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El pop cinematográfico de Igor Tishin Pintura. Igor Tishin. Galería Cartel. Málaga. C/ Cortina el Muelle, 5. Hasta el 28 de marzo de 2005. Igor Tishin (Bielorrusia, 1958) se formó, al igual que su mujer, la también pintora bielorrusa Natalia Zaloznaya, en la Academia de Bellas Artes de Minsk, donde tuvo contacto por primera vez con el arte de la vanguardia rusa, sobre todo con El Lissitzky y Malévich, y con la obra de los artistas rusos de la Escuela de París, principalmente Marc Chagall. Posteriormente, desde Bruselas, que es la ciudad en la que ambos residen desde hace varios años, Tishin ha tenido oportunidad de entrar en un contacto más estrecho con el arte contemporáneo europeo y americano, aunque sin perder nunca los vínculos con la cultura y el arte de su país, muy presente en algunas de sus composiciones. La pintura de Tishin, realizada con soportes y técnicas tradicionales, se caracteriza por su eclecticismo y sus periódicos cambios estilísticos, presentes incluso en los cuadros de una misma exposición, como la que ofrece ahora en Málaga con sus últimos trabajos, donde lo más destacado son dos tipos de obras. Unas, cuyo mejor ejemplo probablemente sea La pierna de Chagall, unen varios lenguajes diferentes, integrándolos con una lograda cohesión: una especie de neofabulación visual de raíz chagalliana, el desmesurado agrandamiento de un objeto o parte de la composición y el recurso a métodos narrativos que proceden sobre todo de la historieta. El aumento de tamaño, como si se tratase de una ampliación, de una zona del cuadro, por ejemplo la pierna de Chagall, que, por supuesto, sólo alcanza a que veamos el pie ataviado con una sandalia, está sin duda en deuda con los aumentos y primerísimos planos de los objetos de Domenico Gnoli, aunque la referencia a las viñetas de los tebeos se hace inevitable. Lo acertado es que este presupuesto estético conviva con los diminutos personajes del fondo, criaturas amables e inocentes de un mundo idílico. El otro tipo de obras está integrado por cabezas y primeros planos de rostros femeninos, sensuales y de un vivo cromatismo, y en los que, a pesar de la ausencia de colores y de tintas planas, advertimos una clara influencia de la estética pop, si bien el pintor también se ha inspirado en ciertos planos cinematográficos del star system del cine estadounidense e incluso en planos de películas de la vanguardia soviética, de un enorme poder persuasivo. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 11 de marzo de 2005
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