La propuesta multiculturalista de Tiravanija

Instalación. Rirkrit Tiravanija. A long march.

Centro de Arte Contemporáneo. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 29 de marzo de 2009.

Desde su aparición a principios del decenio de 1990, la propuesta del artista nacido en Argentina de padres tailandeses Rirkrit Tiravanija (Buenos Aires, 1961) se enmarca claramente dentro de lo que se ha convenido en llamar «multiculturalismo», un lenguaje artístico multidisciplinar de la postvanguardia, o de la «época posthistórica», si se prefiere, por emplear la terminología de Arthur C. Danto, que tiene sus orígenes en la muestra que, bajo el título de Primitivismo en el siglo XX: afinidades entre lo moderno y lo tribal, celebró el MoMA en 1984, así como también, algunos años después, en la exposición Les Magiciens de la terre, celebrada en el Centro Georges Pompidou en 1989. Estas son las exhibiciones de referencia. Tiravanija, en concreto, realizó una de sus primeras y Vídeo de Tiravanija. Cortesía del artista.más memorables actuaciones en 1992, en la Galería 303 de Nueva York, cuando trasladó al espacio expositivo público de la galería las dependencias privadas de la misma, desde los despachos y oficinas de facturación hasta los almacenes de embalaje. Simultáneamente, el propio Tiravanija cocinaba en las dependencias traseras, ofrecía comida a los visitantes y departía con ellos. Lo que estaba proponiendo, como puede fácilmente advertirse, era una dislocación del espacio y una alteración de los papeles sociales convencionales establecidos en el mundo del arte. En la Bienal de Venecia de 1999, representando a Tailandia, Tiravanija pasó un tanto inadvertido, pero la performance que allí llevó a cabo, indicando en una pizarra que lo mejor que podía hacerse era terminar con la ceremonia, hacía referencias al Situacionismo de Guy Debord y su «sociedad del espectáculo». En Madrid, en la Galería Salvador Díaz, realizó en el año 2000 una actuación que recordaba lo hecho en Nueva York en 1992, pues también se dedicó a ofrecer comida a los visitantes que él mismo cocinaba por la noche en el propio espacio expositivo.

En definitiva, Tiravanija es un autor profundamente preocupado por la comunicación artística, por la interrelación entre el artista y el público. A él no le interesa el espacio tradicionalmente reservado a la exhibición de productos artísticos para ese menester, sino que lo transforma en un espacio en el que tiene lugar una relación fuera de los mecanismos del consumo. Al cuestionar, de este modo, el papel del artista y del espectador, Tiravanija no pretende imponer conductas ni mecanismos de comportamiento, sino que está reivindicando el carácter «público» de unos espacios, aunque se trate de una galería privada, donde es posible mantener un encuentro y un debate intelectual fuera de las condiciones impuestas por el mercado.

En Málaga, además, incide en una cuestión que le interesa desde el principio de su carrera. Se trata del problema de la libertad. Frente a los que, bajo el pretexto de una mesiánica idea de la igualdad, cercenan la libertad individual, como ocurre en casi todos los Estados del mundo, Tiravanija nos dice que «la libertad es algo que no puede simularse», es decir, la libertad es una facultad natural del ser humano que no puede aparentarse, que está reñida con el artificio. En esta ocasión, la participación directa del público desvela, a su vez, el contenido de un aspecto de la muestra, señalando que la carencia de lo básico impide radicalmente desarrollarse como individuo en libertad.

 

© Enrique Castaños

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 7 de marzo de 2009.