse] esencial de las consciencias, por un lado, y el mecanismo natural de cualquier unificación, por otro, la única forma mediante la cual podemos expresar el estado de un Mundo en vías de concentración psíquica resulta ser un sistema cuya unidad coincida con un paroxismo de complejidad armonizada. Por su propia estructura, el Omega, considerado en su principio último y esencial, no puede ser otra cosa que un Centro distintivo que irradia en el corazón de un sistema de centros. El Punto Omega como un foco de unión supremamente autónomo.

El egoísmo, sea privado [individualismo] o racial [racismo], nos presenta un error fundamental, suficiente para desviarle de su camino de un extremo a otro: el de confundir la individualidad con la personalidad. Cuando busca separarse lo más posible de los demás, el elemento [humano] se individualiza; pero, al hacerlo, da un paso atrás y consigue arrastrar al Mundo hacia lo más bajo de la pluralidad de la Materia. Con el objeto de ser nosotros mismos de una manera plena, nos es necesario avanzar, precisamente por una dirección inversa, hacia el sentido de una convergencia con los demás; es decir, con el Otro. La meta de nosotros mismos, el colmo de nuestra originalidad, no es, pues, nuestra individualidad, sino que es nuestra persona; y ésta, por la estructura misma evolutiva del Mundo, no podemos hallarla más que por la unión. No existe espíritu sin síntesis. El verdadero Ego crece en razón inversa del «Egotismo». El elemento [humano], a imagen del Omega que le atrae, no puede llegar a ser personal más que al universalizarse (e inversamente, no puede universalizarse de una manera verdadera más que sobrepersonalizándose).

Entre las diversas formas de interactividad psíquica que anima la Noosfera, son, pues, las energías de naturaleza «intercéntrica» las que debemos reconocer, captar y desarrollar antes que otra cualquiera si queremos contribuir de manera eficaz a los progresos de la Evolución en nosotros mismos.

Y henos aquí, por este mismo hecho, conducidos al problema del Amor.

 

2. El Amor-Energía. El amor, con todos sus matices, no es ni más ni menos que el rasgo marcado directamente sobre el corazón del elemento [humano] gracias a la Convergencia psíquica del Universo sobre sí mismo.

Sólo el amor, por la misma razón de ser el único que debe tomar y reunir a todos los seres por el fondo de sí mismos, es capaz-y éste es un hecho de la cotidiana experiencia-de dar plenitud a los seres, como tales, al unirlos. Y, en efecto, ¿en qué momento llegan a adquirir dos amantes la más completa posesión de sí mismos, sino en aquel en que se proclaman perdidos el uno en el otro?

El amor universal: no ya un algo psicológicamente posible, sino más aún, la única forma completa y última con que podemos amar.

 

3. Los atributos del Punto Omega. Las restricciones de lejanía y fragilidad resultan incompatibles con la naturaleza y la función de Omega, y ello por dos razones: una razón de Amor y una razón de Sobrevida.

Por lo que atañe a la razón de Amor, la función cósmica de Omega consiste en esbozar y en mantener bajo su irradiación la unanimidad de las partículas reflexivas del mundo. El Amor muere al contacto con lo Impersonal y lo Anónimo. De una manera igualmente infalible se degrada por su separación dentro del Espacio, y mucho más todavía con la diferencia en el Tiempo. Para amarse es necesario coexistir. Para una Noosfera actual y real, un Centro también real y actual. El Punto Omega, con el objeto de llegar a ser extremadamente atractivo, debe ya estar también supremamente presente.

Por lo que se refiere a la razón de Sobrevida, el vicio radical de todas las formas existentes de Fe en el Progreso, tal como se expresan dentro de los símbolos positivistas, es el de no eliminar de una manera definitiva a la Muerte.

Omega, último término de la serie, es al mismo tiempo algo fuera de serie. Ya no sólo corona, sino que cierra. Una vez que después de haber rebasado el nivel del elemento [humano], hablamos del Polo consciente del Mundo, no nos basta decir que este polo emerge de la ascensión de las conciencias: hay que añadir que él mismo se halla ya simultáneamente emergido por encima de esta génesis. Si por su misma naturaleza no pudiera escapar al Tiempo y al Espacio, ya no sería Omega.

Autonomía, actualidad, irreversibilidad, y, finalmente, trascendencia: he aquí los cuatro atributos de Omega.

Así, pues, el Mundo va disipándose azarosamente en Materia únicamente a través de su envoltura tangencial. Por medio de su núcleo de radial, encuentra, por el contrario, figura y consistencia naturales gravitando a contracorriente de lo probable, hacia un foco divino de Espíritu que le atrae hacia adelante.

Algo, pues, en el Cosmos, escapa a la Entropía, y se escapa de ella cada vez más.

Constituidos en centros, y, por tanto, en personas, los elementos [humanos] pudieron finalmente reaccionar de una manera directa como tales a la acción personalizadora del Centro de centros. El hecho de atravesar la superficie crítica de hominización representa en realidad, para la Conciencia, pasar de lo divergente a lo convergente. Por medio de la muerte, en el animal, lo radial [lo interno] se reabsorbe en lo tangencial [lo externo]. En el Hombre, por el contrario, escapa y se libera de él. Es decir, la evasión fuera de la Entropía por el giro hacia Omega. ¡La muerte misma, hominizada!

La Noosfera alcanzará colectivamente su punto de convergencia en el «Fin del Mundo».

 

Capítulo III. La Tierra final.  

1. Pronósticos a eliminar. En dirección hacia adelante, acaba de aparecer, con el objeto de mantener y equilibrar el ascenso de las Consciencias, un Centro Psíquico de deriva universal que trasciende al Tiempo y al Espacio, y, por tanto, de naturaleza esencialmente extraplanetaria.

Una Noogénesis que asciende irreversiblemente hacia Omega a través del ciclo estrechamente limitado de una Geogénesis.

Respecto a las contrautopías o distopías que nos hablan de un fin relativamente cercano de la Tierra como planeta, novelas que implican una idea de accidente prematuro, entre las que destaca Lord of the World (Señor del Mundo), de Robert Hugh Benson (1907), Teilhard opina que, apoyándose en lo que nos enseña el pasado de la Evolución, no hay que temer en ninguno de este tipo de desastres. Aunque en teoría resulten plausibles, podemos estar seguros, por causa de una razón superior, de que nunca llegarán a producirse.

El Hombre es irreemplazable. Por inverosímil que sea la perspectiva, el Hombre debe terminarse, no necesaria, sin duda, sino infaliblemente.

2. Las cercanías. Entre la Tierra final y la Tierra moderna se extiende, de manera muy verosímil, una duración inmensa, la cual está marcada no por un freno, sino por una aceleración y por la evanescencia definitiva de las fuerzas de la Evolución siguiendo la flecha humana.

¿Bajo qué forma podemos imaginar que va a desarrollarse el Progreso?

En primer lugar, bajo una forma colectiva y espiritual. La Evolución está ahora ocupada en otro campo, con todos los espíritus humanos tomados en conjunto; es decir, el Espíritu. La unión en un bloque, inevitable y ya siguiendo su curso, de nuestra Humanidad, más allá de los límites de las naciones y de las razas.

¿Bajo qué líneas de ataque parece que estemos destinados a seguir?

Yo distingo tres líneas principales: la organización de la Investigación; la concentración de ésta sobre el objeto humano; la conjunción de la Ciencia y de la Religión.

a) La organización de la investigación [científica].

b) El descubrimiento del objeto humano. El Hombre conocedor, dándose cuenta, por fin, de que el Hombre, «objeto de conocimiento», es la clave de toda Ciencia de la Naturaleza.

El Hombre, esta solución de todo cuanto nos es posible conocer…

Es indispensable que en el curso de los siglos venideros se descubra y se desarrolle, a la medida de nuestras personas, una forma de eugenismo [de eugenesia] noblemente humana.

Nos hace falta una Energética humana.

c) La conjunción Ciencia-Religión. El tradicional conflicto entre Ciencia y Religión, acentuado desde mediados del siglo XVIII, debe resolverse bajo una nueva forma de equilibrio: no por eliminación [de una de las dos], ni por dualidad [antítesis irreductible entre ambas], sino por síntesis.

Ernesto Renan [junto con Augusto Comte y otros intelectuales y pensadores del siglo XIX] no se equivocaba al hablar de una Religión de la Ciencia. Su error fue el de no darse cuenta de que su culto a la Humanidad implicaba la re-integración, bajo una forma renovada, de las mismas fuerzas espirituales de las cuales pretendían desembarazarse.

Religión y Ciencia: las dos caras o fases conjugadas de un mismo acto completo de conocimiento, el único que puede abrazar, para contemplarlos, medirlos y acabarlos, el Pasado y el Futuro de la Evolución.

3. El término. La inmensidad de las duraciones siderales, de tal manera vastas, no permite sospechar cómo, en dos regiones distintas del cielo, podrían coexistir y coincidir, en dos fases comparables de su desarrollo, dos Pensamientos distintos.

La Noogénesis va ascendiendo de una manera constante en nosotros y a través de nosotros.

El fin del Mundo: revuelta interior en bloque sobre sí misma de la Noosfera, llegada, de manera simultánea, al máximo extremo de su complejidad y de su centración.

El fin del Mundo: reinversión de equilibrio, separando al Espíritu, ya totalmente construido, de su matriz material, para así hacerlo descansar, entonces con todo su peso, en el seno de Dios-Omega.

En relación con el estado físico y psíquico al que llegará nuestro Planeta en las cercanías de su maturación [maduración], podemos realizar dos tipos de suposiciones casi contrarias. En una primera hipótesis, el Mal conocerá su mínimo sobre la Tierra agonizante. En una segunda hipótesis, puede acontecer también que, al seguir una ley a la cual todavía no escapó nada en el Pasado, el Mal, creciendo con la misma intensidad que el Bien, alcanzará finalmente su paroxismo, él también, bajo una forma específicamente nueva.

La energía potencial desprendida dentro de la Humanidad puede llegar a operar de forma discordante. Desde luego, puede nacer un conflicto. En este caso, la Noosfera, llegada a su punto de unificación, se dividiría en dos zonas, atraídas respectivamente hacia dos polos antagónicos de adoración. Así, pues, el Pensamiento nunca unido de una manera completa aquí abajo sobre sí mismo. El amor universal, no llegando a vivificar ni a separar finalmente, con el objeto de consumarla, más que una fracción de la Noosfera, aquella que se decidiese a «dar un paso» fuera de sí misma hacia el Otro.

Por lo que hace referencia a esta segunda hipótesis, tres curvas irían ascendiendo quizá a nuestro alrededor y simultáneamente hacia el porvenir: reducción inevitable de las posibilidades orgánicas de la Tierra, cisma interno de la Conciencia crecientemente dividida hacia dos ideales opuestos de evolución, atracción positiva del Centro de los centros en el corazón de los que se vuelven hacia él.

Muerte del planeta, materialmente agotado; desgarramiento de la Noosfera en desacuerdo sobre la forma que sería necesario dar a su unidad, y simultáneamente, y dando con ello toda su significación y todo su calor al acontecimiento, liberación del tanto por ciento de Universo que haya conseguido a través del Tiempo, del Espacio y del Mal, sintetizarse de manera laboriosa hasta su meta.

No ya, pues, un progreso indefinido, hipótesis contradicha por la naturaleza convergente de la Noogénesis, sino un éxtasis fuera de las dimensiones y de los marcos del Universo visible.

No cabe otra posibilidad que la de un Universo irreversiblemente personalizante, capaz de contener a la persona humana.

 

 Epílogo. El Fenómeno Cristiano.

*Por medio de un falso evangelismo se cree a menudo honrar al cristianismo dejándolo reducido a una especie de dulce filantropía. El Reino de Dios es una prodigiosa operación biológica: la de la Encarnación redentora.

*Leemos ya en Pablo y Juan que el crear, culminar y purificar al mundo es para Dios unificarlo con la unión orgánica en Él. Ahora bien: ¿de qué manera lo unifica? Pues inmergiéndose [sumergiéndose] parcialmente en las cosas, convirtiéndose en «elemento», y después, gracias a este punto de apoyo hallado interiormente en el corazón de la Materia, tomando las riendas y la cabeza misma de lo que llamamos ahora la Evolución. Principio de vitalidad universal. Cristo, por el hecho de haber surgido hombre entre los hombres, estuvo en situación y se halla siempre dispuesto desde siempre a curvarse sobre sí mismo, a depurar, a dirigir y a animar supremamente la ascensión de las conciencias, ascensión en la que Él mismo se halla inserto. Dice San Pablo (I Co 15, 28): «no habrá más que Dios, todo en todos» [En pâsi panta Theos] [la Biblia de Jerusalén traduce: «para que Dios sea todo en todo»]. He aquí en verdad una forma superior de «panteísmo». Y en una nota al pie, aclara Teilhard: De acuerdo ya con el pensamiento griego-es decir, de acuerdo con todo pensamiento posible-«ser» y «ser uno», ¿no es idénticamente la misma cosa?

*El cristianismo supone la aparición de un estado de conciencia específicamente nuevo.

*El amor cristiano, este algo incomprensible para aquellos que no lo han gustado.

*Cuanto más vasto sea el Mundo [el Universo], cuanto más orgánicas sean sus conexiones interiores, tanto más triunfarán las perspectivas de la Encarnación.

*Si el Mundo es convergente y si Cristo ocupa su centro, entonces la Cristogénesis de San Pablo y de San Juan no es otra cosa, ni nada menos, que la prolongación simultáneamente esperada e inesperada de la Noogénesis, en la que, de acuerdo con nuestra experiencia, culmina la Cristogénesis.

*Ya intenté demostrar que, sin un primado y un triunfo de lo Personal en la cima del Espíritu, no podía esperarse ningún progreso en la Tierra. Ahora bien: en el momento actual y sobre la superficie entera de la Noosfera, el cristianismo representa la Única corriente de pensamiento lo suficientemente audaz y progresiva para abrazar en ella, de una manera práctica y eficaz, a todo el Mundo por medio de un gesto entero, indefinidamente perfectible, en el que la fe y la esperanza se consuman en una caridad. Solo, absolutamente solo en la Tierra moderna, se muestra capaz de sintetizar, en un solo acto vital, el Todo y la Persona.

 

Resumamos:

*A título de fenómeno, el movimiento cristiano presenta los caracteres de un phylum.

*Situado en el seno de una Evolución interpretada como una ascensión de conciencia, este phylum, por su misma orientación hacia una síntesis hecha a base de amor, progresa exactamente en la dirección supuesta por la flecha de la Biogénesis.

*En relación con el impulso que guía y sostiene su marcha hacia adelante, esta flecha ascendente implica esencialmente la conciencia de hallarse en relación actual con un Polo espiritual y trascendente de convergencia universal.

 

  

Resumen o Postfacio. [Hay que leerlo íntegramente y muy detenidamente, aunque aquí nos limitaremos a reproducir, si eso puede decirse, los fragmentos más esenciales].

*1. Un Mundo que se enrolla o la ley cósmica de Complejidad-Consciencia. El Universo se nos aparece, desde el punto de vista físico-químico, como en vías de enrollamiento orgánico sobre sí mismo (de lo más simple a lo más extremadamente complicado), y este enrollamiento particular de «complejidad» se halla ligado experimentalmente a un aumento correlativo de interiorización, es decir, de psyché o consciencia.

*El Universo, observado en la dirección de su eje de Complejidades, digo bien, se halla en su conjunto y en cada uno de sus puntos, en una continua tensión de repliegue orgánico sobre sí mismo, y, por tanto, de interiorización. Lo que equivale a decir que, según la Ciencia, la Vida se halla desde siempre en estado de presión por todas partes y que allí en donde alcanzó a germinar de manera apreciable, nada pudo impedirle el extremar hasta el máximo aquel proceso del cual ella misma había salido.

*2. La primera aparición del Hombre o el paso individual de la reflexión. Una segunda originalidad de mi posición en el Fenómeno Humano, después de aquella que consistía en dar a la Vida un valor de función universal de orden cósmico, es la de atribuir, por el contrario, valor de «umbral» o de cambio de estado a la aparición, dentro de la línea humana, del poder de reflexión. Afirmación ésta de ningún modo gratuita, ni basada inicialmente en ninguna metafísica del Pensamiento. Por el contrario, opción experimentalmente apoyada sobre el hecho, curiosamente infravalorado, de que, a partir del «paso de la Reflexión», accedemos verdaderamente a una nueva forma de Biología, caracterizada por tres propiedades: a) emergencia decisiva en la vida individual de los factores de ordenación internos por encima de los externos; b) aparición decisiva de verdaderas fuerzas de acercamiento o de alejamiento (simpatía y antipatía); c) despertar de la conciencia de cada elemento en particular, de una exigencia de «sobrevida ilimitada». Es decir, paso, en lo que concierne a la Vida, de un estado de irreversibilidad relativa (imposibilidad física para el enrollamiento cósmico de detenerse una vez iniciado) al estado de irreversibilidad absoluta (incompatibilidad dinámica radical de una perspectiva asegurada de Muerte Total con la continuidad de una Evolución hecha reflexiva).

*3. El fenómeno social o la ascensión hacia un paso colectivo de la reflexión. El Hombre es el único que ha conseguido, gracias a una posición o a una estructura privilegiada, emerger fuera del Instinto en el Pensamiento. El problema que plantea a nuestra Ciencia nuestra misma existencia es, evidentemente, éste: «¿En qué medida y eventualmente bajo qué forma obedece todavía (o se sustrae) la capa humana a las fuerzas de enrollamiento cósmico que le han dado origen?»

La respuesta a esta pregunta, vital para nuestra conducta, depende enteramente de la idea que nos hagamos de la naturaleza del Fenómeno social.

Paralelamente a la socialización de la Humanidad, se exaltan sobre la Tierra las mismas tres propiedades psicobiológicas que el paso individual de la Reflexión había despejado inicialmente: a) poder de invención; b) capacidad de atracciones (o de aversiones); c) finalmente, y, sobre todo, exigencia de irreversible.

Quedan tres cuestiones que suelen plantear dificultades a quienes me leen: a) ¿qué lugar se asigna a la libertad, y, por tanto, a la posibilidad de un fracaso del Mundo?; b) ¿qué valor se concede al Espíritu (con relación a la Materia)?; c) ¿qué distinción subsiste entre Dios y el Mundo en la teoría del Enrollamiento cósmico?

Respecto de la primera pregunta, para un creyente cristiano es interesante advertir que el éxito final de la Hominización (y consiguientemente del Enrollamiento cósmico) está positivamente garantizado por la «virtud resucitadora» del Dios encarnado en su creación.

En cuanto a la segunda, dentro de las perspectivas del Enrollamiento cósmico, no sólo sucede que la Consciencia se hace coextensiva [que extiende sus características o cualidades (ver la nota al pie nº 1)] al Universo, sino que el Universo se equilibra y adquiere consistencia, en forma de Pensamiento, sobre un polo de interiorización suprema.

En lo que se refiere a la tercera, a fin de terminar de una vez con los temores de «panteísmo», ¿cómo no ver que, en el caso del Universo convergente, tal como yo lo he presentado, lejos de nacer de la fusión y de la confusión de los centros elementales que acumula, el Centro Universal de unificación debe concebirse como preexistente y trascendente? «Panteísmo» muy real, si se quiere (en el sentido etimológico de la palabra), pero panteísmo absolutamente legítimo, puesto que si, en fin de cuentas, los centros reflexivos del Mundo no constituyen realmente más que una «unidad con Dios», este estado se consigue no por identificación (Dios convirtiéndose en todo), sino por acción diferenciante y comunicante del amor (Dios todo en todos), lo cual es esencialmente ortodoxo y cristiano.

 

 

Vocabulario básico provisional:

*Ambulátiles o Sinápsidos: reptiles vertebrados (o reptiles «mamiferoides»), todos ellos tetrápodos.

*Anastomosis: unión de unos elementos anatómicos con otros de la misma planta, animal o estructura mineral (ejemplo: las uniones celulares llamadas «unión estrecha»).

*Anélidos: son un gran phylum de animales invertebrados protóstomos (es decir, donde la boca del adulto deriva del blastoporo o apertura que se forma durante el desarrollo embrionario) de aspecto vermiforme (agusanado) y por lo general con el cuerpo segmentado en anillos (por ejemplo, las lombrices y las sanguijuelas).

*Artiodáctilos: Orden de mamíferos dotados de un número par de dedos en cada pata, de los cuales el tercero y el cuarto están más desarrollados y los demás están reducidos o atrofiados (por ejemplo, el cerdo, el hipopótamo y el bisonte).

*Artrópodos: grupo de invertebrados como los insectos, los crustáceos o las arañas.

*Biogénesis: «Aparición y desarrollo de la Vida. Umbral de emergencia del proceso de complejificación. Revela el eje principal de la Cosmogénesis y desemboca en la formación de seres vivientes autónomos y cada vez más centrados» (Claude Cuénot, 1970). La visión cósmica de Teilhard de Chardin abarca cuatro estadios: Cosmogénesis, Biogénesis, Noogénesis, Cristogénesis.

*Biota: agrupación verticilada, cuyos elementos no sólo están emparentados por nacimiento, sino que soportan y se completan mutuamente en su esfuerzo para subsistir y propagarse (por ejemplo, los Marsupiales o Mamíferos Implacentarios).

*Briozoos: pequeños animales que forman colonias, dotados de una corona de tentáculos que sirve para captar el alimento y en los que el ano se abre fuera de dicha corona; en el mar se alimentan de plancton.

*Brontotéridos. Ver: Titanotéridos.

*Calicotéridos: familia extinta de mamíferos perisodáctilos, que vivieron entre el Eoceno y el Pleistoceno.

*Cigoto o huevo: célula resultante de la unión del gameto masculino (espermatozoide) con el gameto femenino (óvulo) en la reproducción sexual de los organismos.

*Cordados: Los cordados son un filo (phylum, categoría taxonómica entre el reino y la clase) del reino animal caracterizado por la presencia de una cuerda dorsal o notocorda (o notocordio) de células turgentes, tubo neural hueco en posición dorsal, hendiduras branquiales y cola, por lo menos en alguna fase del desarrollo embrionario. Se conocen casi 65.000 especies actuales (siendo así el tercer filo animal más numeroso, después de los artrópodos y los moluscos), la mayoría pertenecientes al subfilo de los vertebrados, de los que casi la mitad son peces.

Cosmogénesis: «Es el Universo evolutivo concebido como un sistema animado de un movimiento orientado y convergente. Concepción moderna y dinámica del Universo. Se opone al Cosmos estático (Claude Cuénot, 1970)». La visión cósmica de Teilhard de Chardin abarca cuatro estadios: Cosmogénesis, Biogénesis, Noogénesis, Cristogénesis.

Cristogénesis: «Es la génesis de Cristo, no en su naturaleza divina, sino en su naturaleza humana … gracias al cuerpo místico formado por todos los cristianos» (Claude Cuénot). Para Teilhard, toda la Evolución se dirige hacia Cristo. Cristo es el término de la Evolución incluso natural de los seres humanos. El Punto Omega, esto es, Cristo, es el término de la Evolución. La visión cósmica de Teilhard de Chardin abarca cuatro estadios: Cosmogénesis, Biogénesis, Noogénesis, Cristogénesis.

*Cristosfera: última etapa de la Evolución, después de la Noosfera; escribe Teilhard: «Creo que el Universo es una Evolución. Creo que la Evolución va hacia el Espíritu. Creo que el Espíritu se realiza en algo personal. Creo que lo Personal supremo es el Cristo Universal».

*Dextrógira: cuerpo o sustancia que desvía hacia la derecha el plano de polarización de la luz al ser atravesado por ella.

*Embriogénesis: es el complejo proceso generativo que conduce a la formación de un organismo pluricelular, vegetal o animal, a partir del cigoto.

*Filogénesis: término introducido por el biólogo alemán Ernst Haeckel (1834 – 1919) para designar la historia evolutiva de una especie, género o raza, y, en general, el proceso de la evolución ascendente de las especies, a diferencia de la Ontogénesis, que es el proceso de desarrollo de un organismo. Haeckel dio una especial relevancia al estudio embriológico para establecer las líneas evolutivas filogenéticas, y, en sus obras principales (Morfología general de los organismos, de 1866, y Los enigmas del mundo, de 1899), puso de manifiesto la importancia de estas últimas al enunciar la ley que lleva su nombre o ley biogenética: la Ontogénesis reproduce la Filogénesis, es decir,  que las fases del desarrollo embrionario de un organismo determinado recuerdan los estadios evolutivos por los que ha pasado la especie a la que pertenece, como si la Ontogénesis fuese una recapitulación breve y rápida de la Filogénesis. Además de los datos de la embriología, la Filogénesis se apoya en la Paleontología y en la Anatomía comparada.

*Isótropo: sustancia o cuerpo que posee las mismas propiedades en todas direcciones.

*Levógira: cuerpo o sustancia que desvía hacia la izquierda el plano de polarización de la luz al ser atravesado por ella.

*Metazoos: animales constituidos por muchísimas células agrupadas en forma de órganos y tejidos (vertebrados, moluscos, gusanos, etc).

*Noogénesis: el alumbramiento, primero, y, más tarde, todos los desarrollos del Espíritu. «Designa el movimiento del Universo en cuanto que, por un proceso de concentración gradual de sus elementos en sistemas cada vez más ordenados y cada vez mejor centrados, desemboca en la emergencia [aparición] de una Noosfera al término de una deriva de Complejidad-Conciencia» (Claude Cuénot). La visión cósmica de Teilhard de Chardin abarca cuatro estadios: Cosmogénesis, Biogénesis, Noogénesis, Cristogénesis.

*Noosfera: esfera pensante: del griego nous (mente, razón, pensamiento) y esfera. La Noosfera aparece al surgir la Reflexión, el Pensamiento, durante el proceso de hominización. La Noosfera surge con la llegada de la Ley de Complejidad-Consciencia al estadio de la Reflexión. La Noosfera es la envoltura pensante de la Tierra. Con la Noosfera, las energías físicas y biológicas, se han convertido, fundamentalmente, en energías libres y morales. En la Noosfera, el Amor y el Pensamiento están en constante crecimiento. La Noosfera es un estadio específico en el que los preceptos universales de la Evolución han de cumplirse libremente por el Hombre. Después de la Geosfera (evolución geológica) y de la Biosfera, aparece la Noosfera, en la cual la Socialización se hace mucho más compleja.

*Ontogénesis: proceso de desarrollo de un organismo. Ver: Filogénesis.

*Ortogénesis: término de la Biología, que, según Teilhard, se refiere a una «ley de complicación dirigida, en la que madura el proceso mismo del cual, a partir de las micromoléculas, y después de las macromoléculas, salieron las primeras células». Esta Ortogénesis, para Teilhard, es una «forma dinámica y la única realmente completa de la Herencia … Sin la ortogénesis no habría más que una extensibilidad: con la ortogénesis existe de manera invencible una ascensión de la Vida». Según la Ortogénesis, la Vida tiene una tendencia innata a evolucionar de un modo unilineal debido a alguna «fuerza directriz», ya sea interna o externa. Crusafont Pairó subraya que «el vocablo es esencial e irreemplazable por señalar y afirmar la propiedad manifiesta que posee la Materia viva para formar un sistema «en el seno del cual los términos se suceden experimentalmente siguiendo unos valores constantemente crecientes de centro-complejidad». Jean-Baptiste Lamarck, Henri Bergson y el propio Teilhard fueron firmes defensores de la Ortogénesis, que ha contado durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX con eminentes científicos partidarios de ella, si bien durante el decenio de 1940 y el de 1950 recibió duros ataques por parte de otros eximios biólogos, que creían ver en ella la introducción de un elemento metafísico en la Biología. A finales del siglo XX y principios del siglo XXI, la Ortogénesis ha vuelto a ser defendida con nuevos y sólidos argumentos por destacados científicos, sobre todo anglosajones.

*Perisodáctilos: Orden de mamíferos herbívoros de tamaño mediano o grande, dotados de un número impar de dedos cubiertos por una pezuña, por lo menos en las patas traseras, y el dedo central más desarrollado (por ejemplo, el caballo, el rinoceronte y el tapir).

*Phylum (= tronco o tipo de organización): categoría taxonómica en Biología situada entre el reino y la clase.

*Platirrinos: son los monos del Nuevo Mundo, constituidos por cinco familias (y 120 especies) de primates nativas de América Central y del Sur, y las regiones tropicales de Méjico (por ejemplo: el mono araña, el tití de pincel negro y el mono aullador rojo).

*Políperos: colonias de pólipos marinos.

*Proboscídeos: orden de mamíferos placentarios, del que sólo queda viva en la actualidad una familia llamada Elephantidae, representada por tres especies: el elefante africano de sabana, el elefante africano de bosque y el elefante asiático.

*Punto Omega = Cristo, hacia el que converge el Hombre y la Humanidad toda.

*Quirópteros: orden de mamíferos placentarios (murciélagos).

*Sirenios: mamíferos herbívoros placentarios marinos (manatí y dugongo).

*Suidos: Familia de mamíferos artiodáctilos no rumiantes, de patas delgadas, cortas y con cuatro dedos cada una; son omnívoros, pero suelen inclinarse hacia una dieta vegetariana (por ejemplo, el cerdo y el jabalí).

*Taxonomía biológica: sistema de clasificación que, de manera sucinta, comprende el Reino, el Phylum, la Clase, el Orden, la Familia, el Género y la Especie.

*Teromorfos: grupo extinto de amniotas Sinápsidos, lejanamente emparentados con los mamíferos; de ahí que se los excluya de los Saurópsidos («reptiles»). Vivieron entre el Carbonífero superior y el Pérmico, esto es, a finales de la Era Paleozoica. Anteriores a los Dinosaurios y a los Mamíferos, estos Ambulátiles se posesionaron de toda la zona terrestre emergida. Fueron los primeros Cuadrúpedos que se instalaron ya sólidamente sobre la tierra firme. Se han encontrado restos de ellos en África del Sur y en la región del Volga.

*Tetrápodos: vertebrados con cuatro extremidades, tales como las ranas, los anfibios, el erizo, la cebra y el lagarto, entre otros. Hablamos tanto de animales existentes o desaparecidos.

* Titanotéridos: familia extinta de mamíferos placentarios que vivió durante el Eoceno.

*Trituberculados: todos los mamíferos superiores; la denominación está en relación con el origen de la morfología de los molares. Todos poseen siete vértebras cervicales.

*Verticilo: disposición de tres o más órganos de una planta que brotan de un mismo nudo del tallo.

 

APÉNDICE 1. Edades geológicas y capas de la Tierra.

El CENOZOICO comprende los siguientes periodos, desde el más antiguo al más reciente:

Paleoceno (desde hace 66 millones de años)

Eoceno (desde hace 56 millones de años)

Oligoceno (desde hace 33,9 millones de años)

Mioceno (desde hace 23 millones de años)

Plioceno (desde hace 5,33 millones de años)

Pleistoceno (desde hace 2,59 millones de años)

Holoceno (desde hace unos 10.000 años)

Los tres primeros periodos forman el Paleógeno. El Mioceno y y el Plioceno constituyen el Neógeno. El Pleistoceno y el Holoceno, el Cuaternario.

 

Mesozoico (Era Mesozoica o Secundaria). Se inició hace 251 millones de años y finalizó hace 66 millones de años. Comprende tres periodos, que, de más antiguo a más reciente son: Triásico, Jurásico y Cretácico. 

Paleozoico (Era Paleozoica o Primaria). Se inició hace 541 millones de años y finalizó hace 252 millones de años. Su primer periodo es el Cámbrico (se inició hace unos 539 millones de años y finalizó hace unos 485 millones de años). Después del Cámbrico vienen otros cinco periodos: Ordovícico, Silúrico, Devónico, Carbonífero y Pérmico.

Precámbrico. Se inició hace 4.570 millones de años y finalizó hace 542 millones de años.

 

 

 CAPAS DE LA TIERRA

*Barisfera. Capa de la Tierra situada por debajo de los 40 km de profundidad. Se divide en mesosfera o sima (el manto y el núcleo externo) y el núcleo interno o nife (formado por hierro y níquel).

*Litosfera. Capa superficial sólida de la Tierra, formada por la corteza y la zona más externa del manto (capa intermedia entre el núcleo y la corteza). El espesor de la litosfera oscila entre los 50 y los 100 km, siendo su límite externo la superficie terrestre.

Hidrosfera. Sistema material constituido por el agua que se encuentra sobre la superficie de la tierra sólida y también parte de la que se halla bajo la superficie, en la corteza terrestre. Incluye los océanos, mares, lagos, ríos, agua subterránea, hielo y nieve.

Atmósfera. Capa de gas que envuelve la Tierra. Capas de la Atmósfera (desde las más cercanas a la superficie terrestre hasta la más lejanas): 1. Troposfera, situada a 10 o 12 km de la superficie. Su límite superior es la Tropopausa. 2. Estratosfera, situada entre los 10 y 50 km. Entre sus capas se halla la capa de ozono. En la Estratosfera disminuye mucho el oxígeno y el dióxido de carbono, mientras que aumenta el hidrógeno. 3. Mesosfera, desde los 50 hasta los 80 km aproximadamente. Su temperatura oscila entre los 70 y los 90 grados bajo cero. 4. Termosfera, situada entre los 90 y los 400 km de altura. Es una capa ionizada. El gas predominante es el nitrógeno. La temperatura oscila entre los 76º bajo cero hasta los 1500º. 5. Exosfera, situada a partir de los 580 km de altitud y hasta los 10.000 km, en contacto con el espacio exterior. La temperatura no varía. Alto contenido de polvo cósmico. Los gases predominantes son el hidrógeno, helio, dióxido de carbono y oxígeno atómico.

 

 

APÉNDICE 2. PROCESO DE HOMINIZACIÓN.

Pre-australopitécidos → Australopitécidos (Australopithecus africanus de Sterkfontein, Australopithecus africanus o Niño de Taung,) → Parántropos (Paranthropus robustus y Paranthropus Boisei, entre otros) → Homo habilisHomo erectus (Homo erectus georgicus Homo ergaster Pithecanthropus erectusSinanthropus pekinensisHomo mauritanicus y Homo soloensis) → Homo antecessor → Preneandertales (Hombre de Heidelberg, Hombre de Steinheim y Elvis, en la Sima de los Huesos en Atapuerca, todos de la especie Homo heidelbergensis) → Homo neanderthalensis (cráneo de Gibraltar, cráneo del valle de Neander, Hombre de Le Moustier) → Pre-sapiens (Homo rhodesiensis) → Homo sapiens sapiens (Hombre de Cro-Magnon, Hombre de Aurignac, Hombre de Chancelade, Hombre de Grimaldi)   

 

 


 

[1]Coextensivo: que es igual de extenso que otro con el que se compara; que extiende a otro sus características o cualidades.

[2]Átomo: partícula indivisible por métodos químicos, formada por un núcleo rodeado de electrones.

[3]Molécula: unidad mínima de una sustancia que conserva sus propiedades químicas y puede estar formada por átomos iguales o diferentes. Las moléculas, según el naturalista Claude Cuénot (1911 – 1992), merced a las valencias del carbono, tienden a unirse en megamoléculas [macromoléculas], que, al llegar a cierto estadio de complejidad, son capaces de construir otras moléculas idénticas.

[4]Teilhard de Chardin emplea a veces el término consciencia para indicar los estadios inferiores de «interioridad», mientras que el término conciencia lo suele reservar al Hombre.

[5]Barisfera: capa terrestre que incluye el manto (capa intermedia entre el núcleo y la corteza), el núcleo exterior y el núcleo interior.

[6]Litosfera: capa terrestre superficial formada por la corteza y la zona más externa del manto.

[7]Proceso mediante el cual las moléculas simples, iguales o diferentes, reaccionan entre sí por adición o condensación y forman otras moléculas de peso doble, triple, etc.

[8]Célula (= celdilla): desde 1861 se define como una masa de protoplasma provista de un núcleo y rodeada o no de una membrana celular. La sustancia que constituye el contenido de la célula es el protoplasma. Desde el punto de vista de su estructura, la célula se compone de organismos celulares dotados de individualidad propia: el núcleo, el citocentro y el condrioma. El resto del protoplasma que rodea estas formaciones se llama citoplasma. El núcleo encierra una substancia llamada cromatina. Con frecuencia exhibe una condensación especial denominada nucleolo. La cromatina no está dispersa en el interior del núcleo, sino que está constituyendo unos cuerpos especiales llamados cromosomas. Sólo cuando la célula se va a dividir se hacen visibles los cromosomas. El citocentro se compone de la esfera atractiva, de un gránulo central llamado centriolo y de una corona radiante de delicados filamentos llamada aster. El condrioma es un conjunto de numerosas granulaciones y filamentos llamados condriosomas. El citoplasma tiene el aspecto de la clara de huevo.

[9]Naturalista francés (1911 – 1992), autor de la mejor biografía sobre Teilhard de Chardin, publicada en 1970.

[10]Biomoléculas con nitrógeno que pueden ser macromoléculas. Entre las macromoléculas más importantes están los ácidos nucleicos y las proteínas.

[11]En este punto Crusafont Pairó inserta una nota al pie en la que aclara lo siguiente: «También por los modernos estudios de Paleoneurología, debidos principalmente a la científica alemana de origen judío Tilly Edinger (1897 – 1967), de la Universidad de Harvard, sabemos que en las demás ramas de Mamíferos que no son Primates, un desarrollo demasiado avanzado del cerebro conduce a la extinción».

[12]Aquí inserta Crusafont Pairó la siguiente nota: «Aquí el Padre Teilhard, al desconocer entonces los trabajos de Johannes Hürzeler [entre 1949 y 1958] sobre el Oreopiteco (Oreopithecus bambolii) del Mioceno medio de Toscana, pone a los Antropomorfos o Póngidos [familia de primates antropomorfos de los que sobreviven los orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos o chimpancés pigmeos del África central] como a los más inmediatos antepasados del Hombre. De acuerdo con los puntos de vista del ilustre paleontólogo suizo, con los que concuerdan muchos investigadores actuales, existiría una línea especial para los Homínidos que se hundiría en la lejanía de los tiempos y cuya reunión con la que dio lugar a los Póngidos fósiles y actuales habría tenido lugar muy hacia atrás en el tiempo, con lo cual se vuelve a una idea previamente intuida por el propio Charles Darwin. En la línea póngida encontraríamos heteromorfismo en los premolares, mientras que en la homínida sería típico el homeomorfismo (premolares iguales y picúspides).  Otra característica diferencial ha sido señalada también recientemente por la paleoneuróloga Tilly Edinger, en la línea homínida: encontraríamos el único caso en que, con el aumento de la talla, habría al mismo tiempo crecimiento absoluto y relativo del cerebro».

[13]Julian Huxley era nieto del biólogo y antropólogo Thomas Henry Huxley, el amigo y defensor de Charles Darwin, y hermano del novelista Aldous Huxley.

[14]Miguel Crusafont Pairó dice en una nota que este pequeño párrafo no sólo es consecuente, sino de una honradez extremadamente rara y valiosa.