Retratos simbólicos

Las fotografías de perros del estadounidense William Wegman ofrecen un sutil simbolismo.

Fotografía. William Wegman.

UBS Espacio Cultural / Galería Fabien Fryns. Avenida. Playas del Duque. Edificio Sevilla. Marbella. Hasta el 5 de noviembre de 2000.

 

Conocido internacionalmente por sus fotografías de perros, William Wegman (Holyoke, Massachusetts, 1943) realizó su primera exposición individual en España en la galería Juana de Aizpuru de Madrid en el otoño de 1997. Formado en diversas escuelas de arte de Boston e Illinois, Wegman procede del ámbito de la pintura conceptual y, además de la fotografía, ha hecho numerosos vídeos y algunas películas, como Dog Baseball (1986) y The Hardly Boys in Hardly Gold (1995). Sus primeras fotografías de perros datan de 1970, cuando consiguió durante su estancia en California un cánido Weimaraner al que puso por nombre Man Ray. Esta raza, desarrollada hacia 1800 en la corte de Weimar en Alemania, donde originalmente se usaba en la cacería de grandes piezas, y que tuvo un rápido crecimiento en América a partir de 1929, es con la que ha venido trabajando Wegman desde entonces, mejor aún, siempre con individuos de la misma familia, ya que a la muerte de Man Ray en 1982 le sucedió Fay Ray en 1986, quien a su vez tuvo en 1989 a Battina y Crooky, pronto seguidos por Chundo y Chip. La colaboración entre Wegman y Fay Ray fue asimismo determinante en el cambio de la cámara Polaroid usada hasta ese momento, que fue sustituida por una Polaroid  20 x 24.

Aquellas iniciales fotografías, caracterizadas por su gran colorido y resolución, destacan ahora por una tenue y delicada iluminación, con una composición muy estudiada que revela el William Wegman. "Man Ray & Mrs. Lubner in bed watching TV", 1981. Polaroid. 101'6 x 76 cms.conocimiento de Wegman de la historia de la pintura. Hay quien ha calificado estas fotografías de virtuales iconos artísticos, al modo de las latas de conserva de Warhol, pero ellas transmiten, sin embargo, una particular emoción que deriva tanto de la intrínseca belleza del animal como de la actitud y disposición que adopta, en tantos sentidos un trasunto simbólico del comportamiento humano. En la disposición desapasionada y autorreflexiva de estos animales, travestidos en ocasiones, lo que podría ser interpretado como una sutil crítica de la moda en la consumista sociedad norteamericana, advertimos, junto a un intento de borrar las fronteras entre la abstracción y la realidad, reconduciendo al espectador al interior mismo de la fotografía mostrada, una indagación en los complejos mecanismos que rigen la psicología humana individual, ya que estos animales, vestidos al modo humano, mirándonos fijamente a los ojos con expresión insoportablemente serena, pacífica y concentrada, son un reflejo invertido del estado actual de la naturaleza humana en las sociedades desarrolladas, inquietantes retratos simbólicos, al decir de Rosa Olivares, de la crisis de identidad y alienación del individuo contemporáneo. Contra lo que pudiera pensarse, los perros fotografiados por Wegman no se sienten incómodos durante las sesiones de trabajo, ya que permanecen vestidos sólo el tiempo imprescindible para la exposición fotográfica y el autor tiene especial cuidado en que no se sientan ridiculizados. Wegman siempre cuenta con las limitaciones de sus modelos, evitando cualquier transgresión que pudiese hacerlos infelices. La crueldad, para él, está en quienes descuidan a los animales, no en trabajar con ellos.

©Enrique Castaños Alés

Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 21 de octubre de 2000