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La metapintura de Peter Zimmermann Pintura. Peter Zimmermann. Centro de Arte Contemporáneo. Málaga. C/ Alemania, s/n. Hasta el 28 de mayo de 2006. La obra de Peter Zimmermann (Friburgo de Brisgovia, Alemania, 1956) no es exactamente lo que parece. Bajo una apariencia sencilla y elemental se esconde una honda reflexión sobre la pintura en su encrucijada actual, más concretamente sobre las posibilidades de la pintura, sobre la relación entre el original y la copia, entre la realidad y la apariencia de ella, entre el signo y el significado, entre la superficie y el contenido, en fin, entre la autonomía del hecho artístico y la del espectador, ese sujeto estético de la contemplación que desde la Ilustración tiene que estar alerta para que no se desmorone su proyecto. Este profundo análisis intelectual, un análisis que desemboca en rigor en una metapintura, se sustenta en una depuradísima técnica, en un uso muy hábil de los medios electrónicos y digitales, en definitiva, en una inteligente manipulación de los recursos técnicos y artísticos. El origen de toda esta obra pictórica a partir de 1998 se halla en un cuadro de 1995, Remix, una pieza que sorprendente e imprevisiblemente surgió por un error, una pura casualidad que hizo que diversos archivos digitales de imágenes se mezclasen desordenadamente entre ellos, dando como resultado esa obra que el autor prefirió no alterar de otro modo ya. Las piezas presentes en esta exposición, todas ellas de los últimos dos años, están realizadas a partir de otras obras hechas por Zimmermann o bien a partir de documentos gráficos ajenos al autor. Estas obras se someten en mayor o menor medida a manipulación informática, derivándose de ello unas plantillas que, después de ser escaneadas, se imprimen en una transparencia o en un acetato, proyectándose a continuación sobre el lienzo definitivo. Una vez copiados los contornos, se vierte la resina epoxídica, el material sintético compuesto de pigmentos de color disueltos que confiere esa particular textura a estas obras, lacrada y transparente, de color golosina, formas de trazo indeterminado y aspecto psicodélico. Son capas superpuestas de resina vertidas sobre la superficie del lienzo bajo el control del artista, un vertido que juega con el azar y el autocontrol, parafraseando la «action painting» de los pintores del expresionismo abstracto estadounidense. Pero lo que vemos es sólo un trasunto de lo que se esconde en el fondo, un fondo que ya no podemos determinar ni visualizar, pero que está relacionado con la realidad social y política actual. Esta preocupación está presente ya en obras anteriores de Zimmermann que se emparentan con las Date Paintings de On Kawara, esto es, obras que se pueden entender, como ha precisado Stephan Berg, como un comentario ambiguo referido al afán de la pintura por contener realmente lo que representa, y, al mismo tiempo, aceptar la limitación propia del medio, algo que ya explicitó Magritte en su famoso cuadro Ceci n’est pas une pipe, de 1928. De igual manera, lo que aquí percibimos o creemos ver no es lo que hay en el cuadro. © Enrique Castaños Alés Publicado originalmente en el diario Sur de Málaga el 28 de abril de 2006
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